El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 24 de abril de 2011

LA MAGIA DEL LIBRO

Seguiremos reverenciando el libro como objeto de culto. No importa si éste está impreso en papel como lo conocemos hoy o está oculto en la pantalla virtual como duendecillo travieso. Lo admirable no es su forma [antes fue tablilla, papiro, o códice] sino su contenido. Lo que cuenta, es, la escritura, no en qué se escribe. Por supuesto que una y otra se funden y llegamos a ser fetichistas: amamos el libro como una sola cosa. Queremos olerlo, tocarlo, verlo y reverlo, examinarlo para diferenciarlo de otros objetos, casi se puede decir que empleamos todos nuestros sentidos, sólo falta que, físicamente, lo degustemos, porque, de oírlo, sí estoy seguro que lo escuchamos cuando se acerca a nosotros o nos aproximamos a él. El libro o la escritura, tiene dos amantes. El que lo escribe y quien lo lee. Ahora es más complicado, debido a que quien escribe tampoco es autónomo, su oficio no tiene sentido sin tomar en cuenta al usuario, [prefiero decir lector]. De igual forma no hay lector pasivo, [si partimos de que lee por placer y no por obligación], lo que lo lleva a una lectura selectiva que en buena parte explica que ese “vicio de leer” tiene sus raíces en que, haciéndolo, “estamos también intentando borronear” el libro que nos hubiese gustado escribir, o al menos, tener la posibilidad de reinventar la historia que se nos cuenta y sin remordimientos, alterarla, para sacar nuestras propias conclusiones. El lector actual ya no es ajeno a lo que otro escribe. Igualmente, el escritor, al enfrentarse a la obra creativa, no sólo piensa en su capacidad de, [imaginar], sino, y ello es clave, en la posibilidad de disfrazarse [de lector], que también aspira, por qué no, a participar en la lectura del libro que a él le hubiese gustado leer. Lector y escritor se necesitan mutuamente. Hay una simbiosis invisible que los acerca, son dos caras de una misma moneda. Cuando decimos que la lectura nos depara placer, nos referimos no solamente al goce que se deriva de ella, sino también al deleite de ayudarnos a llevar una vida fructífera, a saber compartir aspiraciones de otras vidas que no nos ha sido posible vivir y de las cuales podemos aprender, a ubicarnos en el lugar que nos corresponde, a comprender a los otros seres humanos que al igual que nosotros están llenos de alegrías y tristezas, de logros y limitaciones, de amores y desamores, de soberbia o humildad. La lectura nos da, más que conocimientos, capacidades para entender, discernir, comprender, y llevar una vida de mayor acercamiento con los otros. Es, ensanchar el sendero de nuestra propia experiencia, además de, formación de principios, cultivo de valores, conocimiento del lenguaje, convivencia y, sobretodo, disposición de empatía con los demás. La universidad que no termina nunca, los pasos que no se detienen, la filosofía que no se cansa de preguntar, y una ética, un aprendizaje permanente, y, una actitud de vida.

Manuel Obregón S.

Masatepe, 23-04-11

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