El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 29 de abril de 2011

EL FACTOR LIBIO EN EL CORAZON DE NICARAGUA

El FSLN en la guerra contra la dictadura, en la lucha diplomática contra el gobierno de Somoza D, en la hora de la victoria y en el ejercicio del gobierno represivo de la década de los 80s, siempre contó con padrinos influyentes, que le abrieron los países en que gobernaban: Carlos Andrés Pérez, Omar Torrijos, Rodrigo Carazo Odio, José López Portillo y siempre Fidel Castro Ruz, amparado por la segunda potencia mundial, La Unión Soviética. Sin embargo, nunca se mencionó al más íntimo de ellos: El Coronel Moamar Kadafi, dueño absoluto de los desiertos petrolíferos de Libya.

Poco a poco se fue sabiendo acerca de la cercanía, dependencia y lealtad de Daniel Ortega con Moamar Kadafi. Cualquier situación incómoda financieramente hablando, el Comandante Ortega partía para Italia, en donde se perdía en el tumulto cosmopolita que abarrota la capital de los Césares y de los Papas, para partir subrepticiamente a encontrarse con su protector y amigo en la ciudad de Trípoli. Algunas veces intentaron seguirle la pista y siempre se desvanecía en el país en forma de bota, sin embargo, hubo alguna vez que lo “pescaron” en una trattoria almorzando en compañía de su séquito habitual, hecho que solo servía para confirmar que el Comandante Ortega estaba en Roma, camino a Libya a reunirse con Moamar kadafi.

Para ese entonces ya residía en Nicaragua un ciudadano libio que gravitaba en las altas esferas del poder sandinista. El ciudadano libio no era cualquier libio, sino sobrino del dictador que lleva cuarenta y dos años en el poder y que parece que ya le está llegando su sábado.

Desde la década de los 80s el sobrino de Kadafi ha permanecido en Nicaragua prácticamente a la diestra del Comandante y Presidente Ortega. Es tan delicada su misión, que ni siquiera la derrota de 1990 hizo que regresara a su patria. Se quedó en Nicaragua, ya no como instructor militar, de tácticas de espionaje o de mecánicas que tienen que ver con el terrorismo, sino como asesor agrícola, encargado de programas de esa índole, proyectados única y exclusivamente para camuflar su presencia y no despertar sospechas.

Dieciséis años pasó este personaje en Nicaragua, completamente desapercibido por los gobiernos democráticos que se dieron entre 1990 y 2007.

Una vez en el poder el Comandante Ortega, emerge de las sombras del anonimato el misterioso libio y a medida que se consolidaba el poder autoritario y despótico del Presidente Ortega, subía en importancia el famoso sobrino de Kadafi.

Verdaderamente los gobiernos llamados democráticos son una calamidad. Ineficientes en el arte de la conspiración e incapaces de ver al enemigo teniéndolo en frente de sus narices. En otros países este ciudadano libio hubiera sido investigado por ser cercano al gobierno terrorista de Kadafi, el cual era una amenaza para el mundo occidental. A ninguno de los tres ministros del interior de los tres gobiernos democráticos, se les ocurrió investigar a fondo a alguien que a la larga podría llegar a ser un enemigo peligroso para la paz de Nicaragua. ¿Existía un departamento de inteligencia en los mencionados gobiernos? Parece que no y si existían, solo eran de nombre.

¿Quién es actualmente la sombra del Presidente Ortega y principal asesor, (¿de que?) eje central de las relaciones del gobierno del Presidente Ortega con el gobierno del Coronel Kadafi, al extremo de nombrar al ex canciller del gobierno de la novena sandinista representante del gobierno de Kadafi ante las UN? El supuesto sobrino del Coronel Kadafi.

Este episodio del sobrino de Kadafi, ya nacionalizado nicaragüense por mero formulismo para poder ejercer las funciones que se le asignen sin levantar sospechas ni polémicas, puede ser el detonante de una situación apocalíptica. El amigo de mi enemigo, es mi enemigo, reza la frase maquiavélica llena de una lógica simple. Analizando lo que eso significa, tomando en cuenta la innegable alianza de Ortega con Kadafi, lo que es igual por el momento, de Nicaragua con Libya, lo único que nos espera es una hecatombe de proporciones incalculables. Libya es enemigo jurado de los Estados Unidos y por lo tanto, Nicaragua está en la mira de los Estados Unidos a la hora que este decida que Libya es un peligro constante e inminente para su seguridad nacional. Ese peligro de holocausto subyace en la mente de muchos nicaragüenses, pero no le damos seguimiento porque somos escépticos por naturaleza.

Si a Libya le sumamos Irán, la situación empeora, ya que los lazos de Nicaragua (léase Ortega) con este país, también enemigo mortal de los Estados Unidos, son reconocidos mundialmente. Yo me pregunto que piensa el Presidente Ortega de estas relaciones más que diplomáticas con esos países que solo desgracias le pueden traer a su pueblo. Cuesta creerlo, pero el peligro es real. No olvidemos que estamos a tiro de piedra del Comando Sur y que en menos de lo que canta un gallo, tenemos media flota de dicho comando anclada en nuestras costas y el poderío aéreo volando sobre nuestro suelo.

No es novela, por desgracia puede ser una horrenda realidad.

Jorge J Cuadra V

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