El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Parlamento Centroamericano

NOTA DE PRENSA No. 02/2014-2015

Albergue temporal para migrantes nicaragüenses será equipado

Como parte del apoyo brindado a los albergues de migrantes en la región, por el Parlamento Centroamericano,  a través de la Comisión de Relaciones Internacionales y Asuntos Migratorios,  será equipado con insumos básicos, un albergue temporal de migrantes nicaragüenses en Costa Rica.

El Diputado Mauricio Díaz, Vicepresidente de la Comisión de Relaciones Internacionales y Asuntos Migratorios, aseguró que aunque estas acciones no resuelven el problema de las migraciones, sus necesidades pueden ser atendidas con acciones acertadas para reducir el sufrimiento y las carencias que padecen.

Al mismo tiempo,  el Diputado Mauricio Díaz, indicó que se realizó una gestión con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), para la donación de $5,000 dólares, con el fin de acrecentar el Fondo de Ayuda Humanitaria para los Migrantes que ya existe el cual es sostenido por los mismos Diputados y Diputadas miembros del PARLACEN.

Todos los recursos por obtener, ayudan a atender emergencias, así como a equipar  albergues temporales en beneficio de los migrantes en situaciones graves y para apoyar la dignificación de las personas que se encuentran en esa situación, por lo que la Comisión de Relaciones Internacionales y Asuntos Migratorios, está gestionando más recursos de diferentes fuentes para seguirlos apoyando, indicó el Diputado Mauricio Díaz.


Dirección de Comunicación                          Guatemala, 28 de octubre 2014

Discurso del papa Francisco a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos Populares

Buenos días de nuevo, estoy contento de estar entre ustedes, además les digo una confidencia, es la primera vez que bajo acá́, nunca había venido. Como les decía, tengo mucha alegría y les doy una calurosa bienvenida. 



Gracias por haber aceptado esta invitación para debatir tantos graves problemas sociales que aquejan al mundo hoy, ustedes que sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión. Gracias al Cardenal Turkson por su acogida. Gracias, Eminencia por su trabajo y sus palabras.
Este encuentro de Movimientos Populares es un signo, es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no solo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!
No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar. Esto es medio peligroso. Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar. 



Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares. 



Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades como las que mencioné y muchas otras que me han contado... tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea, es mi proyecto. 



No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales: Jesús les diría hipócritas. Qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo. 



Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista. 



No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio. Tierra, techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados. Reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia. Voy a detenerme un poco en cada uno de éstos porque ustedes los han elegido como consigna para este encuentro. 



Tierra. Al inicio de la creación, Dios creó́ al hombre, custodio de su obra, encargándole de que la cultivara y la protegiera. Veo que aquí́ hay decenas de campesinos y campesinas, y quiero felicitarlos por custodiar la tierra, por cultivarla y por hacerlo en comunidad. Me preocupa la erradicación de tantos hermanos campesinos que sufren el desarraigo, y no por guerras o desastres naturales. El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal. Esta dolorosa separación, que no es solo física, sino existencial y espiritual, porque hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción. 



La otra dimensión del proceso ya global es el hambre. Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable. Sé que algunos de ustedes reclaman una reforma agraria para solucionar alguno de estos problemas, y déjenme decirles que en ciertos países, y acá́ cito el Compendio de la Doctrina Social de la IGLESIA, “la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral” (CDSI, 300).
No lo digo solo yo, está en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Por favor, sigan con la lucha por la dignidad de la familia rural, por el agua, por la vida y para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra. 



Segundo, Techo. Lo dije y lo repito: una casa para cada familia. Nunca hay que olvidarse que Jesús nació́ en un establo porque en el hospedaje no había lugar, que su familia tuvo que abandonar su hogar y escapar a Egipto, perseguida por Herodes. Hoy hay tantas familias sin vivienda, o bien porque nunca la han tenido o bien porque la han perdido por diferentes motivos. Familia y vivienda van de la mano. Pero, además, un techo, para que sea hogar, tiene una dimensión comunitaria: y es el barrio... y es precisamente en el barrio donde se empieza a construir esa gran familia de la humanidad, desde lo más inmediato, desde la convivencia con los vecinos. Hoy vivimos en inmensas ciudades que se muestran modernas, orgullosas y hasta vanidosas. Ciudades que ofrecen innumerables placeres y bienestar para una minoría feliz... pero se le niega el techo a miles de vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente, “personas en situación de calle”. Es curioso como en el mundo de las injusticias, abundan los eufemismos. No se dicen las palabras con la contundencia y la realidad se busca en el eufemismo. Una persona, una persona segregada, una persona apartada, una persona que está sufriendo la miseria, el hambre, es una persona en situación de calle: palabra elegante ¿no? Ustedes busquen siempre, por ahí́ me equivoco en alguno, pero en general, detrás de un eufemismo hay un delito.



Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios... pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. ¡Cuánto duele escuchar que a los asentamientos pobres se los margina o, peor, se los quiere erradicar! Son crueles las imágenes de los desalojos forzosos, de las topadoras derribando casillas, imágenes tan parecidas a las de la guerra. Y esto se ve hoy.
Ustedes saben que en las barriadas populares donde muchos de ustedes viven subsisten valores ya olvidados en los centros enriquecidos. Los asentamientos están bendecidos con una rica cultura popular: allí́ el espacio público no es un mero lugar de tránsito sino una extensión del propio hogar, un lugar donde generar vínculos con los vecinos. Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo. Qué lindas son las ciudades que, aun en su diseño arquitectónico, están llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro. Por eso, ni erradicación ni marginación: Hay que seguir en la línea de la integración urbana. Esta palabra debe desplazar totalmente a la palabra erradicación, desde ya, pero también esos proyectos que pretender barnizar los barrios pobres, aprolijar las periferias y maquillar las heridas sociales en vez de curarlas promoviendo una integración auténtica y respetuosa. Es una especie de arquitectura de maquillaje ¿no? Y va por ese lado. Sigamos trabajando para que todas las familias tangan una vivienda y para que todos los barrios tengan una infraestructura adecuada (cloacas, luz, gas, asfalto, y sigo: escuelas, hospitales o salas de primeros auxilios, club deportivo y todas las cosas que crean vínculos y que unen, acceso a la salud –lo dije–y a la educación y a la seguridad en la tenencia. 



Tercero, Trabajo. No existe peor pobreza material - me urge subrayarlo-, no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. 



Hoy, al fenómeno de la explotación y de la opresión se le suma una nueva dimensión, un matiz gráfico y duro de la injusticia social; los que no se pueden integrar, los excluidos son desechos, “sobrantes”. Esta es la cultura del descarte y sobre esto quisiera ampliar algo que no tengo escrito pero se me ocurre recordarlo ahora. Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, al centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el denominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores.
Y, para graficar, recuerdo una enseñanza de alrededor del año 1200. Un rabino judío explicaba a sus feligreses la historia de la torre de babel y entonces contaba cómo, para construir esta torre de babel, había que hacer mucho esfuerzo había que fabricar los ladrillos, para fabricar los ladrillos había que hacer el barro y traer la paja, y amasar el barro con la paja, después cortarlo en cuadrado, después hacerlo secar, después cocinarlo, y cuando ya estaban cocidos y fríos, subirlos para ir construyendo la torre. 

Si se caía un ladrillo, era muy caro el ladrillo con todo este trabajo, si se caía un ladrillo era casi una tragedia nacional. Al que lo dejaba caer lo castigaban o lo suspendían o no sé lo que le hacían, y si caía un obrero no pasaba nada. Esto es cuando la persona está al servicio del dios dinero y esto lo contaba un rabino judío en el año 1200 explicaba estas cosas horribles. 



Y respecto al descarte también tenemos que ser un poco atentos a lo que sucede en nuestra sociedad. Estoy repitiendo cosas que he dicho y que están en la Evangelii Gaudium. Hoy día, se descartan los chicos porque el nivel de natalidad en muchos países de la tierra ha disminuido o se descartan los chicos por no tener alimentación o porque se les mata antes de nacer, descarte de niños.
Se descartan los ancianos, porque, bueno, no sirven, no producen, ni chicos ni ancianos producen, entonces con sistemas más o menos sofisticados se les va abandonando lentamente, y ahora, como es necesario en esta crisis recuperar un cierto equilibrio, estamos asistiendo a un tercer descarte muy doloroso, el descarte de los jóvenes. Millones de jóvenes, yo no quiero decir la cifra porque no la sé exactamente y la que leí́ me parece un poco exagerada, pero millones de jóvenes descartados del trabajo, desocupados. 



En los países de Europa, y estas si son estadísticas muy claras, acá́ en Italia, pasó un poquitito del 40% de jóvenes desocupados; ya saben lo que significa 40% de jóvenes, toda una generación, anular a toda una generación para mantener el equilibrio. En otro país de Europa está pasando el 50% y en ese mismo país del 50% en el sur el 60%, son cifras claras, óseas del descarte. Descarte de niños, descarte de ancianos, que no producen, y tenemos que sacrificar una generación de jóvenes, descarte de jóvenes, para poder mantener y reequilibrar un sistema en el cual en el centro está el dios dinero y no la persona humana. 



Pese a esto, a esta cultura del descarte, a esta cultura de los sobrantes, tantos de ustedes, trabajadores excluidos, sobrantes para este sistema, fueron inventando su propio trabajo con todo aquello que parecía no poder dar más de sí mismo... pero ustedes, con su artesanalidad, que les dio Dios... con su búsqueda, con su solidaridad, con su trabajo comunitario, con su economía popular, lo han logrado y lo están logrando.... Y déjenme decírselo, eso además de trabajo, es poesía. Gracias. 



Desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura jubilatoria. Aquí́ hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, que se les niega la posibilidad de sindicalizarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable. Hoy quiero unir mi voz a la suya y acompañarlos en su lucha. 



En este Encuentro, también han hablado de la Paz y de Ecología. Es lógico: no puede haber tierra, no puede haber techo, no puede haber trabajo si no tenemos paz y si destruimos el planeta. Son temas tan importantes que los Pueblos y sus organizaciones de base no pueden dejar de debatir. No pueden quedar solo en manos de los dirigentes políticos. Todos los pueblos de la tierra, todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tenemos que alzar la voz en defensa de estos dos preciosos dones: la paz y la naturaleza. La hermana madre tierra como la llamaba San Francisco de Asís. 



Hace poco dije, y lo repito, que estamos viviendo la tercera guerra mundial pero en cuotas. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneadas. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas. Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor. Hoy, queridos hermanas y hermanos, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito de la paz: ¡Nunca más la guerra! 



Un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza, saquear la naturaleza, para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la desforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son ustedes, los humildes, los que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables económicamente que frente a un desastre natural lo pierden todo. Hermanos y hermanas: la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad solo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios no ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud. Ustedes quizá sepan que estoy preparando una encíclica sobre Ecología: tengan la seguridad que sus preocupaciones estarán presentes en ella. Les agradezco, aprovecho para agradecerles, la carta que me hicieron llegar los integrantes de la Vía Campesina, la Federación de Cartoneros y tantos otros hermanos al respecto. 



Hablamos de la tierra, de trabajo, de techo... hablamos de trabajar por la paz y cuidar la naturaleza... Pero ¿por qué en vez de eso nos acostumbramos a ver como se destruye el trabajo digno, se desahucia a tantas familias, se expulsa a los campesinos, se hace la guerra y se abusa de la naturaleza? Porque en este sistema se ha sacado al hombre, a la persona humana, del centro y se lo ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado.



Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas,(cfr. Mt 5, 3 y Lc 6, 20) y que lean el pasaje de Mateo 25. Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el programa de acción. 



Sé que entre ustedes hay personas de distintas religiones, oficios, ideas, culturas, países, continentes. Hoy están practicando aquí́ la cultura del encuentro, tan distinta a la xenofobia, la discriminación y la intolerancia que tantas veces vemos. Entre los excluidos se da ese encuentro de culturas donde el conjunto no anula la particularidad, el conjunto no anula la particularidad. Por eso a mí me gusta la imagen del poliedro, una figura geométrica con muchas caras distintas. El poliedro refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan la originalidad. Nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina, todo se integra, todo se integra. Hoy también están buscando esa síntesis entre lo local y lo global. Sé que trabajan día tras día en lo cercano, en lo concreto, en su territorio, su barrio, su lugar de trabajo: los invito también a continuar buscando esa perspectiva más amplia, que nuestros sueños vuelen alto y abarquen el todo.
De ahí que me parece importante esa propuesta que algunos me han compartido de que estos movimientos, estas experiencias de solidaridad que crecen desde abajo, desde el subsuelo del planeta, confluyan, estén más coordinadas, se vayan encontrando, como lo han hecho ustedes en estos días. Atención, nunca es bueno encorsetar el movimiento en estructuras rígidas, por eso dije encontrarse, mucho menos es bueno intentar absorberlo, dirigirlo o dominarlo; movimientos libres tiene su dinámica propia, pero sí, debemos intentar caminar juntos. Estamos en este salón, que es el salón del Sínodo viejo, ahora hay uno nuevo, y sínodo quiere decir precisamente “caminar juntos”: que éste sea un símbolo del proceso que ustedes han iniciado y que están llevando adelante. 



Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, nos exige crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor. 



Yo los acompaño de corazón en ese camino. Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo. 



Queridos hermanas y hermanos: sigan con su lucha, nos hacen bien a todos. Es como una bendición de humanidad. Les dejo de recuerdo, de regalo y con mi bendición, unos rosarios que fabricaron artesanos, cartoneros y trabajadores de la economía popular de América Latina.
Y en este acompañamiento rezo porustedes, rezo conustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los acompañe en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: esa fuerza es la esperanza, la esperanza que no defrauda, gracias.
Francisco

MEXICO BAJO ATAQUE DE SATANAS? EXHORCISTAS NO SE DAN ABASTO. EL CULTO A LA SANTA MUERTE

¿Cuál estado protector? ¿Protector de qué y de quién? ¿No será acaso más bien protector del "capitalismo mafioso"? ¿Acaso no es bajo la “protección y regulación” del estado que han surgido los más grandes monopolios financieros de la historia? ¿Acaso no es bajo la protección del estado que se está dando la mayor concentración de riqueza y de poder que el mundo ha conocido? Lo que yo observo es que mientras mayor es el poder del estado en relación con el resto de la sociedad mayor es la necesidad del capital de controlar el estado para su propia sobrevivencia, haciendo a su vez cada vez mayor el control de la sociedad por parte del estado. Es una consecuencia natural de la evolución del capitalismo que, para su propia sobrevivencia, necesita crecer cada vez más siendo el estado el medio más eficaz para lograrlo. Lo que yo observo es que en las llamadas democracias representativas, dado que el poder depende del voto de las mayorías y que este depende tanto de la propaganda como de las promesas de satisfacer las demandas del pueblo, es inevitable que los gobernantes terminen en una doble alianza con el capital y los trabajadores, alianza insostenible en la medida que los intereses reales del capital y el trabajo no son convergentes, ni pueden serlo en forma sostenida ya que por su propia dinámica el capital requiere crecer constantemente para sobrevivir. El mismo problema se presenta en las llamadas democracias centralistas o de partidos únicos como en China, Cuba y al que tienden los socialismos del siglo XXI en Latinoamérica. Por lo que he leído, algunos pretenden resolver esta contradicción aumentando los impuestos para financiar el estado del bienestar (alianza “protectora” del pueblo) a cambio de concesiones al capital que le “garanticen” su crecimiento (alianza mafiosa con el capital: te doy protección a cambio de que me financies la compra de los votos del pueblo). Desde mi perspectiva, esta es solo una solución temporal, insostenible. Eventualmente el crecimiento del estado del bienestar resulta en una carga que imposibilita el incremento de productividad del capital, lo cual se manifiesta en un crecimiento más acelerado de la deuda en relación a la producción como lo ejemplifica dramáticamente el caso europeo (que a gritos pide reformas “estructurales”, es decir, reducciones del estado del bienestar que resultan políticamente inviables). Así vemos como poco a poco se le agota el tiempo a Europa. Otra solución que he leído por ahí es la robotización que permitiría aumentar la productividad pero a costa del desempleo. Entiendo que los proponentes de esta solución visualizan un futuro en que las elites productivas mantienen al resto de la población ociosa. Una solución un poco etérea (teórica) al menos al nivel de avance actual de la ciencia y la tecnología pero como la cada vez más acelerada acumulación de conocimientos va abriendo nuevas posibilidades, no sabemos si eventualmente la ciencia y la técnica encuentren una solución al problema del crecimiento constante con recursos limitados. Ya veremos, todo es posible. Pero poniendo los pies en tierra, hoy por hoy, lo que yo veo venir es una la explosión de la contradicción entre el capital y el trabajo, nada nuevo bajo el sol, pero la solución si tienen que ser nueva pues, como yo veo las cosas, ni el estado ni el capital ni el trabajo ya sean juntos (“asociados” como dicen en Nicaragua) están pudiendo responder al reto del tiempo que vivimos, lo cual no quiere decir que no se encuentre una solución…ya veremos.

sábado, 25 de octubre de 2014

Sobre el ébola medicinas y las mafias farmacéuticas


¿Los medicamentos realmente expiran?

por Richard Altschuler
(médico y profesor estadounidense, egresado de la Universidad de Minnesota)
¿Tiene alguna validez la fecha de vencimiento que figura en los medicamentos? Si por ejemplo en un frasco de Tylenol dice “NO USAR DESPUES DE JUNIO 2008” y estamos en Enero de 2012, ¿se podría tomar el medicamento? ¿O lo deberíamos eliminar? ¿Me va a hacer daño si lo tomo? ¿O simplemente ya perdió su efecto y no va servirme de nada?

En otras palabras, ¿son los Laboratorios lo suficientemente honestos con nosotros poniendo una fecha de vencimiento o es un truco para eliminar el medicamento “vencido” -que aun cumple su función- y comprar uno nuevo?

Hay serias dudas que he investigado, después que mi suegra me dijera “no significa nada la fecha de vencimiento” al ver que ella estaba tomando Tylenol que tenía una fecha de vencimiento de más de cuatro años. Me burlé de ella sintiéndome superior, pero igual se lo tomó, y tuve que admitir su terquedad y su sabiduría en asuntos de salud.

Le di un vaso de agua y se tomó dos cápsulas del supuesto “veneno” para el dolor de espalda, y media hora después el dolor había desaparecido. No queriendo quedarme callado dándole la razón le dije que podía ser el efecto placebo. Me alegré que le pasara el dolor aun antes de tomar algunos cocteles y meterse en una tina de agua caliente. Todo esto sucedió en Laguna Beach, California.

De regreso a Nueva York, me sumergí en una investigación de la literatura médica y base de datos médicos, para encontrar la respuesta sobre la fecha de vencimiento y antes que pudiera decir “engañados nuevamente por los laboratorios”, ya tenía la respuesta y aquí les presento algunos hechos:

Primero, la fecha de vencimiento requerida por ley en USA comenzó en1979, especificando solo la fecha de manufactura, garantizando la seguridad del efecto del medicamento, sin que esto significara, por cuanto tiempo la droga era “buena” para su uso.

Segundo, autoridades médicas dijeron que era seguro usar los medicamentos, después de su fecha de vencimiento, sin tener en cuenta el significado que pudiera ser el de “vencidas”. Tampoco se advirtió que pudieran hacer daño o por último producir la muerte.

Estudios muestran que los medicamentos pueden perder su potencia con el tiempo, entre 5% o menos, como mínimo, hasta 50% o más (menos potencia cuanto más tarde).

Aun 15 años después de la “fecha de vencimiento”, la mayoría de medicamentos conservan su potencia original.

Es sabio pensar que si la vida depende de la potencia 100% de la droga y ha expirado, será mejor conseguir una nueva, pero si lo que se padece es un dolor de cabeza, un resfrío o un cólico menstrual, tome el medicamento expirado y vea que pasa.

Uno de los más grandes estudios que se han hecho al respecto, lo hizo el Ejercito de EEUU hace 15 años, reportado por Laurie Cohen (Wall Street Journal). Se recolectó medicamentos por un valor de un mil millones de dólares y se fueron probando medicamentos vencidos.

La Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) condujo el estudio de más de 9.000.000 Medicamentos diferentes con receta o sin ella y los resultados mostraron que:

“MAS DEL 90% DE LOS MEDICAMENTOS SON SEGUROS Y EFECTIVOS HASTA 15 AÑOS... MAS ALLA DE SU FECHA DE VENCIMIENTO”

A la luz de estos resultados, el director del programa Francis Flaherty, concluyó que la fecha puesta por los fabricantes no tiene sustento... para decir si el medicamento no puede ser usado después de la fecha de vencimiento.

Flaherty dice que la obligación de los fabricantes está, en decir que el medicamento funciona, independientemente de la fecha de vencimiento que escojan.

La fecha de vencimiento no significa y ni siquiera sugiere que el medicamento dejará de ser efectivo después de ésta, ni tampoco que hará daño. También afirma que los fabricantes ponen la fecha de vencimiento por razones de mercadeo, y no por razones científicas.

Flaherty fue farmacéutico de la FDA hasta que se retiró.

Víctor M. Fernández: "El Papa espera más apertura de los obispos"

Teólogo muy cercano a Francisco, el rector de la UCA participó en el sínodo de la familia y dijo que su informe final de ninguna manera representa una derrota para el Pontífice

Por Elisabetta Piqué | LA NACION


ROMA.- Caído el telón sobre el sínodoextraordinario de obispos, el primero de Francisco, el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández, que estuvo en la comisión que redactó tanto la relatio synodi (el documento final) como el mensaje conclusivo, trazó un balance más que positivo. "Ésta fue sólo una etapa en el camino, y la mayoría siente que se ha dado un gran paso, que se ha inaugurado unnuevo modo de encarar los temas, con libertad y claridad", manifestó Fernández, teólogo muy cercano a Francisco, en una entrevista con LA NACION.
Rector de la Universidad Católica Argentina, cordobés de 52 años y apodado "Tucho", también negó tajantemente que haya sido una "derrota" para el Papa que tres párrafos del documento final, relativos a la cuestión de los gays y de los divorciados vueltos a casar, no obtuvieran los dos tercios requeridos, como algunos interpretaron.
"Lo que el Papa espera es una mayor apertura pastoral de ministros con olor a oveja, capaces de sufrir con la gente", explicó.
Sobre la virtual marcha atrás que hubo a la apertura a los gays, dijo que "quizá" lo que faltó fue que los obispos se preguntaran, como hizo Francisco, "¿quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?" Ante una pregunta sobre qué les diría a quienes critican al Papa porque con este sínodo se abrió una "caja de Pandora", contestó, sin vueltas: "Si no se abre la caja de Pandora, lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra, meter la cabeza en un hueco como las avestruces, alejarnos cada vez más de la sensibilidad de nuestra gente y quedarnos contentos porque un pequeño grupo nos felicita".
-Éste fue su primer sínodo: ¿qué es lo que más lo impactó?
-Me impactó poder discutir con gente de todo el mundo. A mi lado se sentaba el presidente de la Conferencia Episcopal de la India y del otro lado, el de Vietnam. Salí muy enriquecido, y creo que ahora puedo encarar distintos asuntos con una riqueza de perspectivas mucho mayor. También me impactó que el Papa nos rogara hablar con plena sinceridad y claridad sin tenerle miedo "a nadie". Me deslumbró su paciencia para estar varios días sentado de la mañana a la noche escuchando atentamente a todos. Mientras alguno roncaba y otros se quejaban del dolor de espalda, él miraba, sonreía, anotaba. Los obispos que participaron en sínodos anteriores están felices, porque dicen que durante estos días se ha podido discutir con los pies sobre la tierra y se han puesto sobre la mesa cuestiones que en los últimos años no se planteaban de manera muy directa. Nadie se privó de hablar de las dificultades concretas que hay en los distintos lugares para vivir todo lo que la Iglesia enseña.
-¿Se esperaba que hubiera tanta división respecto de la cuestión de los divorciados vueltos a casar?
-En realidad yo pensaba que este tema ni siquiera se iba a tratar, o que sólo se lo iba a mencionar de paso, porque había muchos otros asuntos que nos preocupaban más. Lo llamativo es que la posibilidad de que algunos divorciados vueltos a casar pudieran comulgar fuera planteada por muchos obispos. Yo no hablaría de división, porque quienes lo plantearon lo hicieron con mucha prudencia, dejando bien clara la indisolubilidad matrimonial, y quienes se oponían lo hacían pensando en el bien de las familias y de los hijos. Sólo había un grupo de seis o siete muy fanáticos y algo agresivos, que no representaban ni el 5% del total.
-¿Cómo explica la marcha atrás que hubo en el tema de los homosexuales, que en el borrador tenían "cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana" y que en el documento final dice que deben ser acogidos "con respeto y delicadeza", en un párrafo que no alcanzó el quórum necesario?
-En realidad, después del trabajo de los círculos menores, parecía que el consenso estaba en no tratar este tema ahora, porque lo que interesaban eran las cuestiones más directamente relacionadas con la familia y habría muchas otras cuestiones igualmente importantes que no había tiempo de tratar. Por eso, en el documento final quedó sólo un breve párrafo que rechaza la discriminación. El hecho de que ese breve párrafo no haya logrado los dos tercios no se explica por un voto negativo de sectores muy conservadores, sino también por un voto negativo de algunos obispos más sensibles al tema que no quedaron conformes con lo poco que se dijo. En cambio, alcanzó los dos tercios el párrafo que rechaza las presiones internacionales sobre los países pobres para que tengan una ley de matrimonio homosexual. ¿Por qué? Aquí pesó la experiencia africana, ya que los obispos africanos narraban que en varios de sus países quienes se declaran homosexuales son impunemente torturados, asesinados o encarcelados, y sin embargo los gobiernos, por las presiones internacionales, sólo se preocupan por tener una ley de matrimonio homosexual. Quizá nos habría faltado decir, al menos, con el papa Francisco: "¿Quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?". Muchas cosas podrían haber madurado mejor con más tiempo, pero se dio una fuerte prioridad a la escucha mutua, pensando que ésta era sólo una primera etapa exploratoria.
-Hay sectores que definen el sínodo como "una derrota" para Francisco justamente porque no tuvieron la mayoría necesaria requerida para ese párrafo y otros dos párrafos sobre los divorciados vueltos a casar, aunque sí tuvieron mayoría absoluta. ¿Usted qué opina?
-De ninguna manera es una derrota. Lo que el Papa espera es una mayor apertura pastoral de ministros "con olor a oveja", capaces de sufrir con la gente. Él nunca propuso una solución concreta, pero aceptó que el tema se planteara y se buscara una solución. Además, si tenemos en cuenta que los párrafos sobre los divorciados vueltos a casar tuvieron un 60% de votos a favor, eso no es una derrota. Pocos años atrás eso era impensable, y yo mismo me sorprendí por ese nivel de aprobación. Dado que esos párrafos representan a más de la mitad, el Papa pidió que sigan siendo parte del documento que se discutirá a partir de ahora. Es decir, tengamos claro que no serán retirados, aunque no hayan alcanzado los dos tercios de los votos. Nadie quiere negar la indisolubilidad del matrimonio y a todos nos interesa alentar a los matrimonios a ser fieles, a superar sus crisis, a volver a comenzar una y otra vez, pensando especialmente en el sufrimiento de los hijos. Pero muchos han insistido en las segundas uniones que llevan muchos años, que viven con generosidad y que han tenido hijos. La mayoría considera que sería cruel pedirles que se separen, provocando un sufrimiento injusto a los hijos. Por eso seguimos pensando en la posibilidad de que puedan comulgar, teniendo en cuenta que, como enseña el Catecismo, donde hay un condicionamiento que la persona no puede superar su responsabilidad está limitada. Sin embargo, es un tema que debe ser mejor profundizado, y no conviene apresurarse. No hay que olvidar, por otra parte, que el Mensaje del Sínodo asume que en esta primera etapa se comenzó a reflexionar "sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión". Si bien la minoría más dura pedía que esto no se mencionara en el mensaje, para cerrar el tema, ese pedido no fue escuchado y el 95% de los miembros aprobó el mensaje.
-Comenzó un proceso que culminará después de otro sínodo en 2015. Como bien explicó usted, para el Papa "el tiempo es superior al espacio". Pero el sínodo también dejó claro que hay un grupo, minoritario pero compacto, que se resiste a la idea de una Iglesia que no excluye a nadie. ¿Quedó preocupado?
-Por un lado quedé contento. Hay avances reales. Todos salimos con una conciencia mucho más clara y profunda de la gran complejidad de las problemáticas matrimoniales y familiares. Eso ayudó a no usar expresiones agresivas que en la Iglesia eran muy comunes hasta hace pocos años, expresiones que tenían que ver con teorías que no se encarnaban en la realidad concreta de la gente. Por otra parte, quedé insatisfecho. Yo habría deseado más avances en otros temas que preocupan a las familias, y que considero más importantes que el de los divorciados en nueva unión. No sería correcto reducir este sínodo a dos temas llamativos. También se habló mucho sobre la dignidad de la mujer y sobre las distintas formas en que son objeto de discriminación, de violencia y de injusticia. Se habló de los problemas de los jóvenes, de la desocupación, de la educación, etc. Pero ésta fue sólo una etapa en el camino, y la mayoría siente que se ha dado un gran paso, que se ha inaugurado un nuevo modo de encarar los temas, con libertad y claridad. Por eso, más allá de los resultados, se ha abierto para la Iglesia una nueva etapa.
-¿Qué les diría a quienes critican a Francisco porque con este sínodo se abrió una "caja de Pandora"?
-Que si no se abre la "caja de Pandora" lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra, meter la cabeza en un hueco como las avestruces, alejarnos cada vez más de la sensibilidad de nuestra gente y quedarnos contentos porque un pequeño grupo nos felicita. Hay que reconocer que varios obispos -y me incluyo- estamos muy detrás, lejos de la sabiduría pastoral, de la visión y de la generosidad del papa Francisco.
-¿Pudo percibir hostilidad de la curia hacia el Papa, visto que varios prelados (Gerhard Muller, George Pell, Marc Ouellet, Leo Burke), fueron líderes de un sector conservador que públicamente habló en contra de las aperturas?
-No me preocupó lo que dijeron. Algunos de ellos se expresaron con solidez y con preocupaciones sinceras por cuestiones que no pueden ser descuidadas. En otros, aunque son muy pocos, me preocupó el tono: agresivo, irritado, amenazante, no sólo dentro del aula del sínodo, sino en los pasillos y por la calle. Repito: eran muy pocos. Pero allí estaba el Papa, sereno y atento, asegurando la libertad de expresión y garantizando que nadie se pasara de la raya. Era verdaderamente la figura del padre bueno y firme, que asegura que todos sus hijos, también el más débil, puedan expresar su punto de vista y sean respetados.

Solalinde responsabiliza al Estado mexicano del asesinato de estudiantes



El sacerdote católico Alejandro Solalinde, (Texcoco, México, 1945) ha ganado reconocimiento internacional por su labor de defensa de los Derechos Humanos de los migrantes. En 2007 fundó el albergue “Hermanos en el Camino”, en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, que proporciona asistencia humanitaria a los migrantes de Centro y Sudamérica, que pasan por México en su camino hacia Estados Unidos. Su denuncia de los abusos contra los migrantes indocumentados, los negocios clandestinos de grupos criminales, y su condena a la actuación de políticos corruptos, le han cosechado enemigos y amenazas de muerte.

En entrevista con DW, el sacerdote y activista portador del Premio Nacional de Derechos Humanos 2012, criticó duramente al Estado mexicano al que responsabilizó del asesinato de los 43 estudiantes del magisterio de la escuela de Ayotzinapa, desaparecidos el pasado 26 de septiembre. Solalinde puso en tela de duda la versión oficial de que fue el Alcalde de Iguala, José Luis Abarca, el que ordenó un ataque en solitario. Abarca y su esposa, que es vinculada al cártel de los Beltrán Leyva, se dieron a la fuga.

DW: Padre Solalinde, desde el fin de semana usted ha mencionado los testimonios de cuatro testigos que dicen que los estudiantes fueron quemados vivos. ¿Cuales son las certezas que tiene usted sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa?

Alejandro Solalinde: Entre tanto ya son cinco los testigos que han hablado conmigo. La certeza que tengo es que las fuerzas del Estado atacaron con armas de fuego a los estudiantes normalistas en dos ocasiones. Unos quedaron heridos, otros murieron. Posteriormente agentes del Estado mexicano se los llevaron a bordo de patrullas, con personal policiaco, y los desaparecieron. Algunos testigos me han dicho que algunos estudiantes estaban vivos todavía, estaban heridos, a ellos, junto con los cuerpos de los muertos, los trasladaron en patrullas y los quemaron. Los pusieron en una pila con leña, les rociaron diesel y los quemaron.

¿La conclusión es que todos están muertos?

Quizá haya alguien que no haya muerto. Alguien que pudo haber huido, no lo sabemos, pero la mayor parte de ellos ha muerto.

¿Cuál es la situación de sus testigos, quienes son?

Se encuentran en una situación muy delicada y obviamente, tienen miedo. Ellos quieren permanecer en anonimato, lo que por supuesto voy a respetar. Con sus testimonios hemos atado cabitos, y hemos armado un rompecabezas con toda esta información y de verdad es muy doloroso. Pero me queda claro, que de confirmarse todo esto estamos ante un crimen de Estado.

¿Se debe a la infiltración de grupos criminales en las estructuras estatales?

No, no, no, quiero aclarar que no es así. Aquí no hay grupos criminales, el único criminal es el Gobierno. Según los testigos que tengo en ningún momento intervinieron criminales, en ningún momento. Todos fueron agentes del Estado. Lo que falta probar es qué responsabilidad tuvo el Ejército, por omisión o por comisión, eso no lo sabemos.

¿Quiere usted decir que no es cierta la versión de que los policías municipales entregaron a los estudiantes al grupo criminal Guerreros Unidos?

Por supuesto que no. Ésa es una versión del Gobierno para deslindarse como Estado porque es muy fácil decir: ‘fueron estos policías malos, todo lo demás está bueno', y decir que esos policías malos entregaron los estudiantes a los delincuentes y éstos fueron los que cometieron estos crímenes. Eso les permite al Estado mexicano presentarse como ejemplar, un Estado bueno, en donde los malos son los narcotraficantes. Esta cantaleta ya la venimos oyendo desde el anterior gobierno de Felipe Calderón. Es una manera irresponsable e hipócrita de evadir la responsabilidad. Lo que es cierto y ahí no entra ningún criminal, es que agentes del Estado atacaron dos veces con armas de fuego a los estudiantes, los balearon, los hirieron, y a algunos los mataron. Lo que es cierto es que en patrullas policiales, en vehículos oficiales con agentes del Estado a bordo, desaparecieron a los estudiantes. Este es el dato duro. Están desaparecidos y fue una desaparición forzada. Fue un acto del Estado, ahí no tiene que ver nada el crimen organizado.

¿Estamos hablando de un crimen de Estado cometido por policías locales, o están involucradas fuerzas federales?

El presidente Enrique Peña Nieto lo acaba de decir antier; hay una coordinación perfecta entre todos los niveles de gobierno. Imposible pensar que haya algo que se salga del control del Estado. El Estado controla todo, es un Estado autoritario, con fachada de democracia. Es un Estado presidencialista, en el que todo depende del presidente. Nadie hace nada sin recibir órdenes de arriba. Esa escuela normal de Ayotzinapa, hay que decirlo, es una normal que ha dado mucha lata. Desde hace dos años se cuestiona a las autoridades por los estudiantes que mataron. Esa escuela tiene un estudiantado activo y activista, muy consciente, que ha señalado los errores del gobierno. Esa escuela es una piedrita en el zapato muy incómoda, por eso creo que ésa fue una decisión de Estado.

El Alcalde de Iguala y su mujer se dieron a la fuga, son ellos, según el Gobierno federal, quienes ordenaron esta matanza…

Tal vez ellos la ejecutaron. Pero yo dudo mucho que lo hayan hecho sin consultar al gobernador. Son decisiones demasiado fuertes como para que las hayan tomado en solitario. Todo esto es un sistema, no es fácil pensar que esto fue una ocurrencia de ellos.

¿Cual es el respaldo que debería proporcionar la comunidad internacional para apoyar a la sociedad civil mexicana de cara a estos sucesos?

Yo apelo a la comunidad internacional a que no se deje engañar por un gobierno simulador, que dice respetar a los Derechos Humanos. No los respeta. Es un gobierno corrupto, que ataca a los estudiantes y a los jóvenes, no sólo ahora sino desde hace décadas, es una verdadera amenaza para ellos.

http://www.dw.de/solalinde-responsabiliza-al-estado-mexicano-del-asesinato-de-estudiantes/a-18017633

Elogio y vituperio del libro electrónico




El Fondo de Cultura Económica cumplió el pasado 3 de septiembre ocho décadas de nutrir la escena hispanoamericana de grandes protagonistas en el acercamiento a las ciencias y las humanidades. Con esta coyuntura, el novelista Jorge Volpi reflexiona sobre el papel que el FCE puede cumplir ante el surgimiento del libro electrónico, al que aún se le ve con resquemor y distancia.

1. Desde que, hace unos ocho mil años (la datación aproximada de las tabletas de Dispilio y de Tartaria), nuestros antepasados neolíticos pergeñaron sus primeros trazos, los humanos han permanecido obsesionados por conservar las palabras, de otro modo destinadas a perderse con el viento.



2. Como reconocen los neurocientíficos, nuestros cerebros son, antes que nada, “máquinas de futuro”. Evolucionaron para ayudarnos a adivinar lo que ocurrirá después, no para retener el antes. No son archivos. De allí que hayamos necesitado, primero, de la nemotecnia y, luego, de toda suerte de soportes físicos para conservar nuestra memoria en lo que Roger Bartra ha llamado “exocerebro”.



3. Piedra tallada, tabletas de arcilla, tabletas de cera, tiras de bambú, rollos de vitela o pergamino, papel de celulosa. Manuscritos y, desde el siglo XV, libros impresos (LI). Los libros electrónicos (LE), en sus distintos —y aun rudimentarios diseños— son apenas las más recientes incorporaciones a esta lista.



4. A partir de 1440, cuando Gutenberg concibe la imprenta moderna (preexistente en China y Corea), los LI se convirtieron en nuestros más resistentes almacenes de palabras. No sólo nos hemos acostumbrado a ellos, sino que los veneramos como los más fieles guardianes de nuestra imprecisa memoria.



5. Si hoy atestiguamos una resistencia tan enconada a desprendernos de los LI se debe no sólo a que hoy cumplen con eficacia su tarea, sino a ese largo vínculo que, como en cualquier relación afectiva, posee un componente atávico e irracional.



6. Una y otra vez se nos recuerdan sus virtudes: son relativamente baratos, durables, autosuficientes (no necesitan carga ni baterías), manejables. Pueden hojearse, marcarse y anotarse con facilidad (a riesgo de arruinarse). Y son francamente hermosos.



7. Pocos señalan sus inconvenientes: son pesados y estorbosos (sobre todo cuando se coleccionan) y viven gracias a la muerte de millones de árboles. Y, para entenderlos a cabalidad, hay que buscar afanosamente uno tras otro: del texto al diccionario a la enciclopedia a otros LI, en una acumulación sin fin.



8. En un mundo ideal, cualquier lector debería ser capaz de hallar cualquier LI. En la realidad, los lectores sólo tienen acceso a unos cuantos ejemplares: los que pueblan las librerías y las bibliotecas de su comarca.



9. En esa misma utopía, cualquier ciudad mediana debería disponer de bien surtidas librerías y formidables bibliotecas. Fuera de las capitales, las librerías y las bibliotecas son contadas y con acervos desfallecientes.



10. En teoría, el mundo del libro debería estar dirigido por lectores ilustrados; en la práctica, la gobiernan editores: cada vez más, consorcios internacionales interesados primordialmente por sus ganancias (algo en cualquier caso legítimo en las economías de mercado).



11. Como cualquier mercancía, los LI están sometidos a la férrea ley de la oferta y la demanda. Producirlos es caro. Almacenarlos, aun más. Si un libro vende su edición completa, albricias; si no, la solución irremediable consiste en tasajearlos.



12. Para llegar a sus lectores ideales, los LI han de superar un sinfín de obstáculos: fronteras, restricciones aduanales, impuestos, presiones comerciales y el simple desabasto.



13. En este contexto aparece el nuevo entorno electrónico. Los primeros en valerse de él no fueron los lectores, sino los escritores. Porque la primera sustitución fue la de la máquina de escribir por la computadora.



14. Algunos escritores aún prefieren papel y pluma. Yo mismo he escrito, hace poco, un par de libros a mano. La experiencia es única: ofrece una mayor cercanía de la palabra. Y un dolor, no sólo físico, acaso más intenso. Para textos breves o poéticos resulta idóneo. Pero la experiencia es marginal: en su enorme mayoría, los libros hoy se escriben en computadoras. Sus ventajas —que no enumeraré aquí— son infinitas frente al encanto de una vieja y entrañable Underwood.



15. Otras áreas de nuestra vida han migrado al universo electrónico sin inconvenientes. En primer lugar, el correo. Hay quien todavía redacta y envía cartas —en medio de un alud de publicidad y facturas—, pero, ¿quién reniega del correo electrónico? ¿Y cuántos lamentan no poder rasgar los sobres u oler el perfume en una carta de amor?

16. El mayor y más drástico ejemplo: la música. Desde la aparición de Napster, su adquisición en soportes físicos se desvaneció. Resulta más simple y barato descargarla en línea. Lo confieso: yo soy un nostálgico y sigo comprando discos. O intentándolo, porque cada vez hay menos tiendas y están peor surtidas. Debemos resignarnos. Yo mismo me rindo, a diario, a la variedad de Spotify.



17. El ejemplo del revival de los LP es fútil: una moda para un diminuto club de coleccionistas. Como los que, en el futuro, seguirán atesorando ediciones príncipe.



18. Con el mundo del video, más o menos lo mismo: desaparecen devedés y blurréis y triunfan Netflix, Pandora, iTunes, etcétera.



19. Y, ahora sí, la lectura en soportes electrónicos. Computadoras, tabletas, lectores digitales, teléfonos móviles.



20. En las cegadoras pantallas de computadora se leen periódicos, revistas, páginas con toda suerte de datos y correos electrónicos, y se participa en las redes sociales. Una lectura fragmentaria, tensa, fatigosa. Textos largos sólo como excepción. Otra vez, nadie se queja. Nos hemos acostumbrado a anticipar la lenta agonía de los periódicos y las revistas en papel.



21. En los teléfonos móviles, una réplica de lo anterior, en miniatura: lecturas más breves, más fragmentarias, más aleatorias. Aunque los nativos digitales leen allí lo que nosotros jamás aspiraríamos.



22. Y, por fin, los LE. En dos formatos: las odiosas —pero coloridas— pantallas de las tabletas y el cada vez más fino —pero monocromo— papel electrónico. Para el primero (al menos por ahora): libros con ilustraciones, libros para niños, libros enriquecidos. Para los segundos: cualquier texto tradicional.



23. Las virtudes de ambos: son ligerísimos, pues en un solo soporte caben más libros de los que alcanzaríamos a leer en toda la vida. Se pueden leer a cualquier hora si cuentan con su propia carga de luz (la del papel electrónico es particularmente funcional). Y cada vez son más baratos.

http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/articulo.php?publicacion=782&art=16374&sec=Art%C3%ADculos

martes, 7 de octubre de 2014

Carta a Francisco I



Por José Pablo Feinmann (filosofo y escritor argentino)

Estimado: Como decía Voltaire –me permitirá citar a un personaje tan poco querido en las filas de la Iglesia–, el mal se ha enseñoreado de la Tierra. Lo acaba de reconocer usted con su valiente mención a las once guerras, apenas once tragedias que hoy laceran el mundo. Digo que es valiente porque muchos viven de la negación de las atrocidades que el liberalismo de mercado ha arrojado sobre el mundo luego de la caída del Muro de Berlín y la caída, también, de las Torres Gemelas. Estados Unidos se encuentra en una carrera armamentística liderada por el Complejo Militar Industrial y el apoyo del poder informático. Funciona así: el Complejo Militar necesita guerras para fabricar armas. Para fabricar guerras, el poder informático debe crear una situación de aguda paranoia entre la población que acabará en el pedido de ésta a sus halcones para desatar la guerra. Lo piden cuando no aguantan más del miedo o de escuchar el mensaje cotidiano amenazador. Lo mismo sucede en nuestro país con el problema de la seguridad.

Todo está a la vista y usted lo sabe. A mí me gusta su estilo de Papa humilde, me gusta cada vez que se le escapa al protocolo, me gustó cuando nuestra Presidente le dijo: “Caramba, cierto que no puedo tocarlo” y usted le dio un beso. Acaso deba asumir que es el primer Papa sexy de la historia. Me gusta que sea de San Lorenzo, aunque yo no lo soy. ¿Qué soy yo? Confieso que no creo en el inmenso personaje en que su mandato se fundamenta. Pero no soy un ateo. Soy muy poca cosa para serlo. Apenas un ser humano. ¿Cómo voy a saber si hay o no hay un Dios? Sólo poseo la razón y jamás pude dar el salto de la fe. Mejor que yo sabe usted que la fe no es un teorema. Que nadie podrá demostrar racionalmente la existencia de Dios (errores de Santo Tomás y de Descartes). Sé que siempre, en cierto momento, me pierdo en analogías y paralogismos y ahí comprendo que se trata de saltar, como propuso lejanamente Karl Jaspers. Nunca pude entregarme a la aventura del salto hacia la fe. Pero no niego ni afirmo la existencia de Dios. A esto se le suele llamar agnosticismo. Vaya si usted lo sabe. Creo en muchas cosas. Soy un creyente pasional. Creo en la dignidad de las personas, creo en la infamia de la tortura, en la infamia de toda vejación de la criatura humana, abomino de todo sistema político que niegue las libertades esenciales del ser humano. Creo en la literatura, en la filosofía y, sobre todo, en la música. Si usted me apura, se lo diré con abierta franqueza: si algo se parece a la idea que tengo y muchos tenemos de lo absoluto, es la música.

Hace poco escribí un cuento con un título provocativo: “Dios es ateo”. Era simple: Dios, vestido sobriamente, con humildad, viene a la Tierra para detener las guerras. Se encuentra con alguien, toman unos vinos y le confiesa sus grandes fracasos: “No puedo hacer nada. Seguirán las guerras. El Mal me derrotó. Los hombres eligieron a Satanás. Fracasé en todo. No pude impedir que la serpiente sedujera a Eva. Que Caín matara a Abel. Salvé a los judíos de la esclavitud en Egipto. Pero, ¿a cuántos egipcios maté? ¿O no eran hombres? No respondí las acusaciones de Job. Me limité a hablarle de mi poder. De mi infinita Creación. El necesitaba otra cosa. No se la di. No pude salvar a mi hijo. Ignoré su desesperación. Lo abandoné. La Iglesia se transformó en un Estado autoritario. No pude impedir la Inquisición. Torquemada se rió en mi cara. Menos aún pude impedir las matanzas del Nuevo Mundo. La Espada y la Cruz fueron lo mismo. Las Cruzadas, empresas de conquistas y saqueos en mi nombre. No pude impedir que quemaran a Giordano Bruno y acallaran a Galileo. ¿Para qué seguir? No pude impedir Auschwitz. Ni las bombas atómicas. Hoy, ya no puedo impedir nada. Ni ese asunto de las Torres Gemelas. Ni Afganistán, ni Irak. Ni el terrorismo islámico. Ni que el Estado de Israel sea vengativo hasta la crueldad, que haya metido la tortura en la Constitución. Ni que el mundo sea tan desigual. Tanto, como para que algunos vivan en la abundancia y otros huyan de sus países, porque son pobres de toda pobreza o porque las dictaduras los persiguen para torturarlos y matarlos, y mueran ahogados en el mar Mediterráneo. Tratan de llegar a Europa. Pero los europeos están bien. No quieren problemas. No quieren delincuentes. Les dan la espalda. Sólo en 2014 encontraron su tumba en el Mediterráneo más de 2500 personas”.

Este Dios, con esa desdichada conciencia de sí, terminaba por afirmar que ya no creía en El. Que era ateo.

Si vamos al campo de la filosofía, si reflexionamos sobre el no matarás de los Evangelios, usted, Francisco, que viene del peronismo de los años setenta, sabe las vidas que se llevó esa década, sabe que la venganza del poder militar sobre una juventud militante (que cometió el error de creer en la lucha armada, como Allende cometió el error de creer en la vía pacífica al socialismo... ¿dónde está la verdad, mi amigo?) fue inimaginable e indescriptible. La Iglesia lo sabía. No dijo nada. Dios lo sabía. Ahí (muchos) lo supimos: Dios está ausente. Es incapaz de salvar una sola de las vidas masacradas en este mundo que El, en los Evangelios, dice haber creado.

¿Cuál es el problema que los filósofos debemos pensar? ¿Cuál elegiremos como prioritario? Hace tiempo, Albert Camus escribió: No hay sino un problema filosófico serio, el suicidio. Camus era un escritor existencialista, con magra formación filosófica y prosa brillante. Murió joven, antes de girar hacia la nueva derecha, que era, arriesgo, su coherente trayectoria. Pero vamos a la frase. Puede impresionar (más si es la inicial de un libro que tuvo enorme éxito) a más de uno. Y así fue. ¿Cuál es, sin embargo, su valor de verdad? Camus desarrolla su propuesta diciendo que decidir si la vida tiene o no sentido, merece ser o no vivida, es el problema axial de la existencia humana. No es así. El planeta se vería sacudido por una interminable ola de suicidios si todo aquel que decidiera que la vida no tiene sentido se pegara un tiro. Como sea, vemos claramente que los seres humanos no se suicidan al descubrir que la vida no merece ser vivida. O se dedican a los placeres instantaneístas, las drogas, el alcohol, el sexo, o un sarcasmo feroz los lleva a hacer el Mal.

Nuestro planteo esencial no es el de Camus. Se expresa en una pregunta dramática: no hay más que un problema filosófico serio, ¿hay o no hay que matar? Desde el punto de vista empírico la pregunta pareciera arcaica, pues ha tenido una respuesta afirmativa a lo largo de la sanguinaria historia humana. ¿Qué pregunta es ésa? Si los seres humanos han matado y seguirán, sin duda, matando. Aparece aquí la célebre frase de Marx que ontologiza la violencia histórica. O sea, hay historia porque hay violencia. El mandato bíblico (No matarás) envejeció y tantas veces fue violado que cayó en el olvido. Ante esta situación, y ante la ausencia de Dios, su silencio, son los hombres los que toman la palabra. Son ellos los que van a declarar los nuevos mandatos. El primer intento es el de la Revolución Francesa, que, sin embargo, no logra rigor universal. Es fruto de una situación transitoria y es la misma Revolución la primera en traicionarlo, con la aplicación del Terror jacobino de Robespierre. Un terror que provocó el rechazo de Beethoven y Hegel.

Así, en 1948, después de los horrores de la Segunda Guerra, las Naciones Unidas impulsan la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sus primeros artículos postulan el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de todo individuo. Nadie será torturado y todos son iguales ante la ley.

Sin embargo, han quedado tan perimidos como los mandatos bíblicos. Desde 1941 que Estados Unidos no declara una guerra. Esclavitud hay en la centralidad de la Argentina, en la orgullosa CABA. La tortura es el trabajo central de inteligencia. Y que todos son iguales ante la ley es un chiste que despierta dolorosas carcajadas, las peores.

Luego del nine eleven, el imperio norteamericano busca dominar el mundo para protegerse de él. ¿Qué pensadores de América latina están enfrentando reflexivamente esta coyuntura trágica y apocalíptica? Nunca se vivió con la urgencia de hoy. Nunca la posibilidad de un fin de la historia en la modalidad de la catástrofe benjaminiana se vio más posible. Cualquier guerra de dimensiones relevantes llevará al enfrentamiento nuclear. América latina deberá pensar qué hacer ante este paisaje tan temible, ante un futuro que ya no asoma como esperanza sino como destrucción.

El Mesías, dice Walter Benjamin, no llegará al final, está llegando constantemente por hendijas que se abren cuando los hombres se reconocen entre sí, cuando se comprenden y no se agreden, cuando saben escuchar las razones del Otro porque le permiten expresarlas, cuando saben que sin el otro yo no sería Yo, cuando recuerdan (porque lo leyeron o porque lo escucharon) el artículo esencial de la Declaración de Derechos Humanos de 1948: toda vida es sagrada y merece respeto. Si es así –y así es– en cada muerte muero, en cada muerte morimos todos. También usted, Francisco I.



Le envío un abrazo cálido y, pese a todo, esperanzado. Aunque la catástrofe esté a la vuelta de la esquina debemos seguir luchando por un mundo mejor. Exista o no Dios, sé que en eso estaremos de acuerdo.

Del muro de Camilo De Castro Belli (sobre el anuncio de que ex-jefe policial es nuevo secretario político del FSLN en Las Minas):

"Otilio Duarte ha sido señalado por líderes Mayangnas por actos de corrupción, apoyar a grupos de toma tierras y no cooperar con las comunidades cuando solicitan apoyo para hacer patrullajes o resguardar su territorio.
Cuando me di cuenta que lo habían pasado a retiro pensé que era una buena señal, pero hoy lo nombraron secretario político en el triangulo minero. Esa decisión sienta un mal precedente y le manda una señal muy clara a los grupos que están invadiendo la Reversa de Biosfera Bosawas. No se preocupen, aquí todo sigue igual. Adelante."

Derrida, un pensador fuera de lo común



Cristina de Peretti




El 9 de octubre de 2014 se cumplen ya diez años de la muerte de Jacques Derrida (El-Biar [Argelia], 1930 – París, 2004), uno de los pensadores más relevantes de la segunda mitad del pasado siglo xx y que fue en vida, y sigue siendo tras su muerte, tan odiado, vituperado y temido por sus detractores y enemigos como querido, admirado y respetado por sus partidarios y amigos. Un pensador, en cualquier caso, extraordinario, no solamente en el sentido de sobresaliente, excepcional, sino también en el sentido de que era, literalmente, un pensador fuera de lo común, inusual, insólito: un filósofo «tentador» que —por seguir utilizando las palabras de Nietzsche— siempre mostró unos «gustos e inclinaciones distintos y opuestos a los tenidos hasta ahora» (Más allá del bien y del mal, Sección I, § 2) por sus congéneres filósofos. Empezando por el hecho de que, a diferencia de la mayor parte de estos, Derrida nunca quiso «crear escuela», como suele decirse; nunca aspiró a construir una doctrina, una teoría, un sistema de pensamiento, y siempre se negó a proporcionar a sus lectores un método, un conjunto de reglas y de procedimientos regulados, disponibles para poder ser aplicados con regularidad. Por eso mismo, el pensamiento de Derrida, su trabajo, sus textos, que nunca se dejan dominar por completo, no constituyen simplemente una serie de objetos de saber sino, antes bien, otras tantas experiencias, siempre fascinantes, que nos estimulan a pensar, a leer y a escribir de otro modo, cuando no también «a vivir de otra manera, y mejor. No mejor: más justamente» (Espectros de Marx, Editorial Trotta, 1995, p.12).

La férrea resistencia de Derrida a ejercer el tipo de magisterio arriba mencionado no pudo impedir sin embargo que, casi enseguida, el término «deconstrucción» quedase asociado indisolublemente a su nombre, ni tampoco que dicha palabra se malinterpretase con tanta frecuencia como una palabra-clave de su pensamiento, como un método de lectura y, por supuesto, como una operación crítica, negativa, que busca destruir. Ahora bien, muy al contrario, para Derrida el término «deconstrucción» que, según él asegura, habría que emplear preferiblemente en plural, tan solo forma parte de una cadena de otras posibles palabras que él utiliza «para designar, en resumidas cuentas metonímicamente, lo que llega o no llega a llegar, a ocurrir, es decir, una cierta dislocación que de hecho se repite con regularidad [...] en lo que se denomina clásicamente los textos de la filosofía clásica, por supuesto y por ejemplo, pero asimismo en cualquier texto, en el sentido general que trato de justificar para dicha palabra, es decir, en la experiencia sin más, en la ‘realidad’ social, histórica, económica, técnica, militar, etc. [...] ello ocurre, no espera a que finalice el análisis filosófico-teórico [...]: este es necesario pero infinito, y la lectura que esas fisuras hacen posible no sobrevuela jamás el acontecimiento; tan sólo interviene en él, está inscrita en él».i

A pesar de los incontables textos que escribió a lo largo de su vida (y de los que todavía quedan tantos cursos y seminarios por publicar), Derrida no se limitó a ser un escritor prolífico sino que asimismo fue un lector infatigable. Un lector incansable, escrupuloso y sin concesiones que leía todo tipo de textos —incluido el susodicho texto «en sentido general»— que en su mayor parte pertenecen a esa tradición metafísica occidental que en modo alguno él concibió nunca como una totalidad homogénea o idéntica a sí misma y que, sintiéndose heredero de ella, Derrida leyó, releyó y reescribió incansablemente, negándose a cambiar de terreno y, por ende, «repitiendo lo implícito de los conceptos fundadores y de la problemática original», sin intentar lo que para él no constituían sino rupturas bruscas y falsas salidas pero, a la vez, sin confirmarlo ni consolidarlo tampoco y «utilizando contra el edificio los instrumentos o las piedras disponibles en la casa, es decir, asimismo en la lengua» ii. Una lengua, en su caso la francesa («No tengo más que una lengua, que no es la mía», afirma —nada más comenzar El monolingüismo del otro iii — este pensador al que, a lo largo de toda su vida y de todo su pensamiento, acompaña siempre un perpetuo sentimiento de exterioridad y de alteridad con respecto a toda suerte de identidad, de comunidad y de pertenencia), que ama profundamente, que domina a la perfección pero a la que, sin embargo, no duda en someter, sin miramientos y con un auténtico virtuosismo, a todo tipo de distorsiones, de convulsiones y de —¿por qué no llamarlo así?— combustiones tanto a nivel semántico como a nivel sintáctico.

No de otra forma, de hecho, concibe Derrida la herencia, la manera de heredar, la suya pero también la manera como quiere que se le herede; no de otra forma que no sea reinventando el legado, transformándolo, llevándolo «a parar a otro sitio» y haciéndolo «respirar de otra manera»iv con el fin de renovarlo y de enriquecerlo, y mostrando así, precisamente por fidelidad a lo heredado, cierta infidelidad hacia este. «No hay fidelidad posible para alguien que no pudiese ser infiel»v, asegura Derrida. Porque la herencia, al igual que cualquier otra clase de promesa, no constituye un simple horizonte de espera y, por eso mismo, siempre corre inevitablemente el riesgo de no ser refrendada, de no ser cumplida, de ser traicionada o pervertida. Quizás.

Así es como el adverbio «quizás», ese adverbio tan nietzscheano, que denota la duda, la posibilidad de que algo ocurra o no ocurra, se convierte a su vez en uno de los «términos» o, si se prefiere, en una de las «categorías» que recorren de arriba abajo el pensamiento derrideano. Un pensamiento cuyo mayor deseo consiste, así lo aseguró siempre Derrida, en cierta experiencia de lo imposible o, por decirlo también con otras palabras suyas, de lo incondicional: un pensamiento pues que, al cifrar la justicia (totalmente heterogénea al derecho pero, a la vez, indisociable de este) en el respeto incondicional a la singularidad absoluta, inalienable e inanticipable del otro, es capaz de pensar y de soportar el acontecimiento, lo por venir, es decir, de aceptar y afirmar incondicionalmente la venida del otro o de lo otro radicalmente distinto y desconocido por completo; pero un pensamiento asimismo que entiende que solo cuando hay indecidibilidad, esto es, cuando no es posible cálculo alguno, cuando no se cuenta con ninguna norma, con ningún programa, con ningún saber, es cuando se pueden tomar unas decisiones y asumir unas responsabilidades «dignas de ese nombre».

«Derrida, un pensador fuera de lo común», reza el título de este texto conmemorativo de su muerte que también quiere rendirle un merecidísimo homenaje a este pensador que nunca quiso crear escuela, que siempre fue alérgico a todo tipo de «fusión identificadora»vi y que, a pesar de su indiscutible renombre y de su generosidad y hospitalidad sin par, siempre se sintió extremadamente solo. Ahora bien, como tan acertadamente afirma Jean-Luc Nancy, ese otro gran pensador y amigo suyo, en «esa gran soledumbre [...] experimentaba aquello que él se negaba a nombrar comunidad o fraternidad, pero que quería llamar amistad, nombrando la soledumbre compartida».vii

i Points de suspension. Entretiens, Galilée, París, 1992, pp. 367-368.

iiMarges de la philosophie, Minuit, París, 1972, p. 162.


iii Le monolinguisme de l’autre, Galilée, París, 1996, p. 13.

iv ¡Palabra! Instantáneas filosóficas, Editorial Trotta, Madrid, 2001, p. 47.

v Ibid.

vi Sauf le nom, Galilée, París, 1993, p. 38.

vii À plus d’un titre. Jacques Derrida, Galilée, París, 2007, p. 35 (próxima publicación en Editorial Trotta).

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Gatos Bajo la lluvia

Para: Holbein, Víctor, Dago y Ulises gatos de perdidas noches.



Salimos del bar, nos despedimos de los amigos y decidimos buscar otro antro en busca del "trago del estribo". La brisa salpicó nuestra ropa y aceleramos el paso. Cinco gatos mojándose bajo la lluvia.

Entramos a una jungla etílica que no le hace honor a su nombre, salvo por la fauna variopinta que asiste. Pedimos dos jarras de levadura de cebada, el mesero ofrece disculpas y señala que es casi media noche, las reglas no permiten vender. Argumentamos una sedienta caminata para llegar al lugar y que somos gatos bien portados. Señaló la barra y sugiere que lo solicitemos a los administradores.

Me animaron a usar encantos felinos que torpemente puedo fingir, pero en beneficio de la juerga me acerqué al gato que vestía camiseta a rayas azules, absurda gorrita y chateaba por celular. Le digo con acento gatuno: Cheshire antes que desaparezcas, ¿es mucho pedir dos picheles de lúpulo de malta?. Movió la cabeza en señal afirmativa, sin soltar la mirada de la pantalla.

Regresé a la mesa, confirmo que nos venderán. El tema de conversación es el mismo de siempre, libros, literatura, autores, música, cine. Porque no somos simples gatos, somos gatos letrados. Los vasos se evaporaron. Nos corren del lugar.

La lluvia arremete contra nosotros, inevitablemente nos mojamos. Las gotas se agrandan y se desparraman sobre el parabrisas de un taxi que se detiene a rescatarnos. Decidimos ir a otro chupadero. Instalados nuevamente, todos se ríen de mi pelo, se ha crispado y mis horas de acicale se desmoronaron como cenicienta a media noche.

Esto nos llevó a recordar el cuento de Hemingway "El gato bajo la lluvia", una de las narraciones más hermosas y emblemáticas del escritor. Sin embargo, el Gato Armonioso tenía un Az bajo la manga, una historia muy particular que nos contó de la siguiente manera:

-"Fue en Valencia, en 1993. Estaba ensayando con la orquesta "Cuando tengo tu amor" que representaría al país en el Festival OTI de la canción. De repente, escuché una nota desafinar y algo alejó al grupo del pentagrama. Me molesté, sin embargo esperé la reacción de los músicos para saber ¿Qué pasaba? Alguien saludó, al escuchar su nombre mi corazón se estremeció. El maestro Rafael Pérez Botija entró al recinto.

Las manos se sudaron. Sin que nadie lo notara, metí una a una en los bolsillos para secar la humedad y poder saludar a uno de los grandes compositores españoles que desde mi temprana juventud había escuchado y admirado. No quería verme ni sonar como pendejo. No sé de dónde diablos saqué valor y lo saludé con mucha confianza. "Maestro, será un honor invitarlo a un café", sonrió, asintió con la cabeza, acordamos la hora.

Nos vimos después del ensayo, en la cafetería del Teatro Principal y empezamos a charlar de sus inicios como compositor. Sus éxitos con José José, Mocedades, Rocío Durcal, Camilo Sesto, Lucero, Herb Alpert entre otros. Yo seguía sus palabras en el aíre, como si de su boca salieran un sin fin de acordes y danzaran una hermosa melodía. Me sentí privilegiado, tomando un café con una discofrafía viviente. Una fonoteca que me daba una resonancia de arreglos, grandes producciones y también fracasos.

Pasé dos fascinantes horas con Pérez Botija y una liviana llovizna roció la tarde. Aproveché la ocasión y pregunté: Maestro, ¿En qué se inspiró cuando escribió la canción "La gata bajo la lluvia"?. Mientras tomaba un sorbo de su taza humeante sus ojos se iluminaron.

-Eso lo tomé del cuento de Hemingway. "El gato bajo la lluvia". Siempre me pregunté que hacía un gato solitario, cubriéndose de la lluvia cerca de un café y un hotel. Para mí, el gato es el enigma del cuento. Si el administrador sedujo o no a la extranjera, es lo de menos. Es el gato, debajo de la banca del parque que tiene la magia en esa historia. De manera tal que yo pensé en ese personaje y le otorgué figura femenina. El gato de Ernest, era una gata abandonada por su amor. Ella siempre deambulaba cerca del café donde tenía la esperanza de encontrarlo nuevamente.-

Comprendí que para mí las canciones siempre han tenido un flujo mágico, porque son un artilugio para despertar sensaciones y excitar las emociones humanas, así que a partir de ese día comencé a escribir con otra perspectiva.

Que la música y las historias están en cualquier parte, en el ronroneo, en los maullidos o en las gotas de agua aruñando el techo.-"


http://lagatatejadodezinc.blogspot.com/2014/10/gatos-bajo-la-lluvia.html

domingo, 5 de octubre de 2014

RENÉ GONZÁLEZ MEJÍA, GANA PREMIO INTERNACIONAL EMIL MRAK DE LA UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA.



NOTA DE PRENSA

RENÉ GONZÁLEZ MEJÍA, GANA PREMIO INTERNACIONAL EMIL MRAK DE LA UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA.

René González Mejía, Presidente del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, fue seleccionado por la Asociación de ex alumnos de la Universidad de California en Davis, como el ganador del Premio Internacional Emil Mrak del año 2015, por sus importantes contribuciones a la sociedad fuera de los Estados Unidos. 

La candidatura de González Mejía, fue presentada por el Departamento de Deportes de la Universidad de California, Davis. La Asociación de exalumnos de la Universidad de California Davis (Cal Aggie) brindará el viernes 6 de febrero de 2015 un homenaje a los galardonados en el Museo de Arte Crocker de Sacramento. 

La Universidad de California en Davis está ubicada al oeste de Sacramento, capital del estado de California. Está posicionada dentro de las 45 mejores universidades de todo el mundo y dentro de las 10 mejores universidades públicas de Estados Unidos. Su planta profesoral incluye 21 miembros de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, 20 miembros de la Academia Americana de Artes y Ciencias y 9 miembros de la Academia Nacional de Ingenieros.

El premio internacional Emil Mrak, es otorgado en homenaje a la trayectoria del científico de alimentos, microbiólogo y ex rector de la Universidad de California en Davis, Emil Marcel Mrak (27 octubre 1901 – 9 abril 1987), quien fue reconocido como una autoridad mundial por su trabajo en la conservación de alimentos y en la biología de las levaduras. La ceremonia de entrega del premio se realizará el viernes 6 de febrero 2015, en el Museo de Arte Crocker de Sacramento.

González Mejía obtuvo en 1986 su licenciatura en economía en la Universidad de California en Davis. Fue atleta de alto rendimiento y miembro destacado de la selección de natación de Nicaragua a finales de los 70, y de la selección de natación de la Universidad de California en Davis, obteniendo máximos honores como atleta sobresaliente durante cuatro años consecutivos en los Estados Unidos de América.



Managua, 01 de octubre de 2014.

PRENSA Y RELACIONES PÚBLICAS

Prólogo al libro "NICARAGUA, Mi lectura de su historia contemporánea" de Onofre Guevara



El autor, Onofre Guevara López, nos lleva a un accidentado y dramático recorrido desde 1893 y la Revolución Liberal de José Santos Zelaya, hasta nuestros días, con esa característica tan suya de implacable consecuencia con su ideología clasista, obrera, que es una línea de pensamiento inquebrantable que como una marca imborrable impregna todo cuanto escribe.



Este largo y sinuoso camino, particularmente el que no es tan reciente, ha sido tratado por diversos autores, pero esta historia que cuenta Onofre es, definitivamente, desde el punto de vista de los de abajo, de los marginados, de los empobrecidos, de los asalariados, de los sin voz, lo que en muchos casos puede hacer una gran diferencia con difundidas historias oficiales.



Aunque pretende darnos su mirada sobre el último siglo, éste lo comienza con la Revolución Liberal de Zelaya, así que en realidad aborda, algunas veces en detalle, hechos fundamentales a lo largo de 121 años, en los cuales vemos las tristes repeticiones y exabruptos, los mismos graves errores, una y otra vez, como en un círculo maldito, que impiden el desarrollo humano, hacen sufrir a mucha gente, y casi de manera permanente nos orillan al despeñadero.



La mirada crítica de Onofre Guevara identifica inconfundibles rasgos del mismo tipo, o similares, como la desmedida ambición personal, la corrupción y el autoritarismo, a lo largo de estos 121 años, y establece paralelismos que equiparan a los caudillos de varias épocas, hermanados por las mismas perversidades, las mismas desviaciones, las mismas injusticias, que tanto daño le han hecho y le hacen a Nicaragua.



Onofre Guevara les reclama a los historiadores tradicionales haber ignorado importantes hechos protagonizados por artesanos y trabajadores asalariados, como sus intentos organizativos independientes de otras clases sociales, sus reivindicaciones, sus huelgas, sus luchas, los periódicos que fundaron, y la dolorosa y dramática represión que sufrieron.



Una buena parte de esta Historia contemporánea de Nicaragua trata entonces sobre esas personas que Onofre llama “La sociedad invisible”, porque no fueron vistas por esos historiadores a quienes les imputa omisiones deliberadas o no, y saca a luz aspectos esenciales de esa lucha muy poco conocida.





Particular atención le presta el autor al análisis del quehacer fundacional del Partido Trabajador Nicaragüense (PTN), como una de las primeras expresiones de lucha distinta de los partidos oligárquicos, y describe detalles de sus miembros, de sus dirigentes y de sus acciones, en particular, sus enfrentamientos inéditos con las fuerzas represivas de Anastasio Somoza García.



Y Onofre Guevara refiere también las maniobras de Somoza para infiltrar al PTN, para penetrarlo e influenciarlo, para atraer a varios de sus dirigentes y convertirlos en representantes de la naciente dictadura enquistados en la dirección de un partido obrero junto a otros directivos que, a diferencia de ellos, jamás se vendieron, y que, como robles centenarios se mantuvieron firmes toda su vida. Sobreviven algunos herederos de esas luchas, y siguen consecuentes hasta hoy.



Señala el autor las maniobras del somocismo con dirigentes comprados del Partido Trabajador Nicaragüense y el uso manipulador de una promesa de Código del Trabajo, pero como maniobra para destruir al PTN, partido que ya luchaba por esa reivindicación de los trabajadores. De nuevo apunta hacia algunos historiadores por no decir la verdad sobre este capítulo.



Onofre Guevara también demuestra el importante aporte no siempre reconocido, del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en la educación clasista de obreros y campesinos, y su contribución para que particularmente campesinos del norte del país se incorporaran a la lucha armada bajo las banderas del Frente Sandinista, así como obreros de las ciudades. A propósito del PSN, el autor aclara interpretaciones equivocadas sobre el viaje de Carlos Fonseca a Moscú por encargo de este partido, y a grandes trazos señala los aspectos que llevaron a Carlos convertirse en el nuevo símbolo de la lucha revolucionaria.



Su compromiso no le impide a Onofre ver las graves falencias en la Unión Soviética y en los países del desaparecido campo socialista mundial, como la burocratización de su liderazgo, la implantación artificial del sistema en varias naciones, el fracaso económico y la no solución de las necesidades básicas de la población, y el autoritarismo, por ejemplo.



Los Treinta Años, las guerras intestinas, las intervenciones norteamericanas, el Pacto del Espino Negro, la traición de Moncada, la rebelión de Sandino, Somoza, el asesinato del Gral. De Hombres Libres, etcétera, le dan un bagaje histórico al autor, y con todo ese análisis de hechos trascendentales, definitorios, Onofre Guevara razona acerca del Frente Sandinista de hoy en el poder, sus programas y políticas, y traza un perfil sobre la pareja presidencial.



Todo su instrumental analítico, apoyado en las evidencias irrefutables de la historia, permite a al autor interpretar que el movimiento de los dirigentes del Frente marcha en una dirección contraria a los principios de 1979, y señala que más bien se acercan cada vez más a quienes proclamaban combatir.



Decenas de temas del ayer y del hoy, son tratados por Onofre Guevara en este prolongado y aleccionador viaje; y, por supuesto, solo algunos pocos, son mencionados muy rápidamente en este prólogo.



Al inicio de esta historia, nuestra historia, Onofre se refiere a la Independencia de Centroamérica, y por lo tanto, de Nicaragua, en cuyo articulado señala que, paradójicamente, no aparecen valores claves relacionados con la independencia, como libertad, soberanía y derecho. Y esa desolación, es la que su mirada continúa encontrando en la Nicaragua del presente, al final de su enriquecedor recorrido histórico de muy largo aliento.



Guillermo Cortés Domínguez



Managua, agosto del 2014.