La gente está saliendo a las calles, nuevamente, desde que se percibe la disminución de la agresión física con la que los orteguistas suelen expresar sus ideas políticas. Salen las y los jóvenes de Nicaragua 2.0, salen “los encachimbados”, salen a recolectar “el peso indignado”, salen en Bluefields para expresar la diversidad sexual, salen en Chinandega…
“Ser N 2.0 significa: Ser Resistente no violento como factor de cambio! La acción pacífica, activa y persistente es el único modo de lograr cambios positivos duraderos en nuestra sociedad. Rechazamos cualquier expresión de violencia que denigre la dignidad de las personas”. (Alejandra Espinoza. Frase tomada del Facebook de N 2.0)
Salen en el formato tradicional de marcha+consignas+micrófono+chagüite reivindicativo y también en la nueva modalidad tomando puentes+mantas+megáfono+operación cusuco (aparecimiento repentino).
Alguna gente dirá que “la mayoría eran jóvenes”. Y cómo no va a ser, si la mayoría de la población nicaragüense es joven. Por eso tampoco es novedoso que en las marchas orteguistas sean jóvenes en mayor número. Estas últimas ya no presentan cartas credenciales con el mortero en la mano ni linchamientos, se limitan a una presencia amenazante, que es otra forma de violencia.
Impacto en las encuestas de opinión
Estas salidas a la luz pública, a la exposición exterior modificará la percepción de la gente y afectará positivamente (en el plano científico) a las encuestas que se apliquen para conocer tanto la valoración del trabajo gubernamental, como la intención de votos.
Porque todas las firmas encuestadoras (oficialistas, independientes, nacionales y extranjeras) saben que el principal sesgo de las anteriores encuestas que han aplicado no es el margen de error, sino que las habían aplicado en momentos en que la percepción de la opinión pública estaba sumamente mediatizada por el temor a que te mataran. Han preguntado algo y la gente ha contestado otra cosa.
Todas las firmas encuestadoras saben que sus datos han sido extraídos en un espacio temporal de alta tensión por amenaza a la vida (física, laboral, familiar, económica, entre otras). Y por eso ha habido una “sensación” de que algo no calzaba en los datos contrastados con la realidad.
Midiendo como miden las firmas encuestadoras, la opinión púbica ¿qué han medido?: una opinión pública desinformada. De ahí que quienes hablan de güegüense tendrían que hablar de mediciones erradas.
Ese ha sido uno de los beneficios que ha sacado el gobierno de Daniel Ortega al atacar con violencia virulenta las marchas en las calles: ha conseguido sacar mejores notas en el examen de las encuestas. Datos que algunas personas ponemos en duda.
Equilibrio informativo
La presencia de la gente en las calles introduce una información valiosa para la construcción de una opinión pública más “real”. Son igual de valiosas la presencia de simpatizantes orteguistas y de opositores a lo que han llamado acertadamente el Ortegato, y de gente que además de opositores al gobierno de Ortega administrado ilegalmente por su esposa Rosario Murillo y sus símbolos, están haciendo propuestas concretas expresando ideales de los derechos humanos y ciudadanos, no sólo de partidos políticos.
Estamos en un impasse, entonces, por cómo a mayor expresión pública del descontento social, mayor información “equilibrada” para formar la opinión púbica. Pues hasta ahora han sido los diligentes partidarios de Ortega quienes han estado visibles en las calles, y casa por casa, divulgando información.
Son retos importantes para la gente que se opone a Ortega y su familia. Porque pueden introducir información valiosa para que el pueblo nicaragüense conozca ah, así que no todo es como me lo han pintado.
También hay que decir que esto le beneficia enormemente a Ortega pues les proporciona información veraz y no manipulada para conocer hasta dónde todo su trabajo realmente está calando en la gente. Otra cosa es que les interese conocer la verdad. Entonces, sólo hay que contestar: allá ellos si quieren vivir en el reino de la mentira.
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