El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 30 de abril de 2011

La cubana Fina García Marruz, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

La poeta cubana Fina García Marruz, quien cumple hoy 88 años, ha ganado el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce el conjunto de una obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural de Iberoamérica y España. Un galardón que constituye también un homenaje al grupo Orígenes, compuesto por Lezama Lima, Eliseo Diego o Gastón Vaquero, como ha recordado el poeta Francisco Brines.

García Marruz, “la gran poeta secreta”, como también la ha calificado Luis Antonio de Villena, miembro del jurado que ha fallado el premio con Brines, ganador de la pasada edición, es una de las voces más representativas de la poesía cubana, perteneciente a este grupo que revolucionó y modernizo de la isla desde los años cuarenta. “El grupo Orígenes sería el equivalente en influencia e importancia a la Generación del 27 en España”, ha precisado Brines, quien era uno de los grandes defensores de la candidatura de la cubana García Marruz.

El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, uno de los galardones más importantes y prestigiosos de este género, dotado con 42.100 euros y que convoca conjuntamente Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, sigue, al igual que el Premio Cervantes, una ley no escrita por la que un año se premia a un escritor de España y otro de Iberoamérica. “Por eso este año tocaba poeta de la otra orilla y mujer”, ha dicho De Villena.

Fina García publicó sus primeros poemas en los cuarenta con el grupo Orígenes. En 1961 obtuvo el doctorado en Ciencias Sociales dedicándose desde entonces a la investigación literaria, colaborando con distintos medios en el campo de la poesía, el ensayo y la crítica literaria.

Entre la obra poética de Fina García figura libros como Las miradas perdidas (1951),Visitaciones(1970), Poesías escogidas (1984), Viaje a Nicaragua con Cintio Vitier(1987), Créditos de Charlot (1990) con el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1991, Los Rembrandt de l’Hermitage(1992), Viejas melodías (1993), Habana del centro (1997).

Luis Antonio de Villena ha subrayado el carácter “secreto” de esta poetisa que ha llevado una vida centrada en su “interior” y poco dada a asistir a actos culturales o poéticos. “Ninguno de nosotros la conocemos personalmente”, ha reconocido. “Su poesía llega de manera directa pero a la vez muestra una exquisitez de espíritu”, ha aclarado. Asimismo, ha explicado que García Marruz también ha escrito algunos poemas de “exaltación política o social”. Y mencionó como ejemplo de su variedad, un poema dedicado a Cristo u otro que versa sobre el Che Guevara.

La competencia

“Todos los poetas que se presentan -ha precisado De Villena-, que son muchos, porque son presentados por muchas instituciones, son candidatos de primera fila. A la final de este premio, que es por mayoría, han llegado el nicaragüense Ernesto Cardenal y Fina García Marruz y se ha tenido en cuenta también que las mujeres habían estado menos representadas”. Entre los ganadores del premio se cuentan el chileno Gonzalo Rojas (1992), el madrileño José Hierro (1995), el asturiano Ángel González (1996), el uruguayo Mario Benedetti (1999), el catalán Pere Gimferrer (2000), el argentino Juan Gelman (2005) o el valenciano Francisco Brines (2010).

El Premio es entregado cada año por la Reina Doña Sofía en una ceremonia en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid.

(Tomado de El País, España)

América Latina vista desde el Viejo Continente

ALANRIDING

Cuando las dictaduras de América Latina pasaron a la historia en los años ochenta, cuando los tiempos trágicos y heroicos abrieron paso a una lucha cotidiana y poco espectacular para construir democracias con un grado mínimo de justicia, Europa perdió interés en la región.

Pero no fue sólo porque América Latina ya no era una fuente permanente de malas noticias para la prensa europea. Europa también estaba cambiando, mirándose a sí misma con cada vez más inquietud.

Antes del fin de la Guerra Fría, la preocupación principal europea era poder competir comercialmente con los Estados Unidos, Japón y los nuevos "tigres" asiáticos. Después del colapso del comunismo europeo, la prioridad fue la estabilidad política. Y con el tiempo también se hizo claro que, para preservar alguna influencia en el mundo, Europa tenía que convertirse en un bloque económico y político. Por lo menos, era la teoría. En la práctica, el resultado ha sido la introspección. Europa ya no quiere saber de los problemas de violencia política en América Latina; los tiene más cerca en Bosnia, Argelia y Chechenia o aun en el País Vasco, Córcega e Irlanda del Norte. Y si tampoco piensa en los problemas sociales latinoamericanos es porque la pobreza en África del Norte y los Balcanes representa una amenaza más inmediata.

¿Qué busca Europa en sus relaciones con América Latina? Inversionistas europeos participan en la especulación financiera que tanto daño le ha traído a la región. De contraparte, algunas compañías transnacionales europeas construyen fábricas y crean empleos. Pero los gobiernos europeos, en general, no se sienten responsables de ayudar a la región.

Escribiendo estas líneas desde París, no me es difícil, sin embargo, mirar hacia América Latina con cierto optimismo. No es por nada que Europa se llama el Viejo Continente. Está cansada, sus años le pesan, su historia dolorosa se repite y, peor, tiene miedo del futuro. Desde aquí se ve a América Latina como una fuente de renovación cultural, no sólo por la vitalidad de su música, danza o literatura, sino porque es joven y creativa y preserva una energía que en Europa se ha ido agotando.

Pero esta cultura existe gracias, precisamente, a la desorganización de las sociedades latinoamericanas. ¿Sobrevivirá en un futuro de mayor desarrollo económico?

Para conservar su cultura, la región debe valorizada. En eso, Europa puede ayudar, como advertencia y como ejemplo. No menos que en el resto del mundo, la fuerza de la cultura popular de los Estados Unidos y la aceleración de los medios de comunicación han puesto la cultura
tradicional europea a la defensiva. Y no hablo solamente de Hollywood o Dallas, de Coca-Cola o McDonald's. Lo preocupante es el efecto uniformizador de un mercado que impone el denominador común más bajo en nombre de una grotesca democracia comercial.

Europa está reaccionando contra eso. Si de un lado hay un proceso unificador manejado desde Bruselas, donde "eurócratas" buscan crear normas comunes para todo, hay también un fortalecimiento de sentimientos regionalistas y aun locales. La recuperación de viejas costumbres y hasta de lenguas olvidadas está sirviendo como una especie de contrapeso a la unidad del mercado. La nostalgia se ha
convert
ido en un arma contra un futuro que amenaza borrar las diferencias culturales.

Las puntas de flecha dé la ofensiva uniformizadora de la cultura popular estadunidense son claramente la televisión, el cine y la música. Y muchas veces tiene grandes aliados locales, como TV Globo en Brasil y Televisa en México, que "venden" más que todo el estilo de vida estadunidense. Frente al mismo fenómeno, Francia ha optado por un sistema de cuotas para garantizar que un mínimo de 50% de su oferta de películas, programas de televisión y canciones sean de origen europeo. Eso ha asegurado, por ejemplo, la sobrevivencia de la industria cinematográfica francesa, pero tiene sus fallas: el cine francés posee mercado pero, sin competencia abierta, le falta calidad.

América Latina debe preservar y estimular la cultura. Dicho de otra forma, América Latina tiene que seguir siendo América Latina, para su propio bien, pero también para atraer la atención de Europa. Si las relaciones entre los dos continentes se reducen al intercambio financiero y comercial, serán poco interesantes. Europa sigue siendo el punto de referencia de la cultura occidental, pero América Latina representa lo nuevo, lo imaginativo, lo libre. Su capacidad creativa es también un recurso natural.

Nota: "La América que queremos" es una nueva sección sabatina de EL CORREO. Los ensayos "en defensa de la vida" -de autores de primera línea- son tomados del libro con igual título, publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1998, en el contexto del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente.

FÁBULA DEL REINO DE REINITOS SONRIENTES Y DE SUS VASALLOS TRISTES O IRACUNDOS

Luis Rocha

No es éste propiamente el comienzo de ésta fábula la cual tendremos que iniciar diciendo que en aquellos tiempos de cristianismo, socialismo y solidaridad, se pusieron de moda las esfumaciones, las cuales llegaron a ser arte y mina para algunos, y uno de aquellos magos encontró en ello una fuente inagotable e intocable de recursos, para lo que, lógicamente inventó un método, conocido como el método Rivas, o mejor dicho, el Recurso y el método de Rivas. No pocos quisieron seguir sus pasos, algunos con buena y otros con regular fortuna, como ocurrió en el Reino de Porras, porque lo que sucedía es que entre más se sabía de los monarcas principales, menos riesgos de finalizar reinados se corrían. No olvidemos la solidaridad y el socialismo entre ellos, y el hecho de que todo transcurre, como es de suponer, en el Reino Socialista de Nicaragua en donde la reina, esposa del rey, “ejerce la potestad real por derecho propio”, y aunque en el ajedrez es la pieza más importante después del rey, aquí sucede lo contrario. Ahora bien, ambos, como sucede en las monarquías, ejercen cristianamente la jefatura del Estado, y tienen dominio y predominio sobre las demás personas, las cuales se denominan vasallos. Quiero hacer constar que ignoro por qué el diccionario de la RAE dice que reinar es “una costumbre, una enfermedad, un viento.”

Supuestamente los vasallos son diferentes a los siervos. Podríamos deducir que los vasallos son las masas y los siervos, por ser esclavos del monarca, la cúpula, o la nomenclatura. El siervo o esclavo es la lealtad incondicional, y si es necesario irracional, que todo monarca exige de sus más cercanos, por lo que precisamente en ese grupo de privilegiados, se encuentran los fundadores del reino. Los reyes a su vez, por reciprocidad cristiana y solidaria, son siervos de sus esclavos, en la medida proporcional en que estos compartan y resguarden sus ambiciones. Vasallos los hay de dos clases: los vasallos vasallos, quienes viven iracundos por tener que serlo y disimulan su rabia agrediendo siempre que se les ordena a los vasallos tristes, y éstos, que viven tristes aunque indignados, pero que no están dispuestos a ser serviles. Estos últimos sí están obligados a pagar feudo, feudatario. No reciben estipendio del rey y no lo aceptan como su dueño. En otras palabras, no se consideran vasallos sino avasallados.

Ahora sí, comienza ésta fábula: El Reino Socialista de Nicaragua consiste en un reino amo y señor de los reinitos sonrientes, o sean instituciones, feudos o ministerios diseñados escrupulosamente para ser limpiados por los seguidores de la monarquía. Son premios a la incondicionalidad y a la reciprocidad que se exige en momentos dados, como las llamadas elecciones. Está dividido y subdividido: El Reino Divino, son los monarcas o dioses en la tierra; El Reinito de los Culones Sonrientes Eternamente (CSE); el Reinito de la balanza quebrada –conocido también como Corte Celestial- o Corte Suprema de Jamones (CSJ); existió hasta hace muy poco un Reinito de las Porras Cantoras, o Dirección General de Ingresos personales (DGI); aunque de no ser por el de los dioses merecería el calificativo de reinote, sobrecoge el misterioso Reinito del Alba en Tinieblas; y así sucesivamente pequeños reinos que consolidan a su vez a un Reino Único y Divino. De aquí que el auge de la esfumaciones de dinero –como el que se mueve sigilosamente dentro del Reino del Alba en Tinieblas- son verdaderos milagros gracias a quienes rezan en las rotondas, y por tener los nicaragüenses el gran honor de vivir en un país cristiano, socialista y solidario. Estas esfumaciones están a cargo, como ya explicamos, de los reinitos subalternos al Divino, es decir de reyezuelos cuyo máximo exponente, siempre orondo e imprescindible por vivir en gracia cardenalicia, es el monarca del CSE quien ya lleva esfumados por lo menos 407 millones de córdobas.

Estos milagros por lo general son reconocidos y avalados por instituciones que viven de sus siglas, cuyo significado real nadie conoce o comprende, tales como “CGR”, “FGR” y otras de igual eficiencia. El hecho es que nuestra monarquía se sustenta en milagros incuestionables. ¿Quién, entonces, puede poner en duda su catolicismo? Tan católica es la pareja real, que sus ingresos y egresos, son como dogmas. ¿Alguien puede poner en duda su fe cristiana? Ahora, aclarado lo del Reino de los Reinitos Sonrientes, y sus métodos y recursos, ¿alguien puede criticar sus carcajadas? No olvidemos que somos vasallos, unos iracundos y otros tristes. Iracundos o tristes, en no pocas ocasiones dependemos de un igual condicionamiento para mantener nuestros trabajos en instituciones del Estado, y así no olvidar jamás que somos un Pueblo Presidente, y que si nos portamos bien permitiendo la perpetuidad de los monarcas, podremos llegar a hacer esfumaciones. Al fin y al cabo, uno viendo aprende. Pero hay un pequeño detalle: ¿Quién ha dicho que queremos seguir siendo vasallos?

luisrochaurtecho@yahoo.com

“Extremadura”, Masatepe, 28 de abril de 2011. (“Me quema la palabra”).