Recuerdo que era Mayo de 1982 cuando la guerra por las Malvinas estaba en todo su apogeo. Argentina e Inglaterra enfrascadas en una guerra por la posesión de unas islas que geográficamente, políticamente y generacionalmente le pertenecen a Argentina, pero imperialmente las domina Gran Bretaña con el mismo estilo y orgullo de antaño.
Ambas naciones se van a la guerra teniendo como escenario el suelo de las islas disputadas, con Puerto Stanley como base central de operaciones.
El continente americano se alarma y se moviliza, sobre todo cuando la Armada inglesa está cruzando el Atlántico para enfrentarse en los mares del sur con su enemigo de turno.
Al igual que Felipe II envió la armada invencible contra el reino de San Jorge y fracasó, así también la dama de hierro envió su armada contra la patria de Carlos Gardel, pero con diferente resultado. A Felipe II lo derrotaron las olas del Atlántico y la señora Thatcher salió triunfante, no gracias a una mar serena, ni a una gran superioridad de armamento, sino debido a la complicidad de su hijo dilecto, el país más poderoso del mundo asentado en el continente americano y signatario del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR por sus siglas.
Estados Unidos, país americano con habitantes de origen europeo, que fue colonia del Imperio Inglés, se independizó de la madre patria pero quedó ligado para siempre al vientre que lo concibió. Por eso hizo caso omiso del TIAR y apoyó a Inglaterra en lugar de a Argentina y por eso vuelve a hacer lo mismo 27 años después, apoyando a la nación más anti americana del continente europeo, Francia y no a al país con quien comparte fronteras y tiene una deuda histórica muy difícil de olvidar, México.
El tiempo va borrando el episodio del Sofitel. Sus protagonistas ya están lejos de la escena del supuesto delito, Strauss-Kanh enfrentando un juicio por un supuesto intento de violación y De Nafissatou Diallo perdida en alguna parte del mundo, disfrutando de su victoria.
Constantine Strauss-Kanh fue destituido de la dirección del poderoso organismo, FMI y sustituido por una economista de la misma nacionalidad. Dicen que Francia es la tierra del amor y de la pasión. Los amantes franceses tienen dignos rivales en los amantes latinos. French lover o latin lover, son sinónimos de gigolós internacionales y de amantes complacientes. Strauss-Kanh no fue la diferencia, a la postre sus genes pasionales lo traicionaron y le arruinaron su vida profesional.
¿Quién es Crhistine Legarde? Ya sabemos que es el actual ministro de economía en el gabinete de Sarkosy. ¿Pero a caso sabemos más sobre su vida privada, es casada, divorciada, viuda? ¿Ha tenido una vida agitada, amorosamente hablando a lo largo del tiempo? ¿Es digna representante de su nacionalidad en lo tocante a las femme fatale que resultan ser las mujeres francesas ante el mundo, o es una niña de biblioteca que se mantiene lejos de los conflictos amorosos?
El otro candidato era el Gobernador del Banco Central de México, el señor Carsten, con quien se presentaba la oportunidad de que América Latina estuviera presente en las decisiones del FMI que tanto dañan a nuestros pueblos. Esa era la hora de Estados Unidos para probar ese apoyo que se vanagloria dar al continente latinoamericano. El apoyo del gobierno del Señor Obama era crucial para el nuevo nombramiento. ¿Pero como votó EEUU, a quien apoyó EEUU? Votó por el Marqués de La Fayette, el aliado francés de la guerra de independencia; votó por Europa, votó por Francia, desconociendo una vez más el TIAR, esta vez en sentido figurado.
Se comprende el voto de las principales economías de Europa, se comprende el voto de Japón, de China, de India, a favor de la economista francesa, pero es muy difícil y doloroso digerir el voto a favor de Madame Lagarde de los Estados Unidos y de Brasil, las dos economías más grandes del continente americano.
¿Quién le puede ganar a un candidato que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, China, India, Brasil y todos los países europeos? Absolutamente nadie y así como los genes ingleses prevalecieron en la voluntad de Estados Unidos, igualmente los genes portugueses lo hicieron en la de Brasil al apoyar ambos países a la señora europea.
México sigue siendo tratado y visto como nación de tercer mundo. ¿Y de quien es la culpa? De los propios mejicanos que no han sabido alzarse como nación y parte de ellos se han convertido en una pandilla de delincuentes que tienen tomado el país. Basta mirar las barbaridades que a diario cometen los Zetas, a quienes no les basta desbaratar a su nación y van extendiendo sus tentáculos mortales hacia el sur, hasta llegar a las puertas de Colombia y fundirse en un solo abrazo de violencia con las FARCS.
Ahora el señor Carsten tiene que esperar a que aparezca un latin lover y seduzca a la señora Legarde en una habitación de un lujoso hotel en cualquier país del mundo, después de todo, los franceses son proclives a los juegos amorosos y tal vez así su candidatura es tomada con la seriedad que América Latina se merece.
Jorge J Cuadra V
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