Ahora si se le fue el poder a la cabeza y por fin la presidenta de Nicaragua dijo un dislate que ofendió en serio a la Iglesia Católica. La Conferencia Episcopal, no solo está contrariada, está estupefacta ante tanta irreverencia e idolatría. El orteguismo, a través de su sacerdotisa, la poeta y presidenta de Nicaragua, se está apropiando hasta de la conciencia religiosa del pueblo. Rosario Murillo, en una de sus diatribas visionarias de profeta iluminada, predica sobre el mes de julio. Julio triunfante, julio libertario, julio patriótico, julio de la patria, julio independiente y va borrando nuestro mes de libertad, el glorioso Septiembre de descubrimiento, conquista e independencias, septiembre azul y blanco, en un claro intento de darle un golpe contundente al curso del rio de nuestra historia, para hacerlo desembocar, no en nuestros azules océanos, sino en los sangrientos lagos y en los negros campos donde serán sepultados los recuerdos de la libertad, de la justicia, de la paz y del progreso.
La nueva patria, no la de Darío y Sandino, sino la de Daniel y Rosario, nacerá en Julio, se independizará el 19 de ese mes y en ella ondeará la bandera roja y negra de piratas y de corruptos.
La demolición de la patria vieja no para allí. Para que sea completa tienen que demoler los principios religiosos que hasta el día de hoy han imperado en la patria Mariana. REPUBLICA DE NICARAGUA, CRISTIANA, SOCIALISTA Y SOLIDARIA, será el nombre oficial de la patria de Sor María Romero y en el altar de la concha acústica del recordado Herty Lewites, se exhibirá una imagen vestida con ropajes color fucsia, lleno de abalorios gitanescos y con el sobaco peludo para indicar que es la patrona de las obreras y de las campesinas. Oficiando la primera misa revolucionaria veremos al títere apóstata de sotana escarlata prestándose a una irreverencia más a cambio de una sucia prebenda que engrosará la fortuna que un día será de su ahijado dilecto, Roberto Rivas Reyes, presidente del organismo encargado de oficializar los fraudes electorales, inflando con votos ajenos la casilla del emperador rojinegro, quien se proclama espada, escudo y estandarte que desde ahora protegerá a la nueva nación socialista, cristiana y solidaria con sus huestes del mal que atropellan a Dios y al pueblo nicaragüense.
Esos son los sueños de la señora presidenta, sueños que pugnan por ser una realidad y que lograron asustar y alarmar a los jerarcas de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, demostrando con ello un desconocimiento total del devenir de la historia, o una megalomanía enfermiza y desquiciada.
No hay peor enemigo, en el campo que sea, que Roma, que el Vaticano y que el Papa. ¿Cuántas legiones tienes tu? Le preguntó en forma retadora y con todo lujo de soberbia, un Napoleón embriagado por el poder imperial, a un acongojado Pio VII, rehén del imperio, ya que fue obligado a llegar a París desde Roma. Roma, que es lo mismo que decir la Iglesia Católica, no necesitó de legiones, ni de mariscales, ni de soldados, le bastó el poder de la naturaleza para derrocar al arrogante emperador, que terminó sus días en una alejada y solitaria isla, que por ser el lugar en donde murió uno de los mayores genios militares de la historia universal, tiene un sitio en la inmensidad del Océano Atlántico.
Bien sabe la señora presidenta que con los mariscales del Vaticano no se juega y no hay que hacerlos enojar con intentos blasfemos de tratar de borrar de la memoria popular la tradición cristiana que los conquistadores plantaron a golpe de espada y borbollones de sangre, en las mentes de nuestros antepasados.
El gobierno Ortega Murillo, quiere hacer de Nicaragua un estado confesional, pero no por cristiano, sino por orteguista. Daniel Ortega y Rosario Murillo quieren imitar a Enrique VIII de Inglaterra, quien por satisfacer los caprichos de la reina consorte, Ana Bolena, erradicó el catolicismo de su reino y fundó la Iglesia Anglicana, cuyo jefe supremo es el mismo rey.
¿Serán los deseos de Daniel Ortega, para satisfacer la magalomanía de su esposa y socia presidencial, cambiar el catolicismo tradicional de Nicaragua, por una nueva doctrina religiosa en la cual la pareja de gobernantes será parte fundamental y hasta objeto de adoración?
Si por la víspera se saca el día, no hay razón para dudar de las intenciones con sabor a idolatría de la pareja presidencial.
Jorge J Cuadra V
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