El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 27 de septiembre de 2015

“Sandinistas” de entonces

Interesante sería conocer la respuesta de los comandantes a esta pregunta: “¿Cómo les ha cambiado el poder en lo personal?”
ONOFRE GUEVARA LÓPEZ
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22 de septiembre 2015
Uno de mis antiguos compañeros en la Asamblea Nacional (1985-1991) me ha prestado un libro de esos años, titulado “Sandinistas”, elaborado por tres periodistas europeos sobre la base de las entrevistas que les hicieron a tres comandantes de la revolución de entonces y también integrantes de la comisión política de la Dirección Nacional del FSLN: Humberto Ortega, Bayardo Arce y Jaime Wheelock.
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Con dos ediciones de diez mil ejemplares cada una (1986 y 1987) de la Editorial Vanguardia que dirigía el poeta Erik Blandón, “Sandinistas” lo escribieron Gabriele Invermizzi, italiano de L´Espresse de Milán; Jesús Ceberio, corresponsal de El País, de España, en México y Centroamérica; y Francis Pisani, corresponsal de Le Monde, Francia, en Centroamérica y el Caribe. Esos tres periodistas hicieron su trabajo atraídos por el prestigio que en el mundo de entonces tenía nuestra querida y frustrada revolución.
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Confieso que ese libro, al verlo, no me despertó el mínimo interés por leerlo, y me pregunté… ¿cuánto de valioso puede tener como para malgastar parte del tiempo vital que me queda, en leer las opiniones de tres ex revolucionarios, sobre hechos “requeteconocidos” desde hace más de treinta y seis años? Pero superé el prejuicio, y me decidí a leerlo. Los tres periodistas comienzan por explicar lo imposible que les fue reunir al mismo tiempo a los tres (entonces) comandantes, por las funciones que desempeñaban durante la guerra contrarrevolucionaria y los preparativos para las elecciones de 1984.
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Para resolver el inconveniente, decidieron hacerles a los tres por separado las mismas 310 preguntas, cuyas respectivas respuestas fueron de Humberto Ortega, sobre la cuestión militar, de Bayardo Arce sobre los asuntos políticos y de Jaime Wheelock acerca de temas agrarios, aunque, en general, los tres incursionaron en todos los temas. El trabajo de los entrevistadores lo fusionaron en un solo texto, dividido en doce capítulos. Ellos hicieron la edición de forma que las preguntas y respuestas parecieran haber sido hechas al mismo tiempo.
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Un resultado notorio de su labor fue la coherencia en las respuestas de los tres comandantes, de entonces. Lógicamente, no puedo aquí hacer alusión a todas las preguntas y las respuestas, sino solo a unas pocas muy sencillas que, además de coherencia con la situación histórica de aquel momento, reflejan agilidad, inteligencia, certera descripción de la realidad de esos años y un justo análisis del proceso con verdades que la mayoría de los nicaragüenses conocía y compartía entonces.
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Casi todas las respuestas encierran verdades que el día de hoy –y desde hace varios años atrás— sería imposible que esos mismos comandantes pudieran sostenerlas. Es que no puede ser igual el pensamiento de tres pequeños burgueses de entonces, con sueños envidiosos secretamente guardados acerca de la condición social privilegiada de la burguesía, y si combatieron a muerte a la dictadura que la representaba, fue buscando la oportunidad de sustituirla como clase dominante y emparejar con ella sus condiciones de vida.
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Si entre la lectura de las 258 páginas de que consta el libro, el lector revolucionario hiciera una completa abstracción de lo que hoy sucede, se sentiría orgulloso y convencido de que las tareas y los sacrificios hechos durante el proceso revolucionario, están plenamente justificados. Pero, pasado ese momento de abstracción, volvería a la cruda realidad actual, que le permitiría medir la magnitud del abandono de los tres a los objetivos del proceso revolucionario y la traición que les hicieron a los principios con que decían actuar.
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No sería posible imaginar siquiera lo que podrían pensar ahora de estos personajes, los periodistas que, obviamente, se impresionaron bien con sus respuestas. Pero se puede suponer que aquellas lecciones de patriotismo, consecuencia, valentía y ética que recibieron en sus respuestas, eran totalmente acordes con la heroicidad del pueblo de entonces, pero que, por sus condiciones de vida de ahora, sus pensamientos solo les podrán parecer letras muertas en las páginas de su libro.
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De cualquier manera que ahora esos periodistas pudieran ver la situación política de nuestro país y la personal de los tres ex comandantes, es inconcebible que pueda parecerles similar a lo que vieron entonces, si es que aún conservan la honestidad profesional con que los entrevistaron entonces. Por ejemplo, veamos estas respuestas de Bayardo Arce a dos de sus preguntas, y comparémosla con su vida actual:
— “¿Cómo les ha cambiado el poder en lo personal?”
— “Antes andábamos más tranquilos, aunque esquivando al enemigo; ahora tenemos que andar con escoltas, para que no nos mate la CIA”.
— “Se dice que andan en Mercedes Benz”.
— “Los Mercedes Benz fueron un momento de tránsito, porque los vehículos que utilizaba la dictadura eran “Mercedes”. Nosotros entramos a pie y teníamos que comenzar a movernos en algo y lógicamente nos movimos en los vehículos que había. Luego vendimos los Mercedes Benz, para cambiarlos por vehículos más modestos, más económicos y de mayores posibilidades de mantenimiento…”
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No hay ciudadano nicaragüense que ignore que los “Mercedes Benz” de entonces eran mucho más baratos que los que usan ahora, y que los compran a un precio mayor al centenar y medio de miles de dólares. ¿Aceptaría Arce recibir a cualquiera de esos periodistas en su mansión de tres millones de dólares, para otra entrevista, y responderle las mismas preguntas?
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¿Se burlaría Bayardo Arce, de la burguesía del Cosep, como se burló entonces, cuando conoció su pretensión de nombrar ministros en el gobierno de reconstrucción nacional? “Si quieren les damos la armas también”, les dijo Arce, con su característica sorna, cuando el Cosep les pidió hacer nombramientos de ministros. Pero ahora, Arce negocia cuotas de poder con el Cosep a nombre de Ortega, y hasta le han dado oficina dentro de la Asamblea Nacional, para que les “ayude” a legislar… y quién sabe a cuántos ministros los ha nombrado el Cosep.
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¿Acaso don Humberto Ortega, les contaría a esos periodistas que en vez de armas, ahora maneja grandes negocios? Y, don Jaime, ¿les volvería hablar mal de la voracidad de los terratenientes, y sobre la marginalidad en que vivían los campesinos? ¿Y les hablaría mal ahora también de los grandes propietarios de tierras, empresas y mansiones?
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Me parece bien haber leído el libro “Sandinistas”… aunque el recuerdo me renovara el dolor por los miles de nuestros jóvenes caídos durante las varias etapas de la revolución popular sandinista (sandinista entonces y para nunca más). Interesante sería conocer la respuesta de la mayoría de los comandantes de entonces, a esta simple pregunta: “¿Cómo les ha cambiado el poder en lo personal?”
Cronología imperial (*)
1902.- 1) Inglaterra, Alemania e Italia intervinieron militarmente en Venezuela; el presidente Theodore Roosevelt, no vio nada en la “doctrina Monroe” que impidiera los bombardeos a ciudades venezolanas por falta de pagos de deudas, siempre que los países castigadores no trataran de adueñarse del país agredido. 2) Los Estados Unidos dictan la ley Spooner, que apruebe la construcción de un canal interoceánico, sea por Nicaragua o por Panamá.
1903.- 1) El 8 de enero los Estados Unidos intervinieron las aduanas de República Dominicana. 2) El 22 de enero se firmó el tratado Hay-Herrán, entre Estados Unidos y Colombia, por el cual se autorizó a la compañía francesa que construía el canal de Panamá, a cederle sus derechos al primero. 3) El 22 de mayo, se firmó el tratado que prohibió a Cuba poder celebrar pactos especiales con otros países sin el permiso previo de los Estados Unidos.
4) El 3 de noviembre, la provincia de Panamá se separó de la república de Colombia. Así nació la república número 21 de América, y tres días después fue reconocida por el secretario de Estado Jhon Hay. 5) El 18 de noviembre, el aventurero francés Philippe Bunau-Varilla, valido de artes inmorales, firmó un tratado con el secretario de Estado Hay, por medio del cual cedió a los Estados Unidos una zona de diez millas a cada lado del proyectado canal de Panamá; el sucio negocio lo hizo EE.UU. con el propósito de no pagarle a Colombia. 6) Un movimiento revolucionario en Venezuela contra el gobierno del general Castro, terminó con la intervención anglo-norteamericana.
(Continuará).
(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

Tim Bowler: “Los adolescentes leen. No hace falta obligarlos”

 Segovia
Tim Bowler (Leigh-on-Sea, Inglaterra, 1953) era un niño activo, muy deportista y de mirada risueña que se dio cuenta antes de llegar a la adolescencia de que la escritura era algo más que el juego en el que se había iniciado a los cinco años. Imbuido por esa locura por los libros y sacrificado a esa tarea que tiene tanto de “definición de uno mismo”, Bowler se lanzó de lleno a la literatura pero no publicó hasta los 40 años. Ahora, 23 años, 20 libros para adolescentes, 15 premios y un millón de ejemplares vendidos después, Bowler recala en Segovia como una de las estrellas invitadas al Hay Festival. Tras una fantástica y amena charla con un grupo de jóvenes del British Council, Bowler recibe a EL PAÍS en una sala de la majestuosa sede del Instituto de Empresa.
Todo el mundo trata de crear otro Harry Potter, pero nunca habrá nada igual. Fue increíble”

Alto, se podría decir que desgarbado, con una chaqueta amplia -el diseño es horrible pero era muy barata, aclara- y con un deje de elegancia británica, Bowler se zambulle en la conversación con la energía de un joven en plena forma. “Cuando mi agente me llamó y me dijo ‘has ganado’ yo le dije, ‘¿el qué?’” cuenta divertido Bowler cuando se le pregunta por la Carnegie Medal, el mayor reconocimiento del mundo anglosajón a una novela para jóvenes, que consiguió en 1998 con River Boy. Era su tercer libro y hasta entonces había compaginado su escritura con trabajos de profesor y de traductor de sueco. ¿Sueco? ¿Por qué? “Sí. Le voy a contar una cosa divertida. Estaba en Estrasburgo con 16 años en un viaje de estudios y conocí a unas chicas suecas maravillosas, así que a los 18 me fui a estudiar a Suecia”, cuenta entre risas, con rápidos movimientos de manos, no se sabe si en serio o como una boutadecreada para una pregunta respondida un millón de veces.
“Durante un tiempo estuve sobrepasado por el premio, pero me permitió dedicarme a la literatura y dejar de escribir de tres a siete de la mañana. En la final, a la que no sé ni cómo llegué, estaba Harry Potter. El galardón es muy importante porque lo dan los libreros y ellos sólo se fijan en la calidad”, cuenta sin esconder el orgullo que siente por una obra que ha pasado con éxito ya por varias generaciones de lectores y que cuenta la historia de Jess, una joven de 15 años muy unida a su abuelo, un artista a punto de morir. “Hay gente que lo leyó de joven y vuelve al libro ya de adulto, cuando han perdido algún familiar. Con que una sola persona en una habitación en alguna parte del mundo se sienta reconfortada con mi obra ya he conseguido algo”, remata.
Con una gran fuerza dramática, elementos de misterio y personajes muy sólidos, libros como Sea of Whispers o Apocalypse reflejan la búsqueda de un tipo de literatura que respeta al lector y prima la calidad por encima de todo. Eso no evita que Bowler defienda Los juegos del hambre y otras series bendecidas por el brutal éxito editorial: “Son muy buenas historias. Lo que pasa es que los editores buscan cada vez más valores seguros, una marca que les permita vender más. Se centran en eso y es terrible, porque a la larga condena a los autores que se salen de esa corriente. Todo el mundo trata de crear otro Harry Potter, pero nunca habrá nada igual. Fue increíble”, recuerda con un extraño brillo en sus hiperactivos ojos.
Hay que explicar a los jóvenes que no tienen por qué dejar su vida en Internet, sus redes, sus móviles para leer
Consciente de que se dirige al sector de población más complicado de atraer, Bowler se encuentra seguro.“No, no tengo miedo de tratar estos temas como la muerte o la violencia con los adolescentes. Para nada. Son los adultos los que se sorprenden por estas cosas. Hay que dejar de ser condescendientes con los jóvenes”, asegura en una defensa cerrada de su público. “Por supuesto que leen. Y siguen leyendo libros en papel. Lo veo cada día. Ni puedes forzarles a hacerlo ni hace falta. Hay que explicarles que no tienen por qué dejar su vida en Internet, sus redes, sus móviles para leer. No es incompatible”.
La conversación fluye a todo ritmo y en ella se cuelan referencias a su actividad deportiva- sigue jugando a buen nivel al squash- y anécdotas de su pasado. La que mejor ilustra la bonhomía de este caballero inglés es la historia de Antonio. “Mis recuerdos de España son 100% positivos. Solo he venido una vez, de paso por Madrid, en 1973. No tenía dónde quedarme y eran las dos de la mañana. Hacía tres años había conocido a Antonio, un español muy simpático con el que jugaba mucho al tenis de mesa. Tenía su dirección pero no su teléfono y me planté en su casa. Antonio había terminado la mili y se encontraba destrozado después de dos días de fiesta sin parar, pero sus padres me acogieron y me trataron de maravilla. Nunca olvidaré la hospitalidad de los españoles”.
Trabajador disciplinado que se pasa el día en su pequeña cabaña próxima a su casa escribiendo no menos de 1.000 palabras al día, Bowler no tiene más que halagos para otros compañeros que surgen en la charla, como Melvin Burgess o Kevin Brooks, pero asegura que ningún escritor contemporáneo o clásico le ha influido significativamente en la manera de escribir.
Para el futuro próximo, el autor de River Boy se la juega con una novela para niños más pequeños. “Crucemos los dedos” asegura entre risas. La despedida, es un pequeño homenaje a Antonio: “He tardado 40 años en volver a España. Nos vemos en 2055, ya pasaré de los 100 años pero volveré a ver si siguen tan hospitalarios”.

Un millonario ruso devuelve a la hija de Picasso dos retratos robados

 Madrid
Esta semana, dos obras de arte robadas volverán a las manos de su dueña, según informa el New York Times. Se trata de dos cuadros dePablo Picasso que fueron sustraídos a Catherine Hutin-Blay, la hijastra del artista. Las pinturas fueron a parar a la colección de un multimillonario ruso, que ha anunciado que las devolverá y que las compró sin ninguna sospecha de su procedencia.
El actual propietario de los lienzos es el empresario Dmitry E. Rybolovlev, dueño de una de las colecciones de arte más valiosas del mundo. Los cuadros son Femme se coiffant yEspagnole à l'éventail, dos retratos de Jacqueline Roque, la última esposa del pintor y madre de Hutin-Blay. Las obras están valoradas en 30 millones de dólares (más de 26 millones de euros). "Me siento en solidaridad con ella, sobre todo porque hay un fuerte vínculo emocional entre los retratos de ella y su madre", ha dicho Rybolovlev en una entrevista. El magnate también ha afirmado que ha decidido entregarlos "para contribuir al avance de la investigación que están llevando a cabo las autoridades francesas". 
El gesto aparentemente altruista del millonario puede no ser tan generoso, cuenta el diario neoyorquino. Rybolovlev compró los retratos al marchante de arte Yves Bouvier, empresario suizo y uno de sus mayores adversarios en el mundo de la compraventa de arte. Ambos han estado peleando durante el último año en los tribunales de París, Mónaco, Singapur y Hong Kong en una disputa que ha arrojado luz sobre los rincones más turbios del mercado.
'Espagnole à l'éventail', uno de los cuadros extraviados.
Rybolovlev, que a comienzos de año denunció a Bouvier por haberle engañado en su acción de intermediario para la adquisición de los cuadros, explicó en una entrevista publicada hoy por el diario Le Parisien -pero realizada la semana pasada- que ha decidido entregarlos "para contribuir al avance de la investigación en Francia".
Los dos hombres se conocieron en 2003, cuando Bouvier comenzó a ayudar a Rybolovlev a engordar su colección privada. La fortuna del último comprador de los cuadros extraviados asciende a más de ocho billones de dólares, además de tener en su haber una isla griega y el equipo de fútbol del Principado de Mónaco. También ha invertido cerca de dos millones de dólares en arte, apoyándose a menudo en los contactos de Bouvier, mediante los cuales ha logrado hacerse con pinturas de El Greco, Van Gogh y Matisse, entre otros.
Las desavenencias entre ambos comenzaron el año pasado cuando Rybolovlev descubrió que había pagado 118 millones de dólares (105 millones de euros) por una pintura de Modigliani que el millonario Steven A. Cohen, había vendido por solo 93.5 millones. El ruso y Bouvier hacían negocios juntos hasta que comenzó el pleito por fraude en los tribunales. 
Bouvier, por su parte, se queja de que está siendo injustamente atacado y que Rybolovlev conoce de sobra las reglas de juego en el mercado del arte. "Toda esta puesta en escena de la devolución de los Picasso está la están haciendo para avergonzarme. Es un show mediático puro", se ha quejado el suizo. 

El culebrón judicial no tiene visos de solucionarse de momento, a pesar de la devolución de los cuadros a la dueña. El único punto claro es que Yves Bouvier, que dirigia la operación de compraventa, tendrá que depositar el precio de los 'picassos' por orden de la justicia francesa hasta que la investigación del robo, que se inició hace unos meses, llegue a buen puerto. 

Francis Kéré: “La arquitectura es ensuciarse y empujar todos juntos”



En Burkina Faso, los hombres hacen el barro y las mujeres alisan el suelo con piedras. Es la comunidad la que levanta los edificios. Por eso, cuando uno de ellos, el primogénito del jefe de Gando, aprendió a leer, se convirtió en carpintero y logró estudiar arquitectura, su trabajo no consistió en dibujar planos, sino en mejorar esa manera de construir. Diébédo Francis Kéré (Gando, Burkina Faso, 1965) tenía 38 años cuando decidió que quería para los niños de su poblado la misma oportunidad que él había tenido. Comenzó su primer proyecto, una escuela, reuniendo algo menos de 50.000 euros para construirla. Consiguió el dinero de instituciones y particulares. Hoy también lo pide a grandes compañías. Hace más de una década que inauguró aquel edificio y ahora en el pueblo ya hay mil niños que saben leer. También hay una biblioteca y una clínica. Todas las ha levantado la comunidad. Todas las ha ideado Kéré y su equipo de 13 arquitectos en el que trabajan tres españoles.
Sin embargo, el proyectista más famoso de África vive hoy un momento de cambio entre Gando y Berlín, donde estudió y donde residen su mujer, alemana, y su hija, de 14 años. Le llegan encargos para los que ya no debe reunir el dinero y las mejores universidades del planeta (de Harvard a Mendrisio, en Suiza) lo reclaman. ¿Cómo reaccionará ante esas transformaciones? ¿Cómo pasará de trabajar con la comunidad, con barro y en un marco conocido, a enfrentarse a otras culturas? Él asegura que ya lo hizo cuando tuvo que aprender alemán para convertirse en arquitecto. Una intervención en el Vitra Campus de Weil am Rhein ha demostrado que su ideario de construir con poco se puede aplicar a otros ámbitos. Su ejemplo pasa por motivar a la gente y trabajar con lo que hay en cada lugar. Eso lo convierte en un arquitecto sin precedentes.
¿Qué hacer para que la arquitectura se disocie del pelotazoy se asocie a un papel social? Hacer que sea necesaria. Involucrar a la gente y abandonar el egocentrismo. Con la gente implicada, los diseños prosperan. El mejor mantenimiento es el entusiasmo. Muchos arquitectos viven en un gueto demasiado irracional. La arquitectura no es un capricho, sino una gran responsabilidad.
¿La responsabilidad lo ha convertido en el arquitecto que es? Cuando viajo a Burkina Faso veo a mis 13 hermanos y me doy cuenta de que ellos tienen algo que en Berlín no hay: se ríen. Es cierto que no saben leer, pero sus hijos sí. De uno que sabía leer, que era yo, hemos pasado a mil, un tercio de la población.
¿Su novelesca historia ha contribuido más a su fama mundial que la propia arquitectura que hace? Depende de lo que se entienda por éxito. Para empezar, no creo ser famoso.
Tal vez deba afrontar que lo es. Puede ser. Mi origen me ha dado oportunidades. He podido demostrar lo que se podía hacer con un presupuesto muy limitado. Y eso es un buen principio. Pero los buenos principios son peligrosos, exigen más esfuerzo para mantener el nivel. Si empiezas bien, solo puedes continuar cambiando. No puedes tumbarte y seguir haciendo lo mismo. Para mí la arquitectura todavía es un reto. Una vía para solucionar problemas y aportar algo a la sociedad.
Construir la primera escuela en un poblado de Burkina Faso no puede entenderse igual desde Berlín, donde estudió, que desde Gando, el poblado. Cuando uno hace una arquitectura fuera de las leyes del mercado debe hacerlo todo: desde recaudar el dinero hasta formar a los obreros. Ese trabajo es extenuante. Pero permite reinventar las reglas del juego. Yo he sido un arquitecto con entusiasmo para luchar por lo que quería realizar y con capacidad para juntar el dinero para conseguirlo. La primera vez fue la más difícil. Luego un proyecto termina por abrir la puerta de otro. Ya no trabajo solo en Gando. Ni siquiera solo en Burkina Faso. Pero no soy un tipo que lucha solo contra el mundo. He ido construyendo una estructura de colaboradores capaz de extender una enseñanza: no se trata de hacer, sino de enseñar a hacer.
Muchos arquitectos viven en un gueto irracional”
La arquitectura que hace en África es esencial, necesaria, indica maneras de prosperar, apunta hacia la colaboración y el trabajo comunitario. Sin embargo, al salir de allí se convierte en una pieza de museo. ¿Cómo le hace sentir esa dicotomía? Cuando expuse en Londres, en la Royal Academy, quise demostrar que había otras formas de construir. Con la tienda que he edificado en el Campus de Vitra he demostrado que esas maneras son reales, no solo artísticas o teóricas. Lo que hago en África –trabajar con materiales económicos y con imaginación– se puede realizar en el mundo occidental. Por otro lado, trabajar en Europa hace que conozcan nuestra historia, que vean otro mundo y que se planteen si pueden o no existir otras maneras de hacer las cosas.
Alguien podría decir que se ha vendido a la arquitectura comercial. Defiendo una arquitectura de más con menos. Incluso para los comercios. Sustituyendo el dinero por esfuerzo e imaginación.
En cualquier caso, fuera de África, su papel como arquitecto cambia. No tiene que conseguir el dinero cuando le encargan una tienda. ¿Se siente mejor o peor cuando no necesita recaudar? He necesitado recolocarme. Cuando no tengo que buscar dinero puedo dedicarme a diseñar. Pero yo trabajo a partir de la realidad, no a partir de la teoría. Por eso, incluso en Alemania, me planteé cuál era el material disponible, el más lógico, para un uso limitado y en un lugar en el que hay de todo. Se trata de que la gente vea que se puede construir de muchas maneras. Incluso desde la escasez. En mi poblado doy poder a la comunidad para que ellos puedan construir sus edificios. Aquí lo que hago es ampliar el horizonte de muchos arquitectos.
¿Trabajar con poco es una necesidad, una respuesta o una ideología? Las tres cosas. Y también un anuncio: la escasez y el ingenio pueden ser mejores que la abundancia.
¿Cómo envejecen sus edificios? Muy bien. Están pensados para tener un mantenimiento casi nulo.
Ha trabajado en China, donde la apuesta más generalizada ha sido no limitar los presupuestos y arrasar con todo lo que había. Wang Shu [el arquitecto chino, premio Pritzker, que trabaja con material de desecho] nos llamó para diseñar con él el puerto de Zhoushan. Pensó que hoy los chinos llevan a África mercancías baratas producidas industrialmente, que en África todavía se trabaja con las manos y que China tenía una gran tradición artesana. Al final aprendes tanto como enseñas. No dejaba de pensar: “Eso se puede utilizar en África en lugar del plástico”.
¿Qué cree que aporta como arquitecto? No llego con la foto hecha. Aseguro que solucionaré los problemas, pero no sé con qué forma porque este aspecto pasa a un segundo plano. La arquitectura es siempre un reto aunque los objetivos y los problemas varíen. En Occidente, el arquitecto no organiza a los obreros ni recauda el dinero. Trato de demostrar la importancia (económica y estética) de dar con un método constructivo antes de ponerse a construir.
¿En Occidente trata de demostrar que la arquitectura que hace no es solo para los pobres? Es una manera de aclarar que lo bueno no tiene por qué ser caro. Y personalmente me permite exponerme más allá de la imagen de un tipo que levantó una pequeña escuela en África. Uno ha de seguir creciendo. Se lo debe a sí mismo. Eso no quiere decir que quiera dejar de hacer lo que hago en África.
¿Se siente igual de seguro cuando trabaja en África que cuando lo hace en el mundo occidental? Estudié en Berlín, mi formación es occidental. Pero admito que al principio me costó. El primer proyecto que hice fue una exposición sobre Cruz Roja en Ginebra. Yo venía del mundo del barro. Pero lo que es barato en África puede ser extremadamente caro en el mundo occidental. Eso te obliga a cambiar y a pensar en otras maneras de conseguir resultados similares con otros materiales.

Diébédó Francis Kéré

Gando, Burkina Faso, 1965. No guarda un retrato de cuando era niño. “No teníamos cámara”, explica. Primogénito del jefe de un poblado que todavía no cuenta con agua ni con electricidad, Kéré fue también el primero de su pueblo que aprendió a leer. Gracias a una beca, estudió carpintería en Berlín. Allí también se convirtió en arquitecto. Su primer trabajo consistió en reunir dinero para levantar una escuela en su localidad. A esa escuela le siguió otra. Y el año pasado inauguró una clínica. Hoy ha realizado encargos en otros países, como el Museo del Barro en Malí. Su obra aspira a reforzar la cultura local, mejorar la vida de las personas y replantear el papel del arquitecto.
¿Se siente –con el mencionado Wang Shu o el japonés Shigeru Ban– parte de un grupo de arquitectos humanitarios?Admiro a Wang Shu, que fue capaz de nadar a contracorriente y de indicar un camino –cuando recuperó materiales de desecho para levantar su museo de historia en ­Ningbo–. De Shigeru Ban admiro su capacidad para idear estructuras sencillas con tubos de papel. Pero también que, ahora que firma proyectos millonarios, guarde tiempo para ayudar a los necesitados. No sé si formo parte de ese grupo, pero justo eso, ofrecer un servicio a los necesitados, es lo que he intentado hacer desde el principio.
¿Qué es un arquitecto humanitario? Humanitario no significa solo dar. Significa descender al nivel de los necesitados. Y hablarle a la gente de lo que pueden comprender. Establecer ese idioma comprensible es clave para que el trabajo mejore la vida de las personas. La caridad o la imposición no solucionan las vidas de las comunidades.
¿Puede un arquitecto comercial ser también humanitario? Podría serlo si al desplegar su conocimiento recibiera otro que le hiciera cuestionarse el suyo propio. Porque eso es lo que ocurre cuando uno sale de su mundo cerrado. Pero esto no es privativo de la arquitectura. Es extensible a cualquier profesión. La llamada arquitectura humanitaria responde a necesidades puntuales, como un terremoto, pero en África responde a los derechos fundamentales: el derecho de tener una casa, de poder construirla, de poder dormir bajo techo y comenzar una vida. No hace falta esperar a que llegue un terremoto.
La arquitectura siempre se ha asociado con el poder. Nunca con los desfavorecidos. Puede que haya llegado el momento, incluso para los poderosos, de devolver algo de lo que han recibido. De bajarse del pedestal para conocer esta realidad. De mirar a la gente a los ojos. Cada vez hay más gente que lo hace. Pero sigue sin ser suficiente.
Habla de mirar a la gente a los ojos. ¿Usted todavía lo hace? ¿Todavía enseña a construir? Y todavía pongo ladrillos si me dejan. Yo formo a la gente, pero aprendo tanto como ellos. La manera en que entiendo la arquitectura pasa por ensuciarse las manos y por empujar todos juntos. No puede ser de otra forma, para que la enseñanza sea creíble primero hay que demostrar las cosas.
¿Cómo lo hizo al principio ante gente que no sabe leer ni escribir? Saben otras cosas. El principio siempre consiste en vencer el miedo a lo diferente. Les demostraba cómo funcionaban mis estructuras subiéndome a ellas.
¿Cómo lidia con los obreros? Algunos arquitectos españoles trabajando en África se quejan de la diferencia de ritmo, seriedad y exigencia a la hora de construir… Alegan que muchos días no aparecen por la obra y con la excusa de que se les ha muerto un familiar. Cuando llegué a Alemania necesité mucho tiempo para entender la sociedad. En África sucede lo mismo. Allí es casi imposible trabajar sin entusiasmo. Esa es una de las claves, entusiasmar a la gente. El español Albert Faus lo ha conseguido. Hizo un buen trabajo en Burkina. Fue capaz de construir, pero seguro que supo ponerse en la piel de los demás. En mi país, si alguien muere, es importante parar.
¿Parar cada semana? No es fácil de entender. Pero en África un padre es una figura, no solo un progenitor. Esa idea extiende la idea de familia a muchas más personas. Y, lamentablemente, también se mueren muchas. Hay que tratar de entender las cosas desde su punto de vista. La impaciencia del mundo occidental no es algo que me gustaría aprender. Triunfar en África requiere paciencia y empeño. Puede que también asociarse con alguien de allí. Ni yo mismo podría organizarme solo.
¿África está de moda? Lo pregunto porque si está de moda hoy, no lo estará mañana. Es un mundo por descubrir para mucha gente. Pero sin prejuicios. Occidente puede aprender de África valores que ha perdido. Las modas pueden dar a conocer algunas cosas, pero también engañar. Cada vez más arquitectos llegan a África dispuestos a construir allí. Mi consejo es que primero estudien, analicen la cultura y los medios. Si es que realmente quieren contribuir.
¿Cuál es el mayor prejuicio respecto a África? Se trata a un continente como si fuera un país. Eso elimina diversidad y riqueza.
Usted vive en Berlín. ¿Cada cuánto viaja a África? Depende de los proyectos en marcha, tres o cuatro veces al mes. Mi hija no lleva bien que viaje tanto.
¿Ha tenido que sacrificar algo para poder realizar su trabajo? No. Siento que he ganado mucho. No lo vivo como un sacrificio.
Pero dice que no ve a su hija. Es cierto que me falta tiempo. Pero mi idea de la vida no es llegar a casa y dormir con mi familia. Quiero decir que no es solo eso. Creo que no solo la presencia es importante. También lo es la intensidad. Y el ejemplo.
¿No se ha vuelto impaciente viviendo en Occidente?Supongo que venía vacunado. Además, necesité mucho tiempo para aprender alemán y para comenzar una nueva vida.
¿Su carácter tampoco ha cambiado? Sería extraño que una variación de circunstancia vital no me cambiara. Me veo como un puente entre África y Occidente. Y tengo una gran responsabilidad. Claro que noto diferencias. En África están relajados. En Alemania, no tanto [risas]. De modo que en África se toman su tiempo. Es fácil pensar que pueden ser vagos, es más serio plantearse qué puede haber detrás de esa tranquilidad.
¿No ha tenido problemas con los trabajadores? Muchos. Algunos proyectos no he podido terminarlos. Pero esa es la circunstancia allí. De nada sirve quejarse. Nuestro deber es buscar la manera de motivar a la gente, de hacerla participar.
¿Y cómo se consigue? Con logros. Demostrando que su vida puede mejorar. Si los proyectos no funcionan, tú eres el que debe cambiar. No se puede llegar a un lugar y trabajar pensando que vas a poder cambiar a la gente.
¿Cree que los arquitectos del siglo XXI deben ser más guías que artistas? En Burkina no había trabajadores cualificados. De modo que la única manera de construir pasaba por formarlos.
¿Cómo se forma a alguien que no ha salido de su poblado y tiene una idea de la arquitectura muy tribal? Ahondando en esa tradición. Simplificando la manera de construir. El problema es que cuando se convierten en mano de obra cualificada, muchos te abandonan porque se van a trabajar para alguien –generalmente europeo– que les promete mucho dinero. Entonces la comunidad queda en un segundo plano. Dar continuidad a la calidad arquitectónica no es fácil.
¿Cómo mantener la credibilidad en medio de tanta corrupción? Es muy difícil. Especialmente en un lugar donde la gente tiene hambre y sufre. En Burkina, un lujo es una motocicleta. Y cuando alguien la consigue, los demás pueden pensar que esa persona es la que sabe cómo salir de pobre. El dinero fácil es muy peligroso, lleva a la corrupción. Eso es dramático con los adolescentes. Lleva a perder la paciencia y a dejar de contribuir a la comunidad, que es, a mi entender, la manera de construir los cimientos del progreso.
Muchos de los problemas occidentales derivan del consumismo. Sin embargo, ¿cómo decirle a la gente de su pueblo que no aspiren a tener televisiones y coches? Allí no hay ni agua ni electricidad, así que, de momento, nadie piensa en televisores. El problema con la cultura occidental es que resulta atractiva por poderosa y por eso ­devora todo tipo de culturas. Mi opinión es que cuando no saben qué tiene la gente en Europa, en mi pueblo son felices. Pero ­cuando piensan que es mejor…, su vida empeora.
¿Nunca se desarrollarán? Sería un error hacerlo. La energía es limitada. Los recursos, también. Solo llegaríamos al umbral del disfrute tal como este se entiende en Occidente. Mientras que en algunos aspectos su vida es mejor que la occidental. La idea potente es creer o no creer en la comunidad. Esa es la clave.
El mundo actual, con diferencias entre la poca gente con mucho dinero y la mucha con poco, ¿no le ha hecho preguntarse que tal vez no pueda cambiar un sistema tan arraigado? La construcción suele esconder los mayores casos de corrupción. Tengo una conexión muy fuerte con África y una deuda con mi comunidad. Además, siento que soy necesario. No me hice arquitecto para ganar mucho dinero.
La escasez y el ingenio pueden ser mejor que la abundancia”
Pero el dinero es lo que le permite construir. Sin duda. Pero creo que he demostrado que no hace falta mucho para levantar los proyectos que diseño.
¿Usted tampoco quiere ganar más? Es cierto que llega un momento en que podría hacerlo, pero no trabajando para comunidades africanas, que es lo que hago fundamentalmente y que no quiero dejar de hacer.
¿Por qué? He visto las consecuencias de tener mucho dinero. No solo las ganancias, también las pérdidas. No me interesa.
Sin embargo, trabaja fuera de África. Sí. Lo hago para aprender. En África, hoy día, no se puede apenas innovar. Y las mejoras nacen de las innovaciones, de las mezclas, de lo que se aprende de otros lugares. Yo quiero aprender e innovar para mejorar no solo mi arquitectura, también el servicio que esta pueda ofrecer.
¿Cuánto cuesta construir en África? Con el dinero que cuesta levantar un edificio allí no se podría hacer nada en Occidente. La razón es que es la comunidad la que lo construye. A cambio de que sea para ellos. Eso es imposible en el mundo occidental.
No tanto. El activismo ciudadano está cada vez más extendido. Anecdótico en Europa, no es minoritario en Latinoamérica. Es cierto. Pero fíjese que depende casi siempre de una persona, alguien capaz de esforzarse en comunicar entusiasmo a una comunidad.
¿Nunca paga a sus obreros? Alguna vez. Si el trabajador no pertenece a la comunidad recibe algo, porque no va a poder utilizar el edificio. Y tengo grupos de recién graduados que cobran lo justo para poder vivir allí.
¿Y usted? ¿Cobra un porcentaje? Yo vivo de las clases que doy. Pero un proyecto sostenible tiene que poder pagar a los arquitectos. Aunque no los enriquezca mucho. Si te matas trabajando y no puedes vivir con lo que ganas con ese trabajo haces un flaco favor a la comunidad. A mí me pasa de todo. Cuando construyo una escuela, algunos familiares me preguntan por qué no les doy a ellos ese dinero.
¿Le resulta más fácil recaudar dinero ahora que la fama le precede? Otro asunto delicado. Los proyectos que he hecho en África me han proporcionado credibilidad. Ahora la gente sabe que soy capaz de cumplir lo que propongo y es más sencillo, sin ser fácil, recaudar fondos. Les sucede a todos los arquitectos. Esta es una profesión que históricamente se basó en la confianza.
Si eres capaz de hacer algo bien, ¿puedes dar otro paso e intentar hacer algo más ­difícil? Eso es. Y esa idea, ir paso a paso, en lugar de querer inventar la pólvora con un primer proyecto, es toda una lección para cualquier arquitecto del mundo. Puede que yo trabaje en escala pequeña, pero creo que nuestros proyectos ayudan a romper prejuicios.
¿A qué se refiere? El mundo occidental ve, porque la hay, mucha corrupción en África. Mucho abuso. Trabajar creando equipos, formando a la gente, dirigiendo la autoconstrucción, demuestra que las cosas se pueden hacer de otra manera.
Es la gente la que está demostrando eso, no los políticos.Justamente. Cada vez hay más gente que piensa que compartiendo conocimiento se pueden mejorar las cosas. En mi país, cada vez hay más personas que se sienten capaces de hacer cosas. Que uno sienta que la educación y el aprendizaje tienen resultados palpables es una vía importante para vencer apatías, para hacer que la gente valore sus pueblos, su continente y sus tradiciones, y para liberar la creatividad dormida en otras personas. Tenemos suerte con lo que hemos conseguido. Pero se podría hacer mucho más.

Condena a muerte para el Cocibolca

 Moyogalpa (Nicaragua)

El lago Cocibolca, en Nicaragua, se queda sin agua. Y las consecuencias son visibles desde hace meses.  Moyogalpa es una localidad de la isla de Ometepe, que está dentro de esta inmensa albufera, las aguas se han retirado cerca de los 100 metros de su margen habitual, dejando al descubierto basura, fango y restos de moluscos y crustáceos. Los lavaderos que utiliza la población costeña se han desplazado al interior y los pescadores tienen que recorrer, en algunos casos, hasta 600 metros más que en otros años para conseguir llegar a la profundidad necesaria para su labor. Incluso hace dos meses se suspendió temporalmente la salida de barcos del muelle de Granada —ciudad ribereña— hacia los diferentes destinos sobre el lago Cocibolca por la Empresa Portuaria Nacional (EPN) ante el peligro de que los ferris pudieran encallar.

Ligia Fernández vive en un barrio contiguo al muelle de Moyogalpa desde hace más de 50 años. "Nunca lo había visto tan bajo. Ahora, para ir a lavar la ropa, tenemos que meternos más de 40 metros con el agua por los tobillos. Cada vez vemos menos profundidad”, comenta. Hace poco más de dos años trasladó su lavadero y está barajando volver a moverlo de nuevo lago adentro. "Pero sería ya un esfuerzo muy serio caminar entre el agua y hundiéndome en el fango tantos metros cargada con las bolsas de la ropa".
El lago Cocibolca es el segundo más grande de América Latina por detrás del Maracaibo de Venezuela. Abarca casi el 7% del territorio nacional y es el único que alberga especies marinas como tiburones y peces sierra. Es un enorme estanque que atesora una reserva de agua dulce que podría satisfacer las necesidades de todo el país. Pero ahora sufre el azote de la sequía y la contaminación.
En Nicaragua el cambio climático está golpeando duramente. Una fuerte sequía está ocasionando la pérdida de los cultivos y la reducción de las fuentes de agua para el consumo humano, una situación crítica que ya había comenzado el pasado año con la llegada de el fenómeno climático de El Niño, lo que provocó una situación de emergencia por falta de alimentos. Desde el inicio del período lluvioso, también en 2015, las precipitaciones se redujeron un 50% en comparación con los acumulado en años anteriores. De acuerdo a datos oficiales, esta es la peor sequía que se presenta en 33 años en éste país centroamericano. Asímismo, se produjo un aumento de entre seis y siete grados en la temperatura ambiental.
El lago Cocibolca es el segundo más grande de América Latina, abarca casi el 7% de Nicaragua
La temporada de huracanes empeorará la escasez de agua, creen en Oxfam International. La probabilidad de que se active el fenómeno de El Niño este año en Centroamérica es de un 73%, y esto generaría largos periodos de sequía y lluvias muy fuertes e intensas que acabarán con los cultivos. El año anterior, esto afectó el acceso a alimentos, principalmente a los pequeños productores de subsistencia y jornaleros agrícolas, debido al aumento de los precios. El Índice de Riesgo Climático en 2014 ubicó a Nicaragua como uno de los 10 de los países del mundo más afectados por el cambio climático en los últimos 20 años.
Modesto Flores es pescador en el pueblo de Esquipulas, a unos seis kilómetros de Moyogalpa. "Cada vez salgo menos a faenar por la escasez de pescado y me busco el jornal en el campo o en lo que sea para mantener a mi mujer y a los chavalos. Entre la falta de lluvias y la contaminación que provocamos, tenemos el lago herido de muerte”, lamenta.
Flores tiene razón: la contaminación es otro de los grandes problemas en Nicaragua. El lago Xolotlán ha sido hasta ahora el vertedero y el pozo negro de Managua, y sus aguas se han volcado hacia el Cocibolca en dos ocasiones en las últimas décadas del siglo pasado, con lo que ha transferido también su suciedad. Según aseguró el ingeniero Norwin Estrada al diario La Prensa, el peor enemigo del Xolotlán son las toneladas de plomo que depositó una fábrica de pesticidas. "El plomo es venenoso y se deposita en el fondo del lago donde lo ingieren los peces y se lo pasan a la población en su carne contaminada. Se sabe que está depositado en el fondo de la bahía de Miraflores, lo que significa que todavía no se ha transferido al Cocibolca, pero continúa envenenando a la población que se alimenta de la pesca del Xolotlán”, indicó el experto.
En el Cocibolca, aunque en menor medida, está ocurriendo lo mismo. La mayoría de las poblaciones colindantes vuelcan sus aguas negras y sus desperdicios en él. Además, la ropa es lavada en sus aguas y los habitantes de los barrios más humildes hacen sus necesidades y aseos diarios en él. Los desechos sólidos cubren la cuenca. No todos son organicos, ya que plásticos, metales, vidrios y otros residuos permanecerán inalterados obstaculizando los procesos naturales del gran lago. El uso de fertilizantes en la ganadería extensiva y el de agroquímicos en cultivos como el del arroz también dejan su impronta en la calidad de las aguas. Y, a pesar de todo, sigue teniendo un gran potencial como agua potable. Unas 200.000 personas consumen agua del Cocibolca y se estima que podría proveer a todo el país en su nivel actual durante 55 años y medio.
Ronaldo Gómez vive de la pesca en el lago cerca de Cárdenas, al sur del país. Desde hace años no se baña porque siente una serie de picores que le alarman. "Yo no recomiendo a nadie que lo haga, podríamos enfermar”, advierte mientras recuenta el pescado logrado ese día y que venderá para su consumo a pesar de todo. Jairo Hernán es agricultor en Esquipulas, en la isla de Ometepe. En cada temporada de siembra tiene que profundizar más para lograr obtener el agua de su pozo situado a apenas dos kilómetros del lago. “Las lluvias ya no llegan cuando deben, el despale de nuestros bosques, la falta de conciencia en la población y los ataques continuos a nuestro lago nos están pasando factura. ¿El cambio climático influye? ¡claro que si! Y nosotros lo ayudamos a diario".
Desde el Gobierno Sandinista y a través de su Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales (Marena) no son pocos los proyectos de sensibilización a favor del medioambiente y la sostenibilidad del ecosistema nicaraguense como el Plan Verano 2015 “Nicaragua Nuestra”,  que incluye jornadas y proyectos destinados al cuidado ambiental y de limpieza en las diferentes playas, lagos y ríos del país. A pesar de todo, aún les queda mucho trabajo por delante sobre todo a nivel educativo y de responsabilidad social. Es parte de la mala costumbre nacional, que se arrastra desde antaño: el lanzar basura a los cauces, volcar sus residuos sin control alguno e incluso la tala indiscriminada para obtener madera como uso diario en las cocinas. También desde la Asociación de Municipios del Gran Lago de Nicaragua (Amugram) se aprobó políticas de aprovechamiento y protección para el Cocibolca, muy acertadas y responsables para garantizar su limpieza y cuidado, así como promover junto al Gobierno la nominación del lago como Patrimonio Mixto de la Humanidad ante laUnesco, que ya incluyó la isla de Ometepe como Reserva de Biosfera. Una isla con 30.000 habitantes que perfila el gran lago con sus dos volcanes y un ecosistema único y espectacular.
El profesor Salvador Montenegro Guillén es el principal especialista en ecosistemas lacustres en Nicaragua y, hasta el pasado año, era el director del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua (CIRA/UNAN) y uno de los más grandes defensores del lago Cocibolca. Desde su posición de experto menciona la importancia del agua del gran lago en un artículo publicado en El Nuevo Diario: “Solamente el Cocibolca puede satisfacer las necesidades de la creciente población, que en próxima generación alcanzará 10 millones de personas y necesitará unos 691 millones de litros diariamente. Además del incremento en la demanda de agua potable, la demanda de alimentos también requiere satisfacerse con irrigación de cultivos y así depender menos de las irregulares e impredecibles cosechas estacionales, especialmente bajo el cambio y variabilidad climática actual”.
La mayoría de las poblaciones colindantes vuelcan sus aguas negras y sus desperdicios en el lago
A pesar del magnífico ecosistema existente en la cuenca del lago, de ser un valioso recurso de agua potable y de su gran potencial para el desarrollo del turismo ecológico y sostenible, el Cocibolca puede llegar a colapsar por serios problemas de contaminación que podrían volverse muy graves en un corto plazo si no se toman las medidas necesarias. Sin embargo, el nuevo mega proyecto aprobado mediante la ley 840 para la ejecución de un canal interoceánico en Nicaragua por una empresa concesionaria china (HKND) podría acelerar su condena a muerte. El estudio de Impacto Ambiental y Social aún no se ha presentado en público pese que la empresa lo entregó al Gobierno el pasado mes de mayo. Es ese enigmático proceder el que causa desesperación en los opositores a su construcción, asociaciones o Fundaciones como Popol Na o el Grupo Cocibolca, que han puesto el grito en el cielo por el peligro a los ecosistemas colindantes y del gigante estanque. Más aún conociendo que 105 kilómetros de su recorrido sería por aguas del lago, donde se debería dragar hasta más del doble de su calado, una media de 15 metros en la actualidad, para poder ser operativo. Unos trabajos de extracción que podrían causar daños irreparables de gran magnitud.
“El infame proyecto del Canal Interoceánico atenta contra el recurso natural más importante que tenemos: el Gran Lago Cocibolca”, indica el profesor Salvador Montenegro en una tajante frase con acotaciones científicas en torno a la mega obra del canal que le ha costado el puesto al frente del Centro para la Investigación de los Recursos Acuáticos (CIRA), un centro que él mismo había fundado en 1980.
Pese a que el Gobierno que ha participado en la formulación para solicitar la inclusión del lago junto a la ciudad de Granada como Patrimonio Mixto de la Humanidad ante la UNESCO, ahora aboga por poner en peligro su recurso más valioso. El propio presidente, Daniel Ortega, se ha justificado diciendo que ese lago está contaminado,retractándose así de su posición anterior, cuando dijo en 2007: “ni por todo el oro del mundo podría arriesgar el lago por un Canal”.

jueves, 24 de septiembre de 2015

El Gran Canal y los pueblos indígenas



Ramón Eugenio Rodríguez




Al parecer los magistrados y magistradas de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) no tuvieron siquiera el reparo de recordar que el pasado 10 de diciembre del 2013, se conmemoraba un aniversario más del Día Internacional de los Derechos Humanos. Esa fecha aparece en el encabezado de la sentencia No. 30, en la que de forma escasísima -desde la argumentación fáctica y jurídica- se dicta “no ha lugar” a más de treinta recursos por inconstitucionalidad que se presentaron oportunamente contra la Ley No. 840 “Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense Atingente a El Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructuras Asociadas”.

Bastaba que la Corte analizara con independencia la propia Constitución Política y la Ley 840, para comprobar todas las contradicciones entre ambas normas jurídicas; sin embargo, a todas luces se evidencia el apego vergonzoso del Órgano Judicial al Poder Legislativo y Ejecutivo. Queda pendiente la pregunta del colega que escribió “¿Qué significa fundamentar una sentencia? O del arte de redactar fallos judiciales sin engañarse a sí mismo y a la comunidad jurídica”. Agreguemos entonces, que manipulando los conceptos que citan de Lowenstein, Rousseau, Cabanellas, Burgoa…, creyeron motivar o razonar una sentencia. ¡Qué lejos está la CSJ de Themis!

A pesar de lo anterior, viene a cuenta no olvidar las palabras de Albert Camus: “aunque la lucha sea difícil, las razones para luchar continúan estando claras”. Una vez más, en este caso podrían jugar un rol protagónico las organizaciones de pueblos indígenas, al decidir si acuden, entre otras instancias internacionales, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a uno de los Órganos de Tratados de la Organización de las Naciones Unidas, o bien, al Relator especial sobre los derechos de los pueblos indígenas.

No debe olvidarse también que ya existe un precedente en la jurisprudencia interamericana, me refiero al Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua (2001), en el que la Corte Interamericana ordenó al Estado de Nicaragua tener presente: “Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es meramente una cuestión de posesión y producción sino un elemento material y espiritual del que deben gozar plenamente, inclusive para preservar su legado cultural y transmitirlo a las generaciones futuras”.

Desde que la Ley 840 entró en vigencia, el Estado de Nicaragua desatendió sus obligaciones establecidas en las mismas normas del Derecho Interno y del Derecho Internacional; en este último ámbito, acaso el gobierno pensará que el “consentimiento previo, libre e informado” es tan solo un capricho de los pueblos indígenas. Ahí están los tratados ratificados por Nicaragua, entre otros, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Convenio No. 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales y, más recientemente, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. Para evitar las suspicacias de algunos, aclaro que al haberse agotado los recursos internos con este último fallo de la CSJ, se debe acudir a la vía internacional, no para plantear la inconformidad con la sentencia No. 30, sino más bien exponer en el proceso que se inicie, el incumplimiento del Estado al ordenamiento jurídico nacional e internacional, solicitar las medidas, reparaciones y garantías de no repetición que corresponden.

La sociedad Wang Jing-Ortega no podría evitar que el Estado sea declarado perdidoso en un litigio internacional que puedan conocer y resolver órganos que actúan con independencia, profesionalismo y respeto a la dignidad humana. ¿Por qué entonces la tozudez del Presidente Ortega con la idea de la construcción del canal en los términos hasta ahora dados a conocer? ¿Podrá él y sus asesores salir al frente de una resolución internacional que condene al Estado por daños irreversibles a la Madre Tierra, como dirían ellos mismos? En pocos días, Ortega contará con sus reformas de la Constitución, en cuyo arto. 5 dirá, entre otras cosas: “El Estado reconoce la existencia de los pueblos originarios y afrodescendientes, que gozan de los derechos, deberes y garantías consignados en la Constitución y en especial, los de mantener y desarrollar su identidad y cultura, tener sus propias formas de organización social y administrar sus asuntos locales; así como mantener las formas comunales de propiedad de sus tierras y el goce, uso y disfrute, todo de conformidad con la Ley. Para las comunidades de la Costa Caribe se establece el régimen de autonomía en la presente Constitución”. Es previsible que ni con el populismo del discurso oficial, los agentes del Estado logren explicar convincentemente a una instancia internacional, semejante incongruencia entre el proyecto canalero y las múltiples afectaciones que eso conlleva para los pueblos indígenas y la nación entera. 

(*) Máster en Protección de los Derechos Humanos, UAH-España

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Entrevista a Brooklyn Rivera


El diputado Brooklyn Rivera, presidente de la Comisión de Asuntos de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de la Asamblea Nacional, aseguró que no esperaba la desaforación que le aplicó el Frente Sandinista de Liberación Nacional, por medio de su homólogo Edwin Castro.
“Esto es una pasada de cuentas”, reaccionó Rivera antes los señalamientos de Castro, quien lo acusó de haber participado en más de 15 casos de ventas ilegales de terreno en el Caribe Norte. Según los cálculos del jefe de la bancada oficialista, más de 155 mil hectáreas de tierras, equivalentes a 1,556 kilómetros cuadrados.
“Casi el 1% del territorio nacional”, expuso Castro, basado en unas supuestas investigaciones que realizó una comisión enviada por el comandante Daniel Ortega el 9 de septiembre a Waspam, foco principal del descontento indígena contra los colonos que invaden sus tierras.
En entrevista con Confidencial, Rivera reacciona a la desaforación votada por los diputados del Frente Sandinista.
¿Cómo toma la desaforación que le acaban de aplicar los diputados sandinistas?
Es parte del atropello de los derechos de los pueblos indígenas. Así como han invadido los colonos, permitido por el gobierno, pues ahora ante esa defensa de nuestra tierra proceden a destituirme, abusando de los controles de las instituciones.
Lo que hace Edwin Castro son acusaciones serias contra usted, de haber vendido tierras de manera ilegal…
He estado escuchando los señalamientos y todo lo quiere ligar a mi persona, pero no menciona mi nombre donde yo haya participado en algo. ¡Ninguna! Sino amigos de Brooklyn Rivera, allegados de Brooklyn Rivera, o allegados de YATAMA. Pero allí Brooklyn Rivera no sale y nunca va a salir. No es probable que esté asociado a esas acciones ilícitas. Ningún dirigente de YATAMA. De manera que estamos con la conciencia tranquila.
Usted, que ha estado en el territorio y lo conoce bien, ¿ha llegado, investigado algo esta comisión que dice Edwin Castro mandó Daniel Ortega?
Que yo sepa nada, hermano. Nada de eso… Esto es una pasada de cuentas por habernos salido de la bancada (FSLN), después que nos declaramos independientes y férreos defensores de los derechos de los pueblos indígenas, resistiendo la invasión de colonos, la destrucción de la madre tierra. Por todo eso, ¡pero se equivocan! Yo no soy parte del problema, yo soy parte de la solución. Ellos son los que atropellan. Ortega llama al diálogo, pero esto es el diálogo que nos dan. Mandan a asesinar a Mario Leman Müller y ahora quiere asesinarme políticamente. No sé qué viene más, pero la verdad estamos con la conciencia clara y firme en la lucha.
Diputado, ¿qué hará ahora? ¿Cuál será el siguiente paso? 

No sé. Vamos a ver qué se puede hacer por el momento, porque nos agarraron sorpresivamente. No nos había pasado por la mente esto, ni teníamos informaciones. De manera que revisaremos las acciones legales que se pueden tomar, porque actuaron violando los procedimientos establecidos en la ley orgánica de la Asamblea Nacional. Atropellando con la mayoría de votos que tienen.
¿Cree usted que su desaforación va a causar más descontento en la Costa Caribe?

Los hechos van a hablar, pero el sentido común nos dice que esta no es una decisión de un estadista sabio que calcula las cosas. ¿Qué opción quiere? ¿Forzarnos a ir a los años ochenta del conflicto? Me parece que eso no cabe, pero nos está empujando hacia situaciones extremas.
¿Qué opina de los señalamientos de una diputada costeña que lo señala de incitar la violencia en la Costa Caribe?

Si hay violencia es la que el Frente Sandinista ha impuesto. Porque YATAMA ha actuado de una manera demasiado a la defensiva, pero nada de acciones de violencia. Todos somos víctimas. Y los sandinistas abusando de la Policía y el Ejército y sus instituciones están atropellando.