Presentación del informe de investigación de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) sobre la misión en la frontera entre Libia y Egipto
Traducción para Infoapdha de Edurne Sanz
El conflicto que empezó en Libia el 17 de febrero de 2011 con una revuelta popular contra el régimen de Gaddafi ha desencadenado en un éxodo masivo de la población civil hacia los países vecinos. Cientos de miles de personas han huido, principalmente a Túnez y Egipto, como resultado de los ataques de las fuerzas de Gadaffi contra la población civil, la rebelión y los bombardeos de la OTAN. En especial los trabajadores y refugiados inmigrantes del África Subsahariana han sido los blancos de la violencia.
La gran mayoría de quienes han huído eran inmigrantes que trabajaban en Libia: cerca de 500.000 personas de Egipto, Túnez, Bangladés, Pakistán y China y de numerosos países del África Subsahariana.
El informe de la FIDH, basado en las conclusiones de una misión en la frontera entre Egipto y Libia, revela la situación vulnerable de los refugiados e inmigrantes con problemas para volver a casa que permanecen en Salloum y presenta numerosos informes sobre violencia contra los emigrantes del África Subsahariana en el este de Libia.
Varados en la frontera
Como en Túnez, el gobierno egipcio ha mantenido sus fronteras abiertas para aquellos que huyen de Libia. Pero el derecho a entrar no significa que tengan derecho a quedarse, con la excepción de aquellos con nacionalidad libia, que hasta ahora pueden asentarse temporalmente. Las personas con otras nacionalidades esperan en la frontera, en condiciones deplorables y degradantes, pendientes de ser evacuados a sus países de origen o, para quienes no puedan volver, reasentados en países de acogida. “Esta es la segunda vez que estas personas se ven forzadas a convertirse en refugiados”, explica Geneviève Jacques, delegada de la misión de la FIDH.
“Después de haber huido a Libia para escapar de los conflictos o las persecuciones en Darfur, Somalia, Etiopía o Eritrea, no pueden regresar a casa. Pero demasiados pocos países han ofrecido lugares para reasentarles. Por ejemplo en Francia, el Ministro de Interior emitió una declaración pública en la que rechaza categóricamente reasentar a cualquier refugiado del conflicto de Libia. Esto es inaceptable y vergonzoso. Mientras que varios países de la UE están interviniendo en Libia y dicen apoyar una transición democrática en Túnez y Egipto, la UE no ha llevado a cabo ninguna iniciativa para recibir refugiados y liberar a los países donde llegan primero”.
Violencia contra los inmigrantes del África Subsahariana
Las pruebas recogidas por la misión de la FIDH indican que hay abusos sistemáticos generalizados y violencia por motivos raciales contra los africanos subsaharianos en el este de Libia. La FIDH entrevistó a unos 50 emigrantes que habían huido de Bengasi y otras zonas del este de Libia, e informaron de que los africanos de raza negra, acusados de ser mercenarios de Gaddafi, habían sido atacados, robados y a veces violados y asesinados. “El fatal amalgama ‘negros igual a mercenarios’ se había usado para justificar los insultos, los fines de contrato sin pagar, la tortura y otros hechos degradantes cometidos por libios armados en la zona bajo el control de los rebeldes”, dijo Geneviève Jacques. “Todos a los que entrevistamos dijeron que habían sido forzados a dejar sus trabajos y a huir de Libia porque temían por sus vidas”.
Estos crímenes se han cometido con impunidad. En Libia no se investigan estas alegaciones. La FIDH transmitió las conclusiones de este informe al Consejo de transición libio, pidiéndoles investigaciones independientes y efectivas de acuerdo con las obligaciones de Libia con la ley internacional. El Tribunal Penal Internacional ha confirmado que estos crímenes deben equivaler a crímenes de guerra y por lo tanto están dentro de su jurisdicción. La FIDH apela al TPI para que continúe con las investigaciones de estos crímenes.
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