Escribe Alfredo Leuco
Le cuento primero los hechos tal como ocurrieron porque no se pueden creer. Escuche, por favor: Martina Soto Pose, la nueva cronista de Caiga Quien Caiga le hizo una entrevista a la diputada kirchnerista Diana Conti.
- ¿Leyó algo de Mario Vargas Llosa?, fue una de las preguntas.
- Las venas abiertas de América Latina, contestó la polémica legisladora metiendo la pata hasta acá. Pero no conforme con semejante papelón avanzó rauda hacia el ridículo: “Y después, como me pareció un traidor, dejé de leerlo”, sentenció con tono revolucionario. Al final se produjo un insólito diálogo donde Diana Conti le insistía a la joven movilera para que chequeara la información porque le parecía que estaba equivocada. Martina trataba de hacerle ver su error y en un momento la diputada, mientras salía rápidamente de la escena, dijo una primera verdad: “Entonces no leí nada”.
No quiero cargar las tintas sobre la diputada nacional porque errar es humano. Incluso nadie tiene la obligación de haber leído algún libro de Vargas Llosa. Pero me asombró y me asustó la ignorancia sobre la obra de Eduardo Galeano y encima la altanería para calificar de traidor a un premio nobel confundiéndolo casi con su contracara ideológica.
Yo entendería que un legislador obrero o de los movimientos sociales no haya tenido acceso a la lectura producto de sus privaciones económicas y falta de oportunidades. Pero Diana Conti es diputada y abogada, fue senadora y miembro del Consejo de la Magistratura. Ademas, “Las venas abiertas de América Latina”, es una suerte de biblia de la izquierda latinoamericanista de los `70 donde ella comenzó su militancia. Ese libro fue prohibido por las dictaduras de Pinochet y Videla y por supuesto en Uruguay. Durante su breve exilio en Argentina, Galeano dirigió la revista “Crisis”, otro emblema de la cultura combativa. ¿Habrá leído Crisis la diputada?
El mismísmo Juan Domingo Perón quiso conocer a Galeano cuando leyó alguno de sus textos. La diputada que encima se ha manifestado orgullosa de ser estalinista o de soñar con una Cristina eterna y que elogió a Hugo Chávez en varias oportunidades debería por lo menos tener en cuenta el regalo que el bolivariano le hizo al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama la primera vez que lo vió en una cumbre americana: el libro “Las venas abiertas de América Latina”.
¿Dónde estaba Diana Conti cuando pasó eso? ¿No lo leyó en los diarios? Tuvo un rebote internacional extraordinario. Ese solo hecho, la foto de Chavez regalandole el libro a Obama lo hizo trepar a la velocidad del sonido en el ranking de ventas de la librería electrónica Amazon. “Las venas pasaron” del puesto 60.273 al séptimo lugar en cuestión de horas.
Si Diana Conti se considera de izquierda debería saber que esa vereda ideológica caracteriza de traidor a Vargas Llosa y no a Galeano al que consideran un ídolo. Es curioso recordar que Galeano,en sus comienzo como editor del legendario semanario uruguayo Marcha, publicó a Vargas Llosa y que el peruano prologó el libro “Manual del perfecto idiota latinoamericano” que se considera casi como una respuesta a “Las venas abiertas”.
Es la biblia de los neoliberales que escribieron Alvaro Vargas Llosa, el hijo de Mario, junto a Carlos Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza. Si la diputada Conti me permite un humilde consejo, debería leer los dos. Son dos miradas muy bien escritas y opuestas de la realidad de nuestro continente. Enriquece intelectualmente conocer el diagnóstico y el remedio que proponen ambos.
León Gieco nombra a Galeano en “Los salieri de Charly”, y hasta Los Fabulosos Cadillac se nutrieron de esa literatura para una de sus canciones. “Las venas abiertas” fue publicado en 1971, traducido a 20 idiomas y según Galeano le llevó 4 años de investigación y 90 noches de escritura. Diana Conti lo destruyó en un minuto. La últimas informaciones que disponemos dicen que a la diputada todavía no se le cayó la cara de vergueza.
Le cuento primero los hechos tal como ocurrieron porque no se pueden creer. Escuche, por favor: Martina Soto Pose, la nueva cronista de Caiga Quien Caiga le hizo una entrevista a la diputada kirchnerista Diana Conti.
- ¿Leyó algo de Mario Vargas Llosa?, fue una de las preguntas.
- Las venas abiertas de América Latina, contestó la polémica legisladora metiendo la pata hasta acá. Pero no conforme con semejante papelón avanzó rauda hacia el ridículo: “Y después, como me pareció un traidor, dejé de leerlo”, sentenció con tono revolucionario. Al final se produjo un insólito diálogo donde Diana Conti le insistía a la joven movilera para que chequeara la información porque le parecía que estaba equivocada. Martina trataba de hacerle ver su error y en un momento la diputada, mientras salía rápidamente de la escena, dijo una primera verdad: “Entonces no leí nada”.
No quiero cargar las tintas sobre la diputada nacional porque errar es humano. Incluso nadie tiene la obligación de haber leído algún libro de Vargas Llosa. Pero me asombró y me asustó la ignorancia sobre la obra de Eduardo Galeano y encima la altanería para calificar de traidor a un premio nobel confundiéndolo casi con su contracara ideológica.
Yo entendería que un legislador obrero o de los movimientos sociales no haya tenido acceso a la lectura producto de sus privaciones económicas y falta de oportunidades. Pero Diana Conti es diputada y abogada, fue senadora y miembro del Consejo de la Magistratura. Ademas, “Las venas abiertas de América Latina”, es una suerte de biblia de la izquierda latinoamericanista de los `70 donde ella comenzó su militancia. Ese libro fue prohibido por las dictaduras de Pinochet y Videla y por supuesto en Uruguay. Durante su breve exilio en Argentina, Galeano dirigió la revista “Crisis”, otro emblema de la cultura combativa. ¿Habrá leído Crisis la diputada?
El mismísmo Juan Domingo Perón quiso conocer a Galeano cuando leyó alguno de sus textos. La diputada que encima se ha manifestado orgullosa de ser estalinista o de soñar con una Cristina eterna y que elogió a Hugo Chávez en varias oportunidades debería por lo menos tener en cuenta el regalo que el bolivariano le hizo al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama la primera vez que lo vió en una cumbre americana: el libro “Las venas abiertas de América Latina”.
¿Dónde estaba Diana Conti cuando pasó eso? ¿No lo leyó en los diarios? Tuvo un rebote internacional extraordinario. Ese solo hecho, la foto de Chavez regalandole el libro a Obama lo hizo trepar a la velocidad del sonido en el ranking de ventas de la librería electrónica Amazon. “Las venas pasaron” del puesto 60.273 al séptimo lugar en cuestión de horas.
Si Diana Conti se considera de izquierda debería saber que esa vereda ideológica caracteriza de traidor a Vargas Llosa y no a Galeano al que consideran un ídolo. Es curioso recordar que Galeano,en sus comienzo como editor del legendario semanario uruguayo Marcha, publicó a Vargas Llosa y que el peruano prologó el libro “Manual del perfecto idiota latinoamericano” que se considera casi como una respuesta a “Las venas abiertas”.
Es la biblia de los neoliberales que escribieron Alvaro Vargas Llosa, el hijo de Mario, junto a Carlos Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza. Si la diputada Conti me permite un humilde consejo, debería leer los dos. Son dos miradas muy bien escritas y opuestas de la realidad de nuestro continente. Enriquece intelectualmente conocer el diagnóstico y el remedio que proponen ambos.
León Gieco nombra a Galeano en “Los salieri de Charly”, y hasta Los Fabulosos Cadillac se nutrieron de esa literatura para una de sus canciones. “Las venas abiertas” fue publicado en 1971, traducido a 20 idiomas y según Galeano le llevó 4 años de investigación y 90 noches de escritura. Diana Conti lo destruyó en un minuto. La últimas informaciones que disponemos dicen que a la diputada todavía no se le cayó la cara de vergueza.
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