El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 3 de julio de 2011

IGLESIA VIVA

LECCIÓN III

,

Señores:

Algunos jóvenes obreros amigos míos de esta muy dulce y amable ciudad de Chinandega me hicieron el honor de invitarme para que os hablara con autorizada palabra. ¿Me alabo? De ninguna manera. El más humilde de los hijos de los hombres, si habla, como dice el Evangelio, ex abundantia cordis, sacando las palabras como el agua, limpias y claras, de la buena fuente del coran, es autorizado. Sólo los hipócritas carecen de autoridad. Pero tú, quien quiera que seas, obrero de manos limpias, estudiante de ojos claros, maestro boca de oro, buen soñador de pies ligeros, soldado atrevido, corazón de león, buen rico de tesoro escondido, buen comerciante que buscas perlas, quien quiera que seas, si es tu palabra espejo de tu vida, dila, porque es la vida el libro de los vivos. ¿No veis cómo Jesús Vida Eterna, cuando comenzó a hablar, abrió el libro de sus labios?

Estos cursos libres de socialismo son esbozo y esquema de alguna institución que pueda ser más tarde entre nosotros como la universidad popular de los alemanes, o como la semana social de los católicos italianos fieles a la doctrina de León XIII. ¿Por qué, aquí en Centro América, no podrían juntarse los hombres de buena voluntad como en Bélgica, como en el Uruguay, en asamblea de hermanos, para ver de qué modo se hiciera menos negra y menos densa la noche que nos envuelve; mo haríamos para cortar la mano que nos aprieta y si no podemos cortarla, por ahora, para respirar algo más y poder siquiera medio movemos dentro de aquella mano?

La lección primera fue un cuadro vivo de la tiranía, como quien dice: Mírate en ese espejo, porque cuántas veces, el obrero tiranizado de ayer, es hoy, amo que tiraniza. Dichosos los pintores que sin palabras os pintan un cocodrilo de fauces abiertas y nada más. ¿Para qué? Un cocodrilo de fauces abiertas. Basta.

La lección segunda fue una imprecación contra los poticos palabreros a quienes Dios confunda. Hermano mío que me oyes, no quisieras tú ser un gigante de pecho de acero y subir al Chimborazo y con una voz casi como la de Cristo en la cruz, gritar: ¡Hijos de América, si no os desnuis de la túnica remendada de los políticos palabreros estáis perdidos sin remedio!

Yo anuncié la lección tercera en mi pasada. Conferencia en el Salón Excélsior de la Metrópoli, cuando dije: Tened cuidado con vosotros mismos. Los tiranos y los políticos habladores, males de afuera, son los males malos y peores; nuestros vicios, males de adentro, estos son los males pésimos. Cuando la situación es mala o peor, caben ensayos, esfuerzos y tentativas; cuando la situación es pésima, sólo cabe el c' est fini de los franceses: Sálvese quien pueda, porque esto se acabó. Que venga por ejemplo un J osé María Moncada a decir contra la dignidad sustancial de la Patria, palabras milagrosamente manchadas, eso tendrá remedio; con tal que los jóvenes de la marea que sube, al ser armados caballeros, hagan el voto de honor de nunca moncadizar. Pero cuando la embriaguez, el despilfarro, la ociosidad y el libertinaje sean a la manera de factores comunes, eso tendría re- medio? La crueldad de los tiranos y la hipocresía de los políticos son yugos pintados. Tú que bebes y bebes y bebes y tú que juegas en una noche de Sábado lo que has ganado en la semana, y tú que ultrajas con el concubinato la dignidad de una familia pobre, y tú que permites al señorito de las llamadas clases altas, se divierta con el honor de tu hermana como con un juguete de burla, todos vosotros decís con vuestros hechos, contra la dignidad sustancial de la Patria, palabras aún más manchadas, si posibles que las de aquel Moncada.

La hermana del obrero: entre los problemas socialistas ninguno más doloroso. En Centro América, más que en ninguna habla de un joven rico, de esos que llaman en Francia fils a papá, quienes sin necesidad de trabajar están seguros, con plena garantía, como quien dijera radicalmente metidos dentro de la mina de su padre, cuando se habla de uno de estos jóvenes se dice: Tiene su mujercita. ¿Es su esposa? ¡No! ¡Vaya una pregunta! Es una pobre joven para su recreo y entretenimiento. Su novia es una señorita principal. Se casarán en Mayo próximo. ¿Y entonces, la otra? que busque con quien casarse la pobre. ¿Y los hijos de aquella infeliz? [Sólo eso faltaba preocuparse por una cosa de tan poca importancia! Que los manden al Hospicio de huérfanos. ¡Ya irán creciendo! ¡Nadie se muere de hambre! Bueno, pero yo quiero saber cómo se llama y dónde vive esa pobre joven abandonada, madre de estos niños que por obra y gracia de una civilización maldita, cristiana sólo de nombre, están sin padre, teniéndolo. ¡Hija y hermana de trabajadores! Este es a mi juicio, el insulto mayúsculo que el capital le vive haciendo al trabajo. Todo lo que dice Karl Marx de los salarios miserables que no guardan proporcn con la obra hecha y mucho menos con las necesidades y aspiraciones de los que hicieron la obra, es verdad; pero todo eso es nada delante de una pobre joven hija y hermana de obreros que seducida por aquel Pedrito hijo de don Pedro el rico, queda de la noche a la mañana plantada en la calle con sus cuatro niños. Si la ibas a abandonar mañana, si sabías a ciencia cierta que no te casarías con "ella, ¿con qué derecho entonces la hiciste salir de la casa de sus padres? Si acaso te llamas cristiano, es tu cristianismo de mala ley. «No todo el que me dice Señor, Señor, entraen el reino de los Cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los Cielos». Abandonar a una joven con sus niños, será la voluntad del Padre que está en los Cielos?

Si hubiera entre los hombres leyes verdaderas y no estas leyes que son almohadas para los poderosos y para los humildes, piedra. Si hubiera digo. La filosofía vive de subjuntivos; la historia que es nuestra vida misma, vive de indicativos. La sedujo, vivió con ella, la abandonó; y ella, no sabéis quién es ella? Es ahora una madre dolorosa: Eso es todo. Pero aun habiendo. Los hombres injustos hemos establecido con leyes justas el reinado de la injusticia. Veamos en efecto quiénes son los aplicadores de la ley. Los hijos de un ganadero rico, de un comerciante, de un industrial, de un ministro, de un banquero, de un Don Fernando, de un Don Francisco, de un Don Carlos; o también
hijos de trabajadores que después de haber pasado por institutos, universidades y demás Salamancas, se han hecho semejantes, en vida y costumbres a los hijos de Don Fernando, de Don Francisco y de Don Carlos. De casi todos ellos puede rezarse la misma dolorosa letanía, fuente inagotable de futuras desgracias; no pudiendo de ninguna manera, quedar burlada la justicia: la sedujo, vivió con ella. ¿Sabéis quién es ella? La abandonó, y ella es ahora una madre dolorosa: Eso es todo. La solucn de este problema no es obra, pues, de las leyes, sino de la conciencia, de la conciencia cristiana. Ninguno que haya sido de verdad iluminado por la revelación justiciera y misericordiosa de Cristo, puede seducir a una niña inocente para vivir con ella y abandonarla desps. Los abandonadores podrán ser muy católicos, con ese catolicismo barato y oficial de las llamadas derechas clericales, conservadoras de humanos intereses, pero nunca con el catolicismo pleno, absoluto y radical de los cuatro Evangelios, de las Catorce Cartas Paulinas, de las Homilías de los Santos Padres, de los Sermones de los Santos, de las Encíclicas de los Papas y de los principios sostenidos en los Concilios Ecuménicos.

Y si la familia letimamente constituida dentro del marco del matrimonio, en el camino real de los derechos eclesiásticos y civiles, bajo la luz plena de lo que llaman sociedad humana civilizada, está muy expuesta porque sin saber a qué horas, llama Dios a las puertas de los hombres con la mano de la desgracia; ¿qué será de estas familias humildes, medio formadas en los senderos escondidos de la penumbra? ¡El seductor de esta joven no lo sabe, pero Dios si lo sabe! ¡El padre desnaturalizado de estos niños huérfanos no lo sabe, pero Dios si lo sabe! ¡No hay cuidado! Crecerán los nos de la familia abandonada y serán mañana los pobres diablos que van a la cárcel por un quítame alesas pajas, los esclavos del poderoso patrón que paga no lo que debe, sino lo que quiere, los que llevarán en sus hombros al candidato del partido tal o cual, los que morirán en los campos de batalla, en guerra fratricida por un Orellana o por un Obren, los que serán barridos a balazos, en las elecciones libremente ganadas, de cualquier Quiñónez Molina!

Si los socialistas del centro, de la derecha o de la izquierda no resuelven de una manera o de otra, este dolorosísimo problema, habría que decir de ellos, lo que de Schopenhahuer dijo Niestzche: «Este le toca la flauta a la filosofía». Si los obreros no se empeñan con empeño máximo en la defensa de sus hijas y hermanas, entonces de ellos también diremos: son unos tocadores de flauta. Primero la vida, la casa, la mesa, el dormitorio y la ropa limpia; después que venga Y ¡bienvenida sea! la flauta.

En aquella Bretaña bretonante de acantilados y rompientes, de cofias de espuma y manoir silencioso, alguien un poeta sin duda, hizo la estadística de las viudas. La lista negra del mar. La gran traidora dicen los bretones que como Saturno vive devorando a sus hijos. Santa Ana D'Auray la Grande Abuela, a quien ofreciéndole un barquito cargado de ... piden novio cada veintiséis de Julio las muchachas casaderas de Bretaña, tiene trabajo para muchos largos días y muchas más largas noches con todas estas innumerables viudas y con todos estos innumerables huérfanos! Que alguien, otro poeta, haga la estadística de las semi-viudas centroamericanas. Una lista negra de las abandonadas, para que los más optimistas vean si está llena o vacía la deliciosa copla que cantada por un salinero anónimo al son de la guitarra nativa hemos oído en nuestras costas de Salinas Grandes:

«Dice el sabio Salomón

que el que engaña a una doncella,
de Dios no alcanza perdó
n,

si no se casa con ella».

¡Música celestial! ¡Tocadores de flauta! De nada sirve la sabiduría de Salomón. ¡Hace falta únicamente la Divina Sabiduría del verdadero y eterno Salomón!

Por los datos auténticos de la lista negra de nuestras semi-viudas centroamericanas sabemos que no todos los abandonadores son hijos de don Fernando, de don Francisco, y de don Carlos; muchos de ellos son obreros. El enemigo, pues, estaba dentro de la casa. No sólo no supiste defenderla; sino que tu mismo la has ultrajado; podrían respetarla entonces los hijos de don Fernando, de don Francisco y de don Carlos? Así como hay nicaragüenses en el llamado partido conservador y también en el llamado partido liberal que hablan de una estrella nueva en quién sabe cuál pabellón, suprimido el otro azul y blanco, y de elecciones nuestras aquí por última vez, supervigiladas por alguien que ha dado en llamarse nuestro hermano mayor sin serlo, y ¡ellos son nicaragüenses!; atambién hay obreros que se burlan de una pobre niña hija y hermana de trabajadores, ¡ellos son obreros! Por esta puerta abierta que ellos mismos abrieron, por este plano inclinado que ellos mismos aplanaron e inclinaron, van a entrar y a pasar mañana quién sabe cuántos hijos de don Fernando, de don Francisco y de don Carlos. Es ley de historia que enuncian los árabes diciendo: Cada cual lleva su destino atado al cuello. Luis el Onceno a pesar de ser un rey ara, de hipocresías incontables, y Carlos el Temerario a pesar de ser nuestro señor el Duque de Borgoña con el cual nadie juega, ni el uno ni el otro pudieron jugar con los suizos. ¡Los respetaron! ¡La zorra de la isla de Francia y el jabalí de las Ardenas han vuelto de la montaña con el rabo entre las piernas! Pero antes, hubiera sido bueno advertir que el minúsculo ps de Suiza, en ningún tiempo de su historia ha perdido la noción de su propio respeto. Los nicaragüenses que hablan de una estrella nueva en quién sabe cuál pabellón, suprimido el otro azul y blanco y de unas elecciones nuestras aquí por última vez, supervigiladas por alguien que ha dado en llamarse nuestro hermano mayor sin serlo, sabrán que cosa es la noción del propio respeto? Cuando el obrero respete, con respeto verdadero a las hijas y hermanas de sus compañeros de trabajo, estarán resueltos y de manera satisfactoria casi todos los problemas socialistas.

Los entendidos en prácticas de librería saben que los verdaderos libros de versos muy difícilmente se venden. Ni un ejemplar queda ya, ni para muestra, de aquella novelucha pornográfica, libro sucio para los sucios. Pero casi nadie pregunta por la «Mireya» de Mistral. y el «Rosario al Sol» de Francis Jammes está esperando dormido con sus dos hermosos ojos de niño que nada sabe, y seguirá en espera hasta que vuelvan del campo los únicos que puedan leerlo, el poeta silencioso y Blanca Nieve y Caperucita y la Na más linda de la ciudad. Pero que alguien muy profano y muy cualquiera, de los que saben leer porque tienen a su casa y comenzará el martirio para nuestro «Rosario al Sol». ¡Qué manoseo!, por no decir la verdadera palabra, porque muchos no leen con los ojos sino con los pies. Así en los hogares humildes de los trabajadores, cuántas niñas que son como un libro de versos de Francis Jammes, lindas, amables, graciosas, dulces, nobles, sencillas y piadosas, [dignas, pero que dignas! de ser cada una de ellas la reina y la señora de una casa ducal, ya sea de Lorena, ya sea de Borgoña y en el escudo aquella orgullosa palabra de los condes de Lara: «Non descendemos de reyes sino los reyes de nos». Dadme un hombre honrado y trabajador y este será mi duque-il mio duca-, ¡dignas, pero que dignas! de ser cada una de ellas, madre admirable, rodeada de numerosos hijos, con aceite las lámparas y buen vino en la bodega y olorosa en los cofres antiguos la ropa limpia. «Mater admirabilis».

Meditando en este aspecto uno de los más interesantes de nuestro doloroso problema, se me ha ocurrido muchas veces, algo así como el esquema de una institución utilísima que tuviese por objeto la propaganda y la realización del mayor número posible de matrimonios obreros. Sí, es menester que alguien se tome el cargo de hacer esto. Yo no podría. Me hace falta aquello que llamaban los griegos doquimasia. Ser uno tenido en condición de persona y en calidad de gente y no cosa que todos pueden despreciar con el pie.

Pero así como en botánica, por el injerto y en virtud de la capilaridad secreta de las cosas, surgen a cada paso sustos y complicaciones, maravillas y sorpresas; así también en sociología, apenas decimos matrimonio obrero, vienen como llamados, por el golpe mágico de una varita de virtud, todos los otros también dolorosos problemas del trabajo y del salario. El que se casa se atrasa. ¿Por qué le decís al obrero que se case si no puede? ¿Tiene mina, almacén, hacienda de regadío, herencia, empleo carnoso de política? ¿Es sobrino del sor Presidente? ¡No! Tiene su trabajo y nada más. Y su trabajo, así como está ahora reglamentado en la sociedad presente, será compatible con todas las exigencias de una casa y con todas las necesidades de una familia? ¡Sépalo Juárez y averígüelo Vargas! En esas preguntas hay materia de sobra para muchos libros.

Tened ahora la amabilidad de perdonarme. Si, como es muy probable, hayáis perdido el tiempo escuchando mis palabras, quédame la satisfacción de defenderme, diciendo: Que no fue a la culpa. Me invitaron. Eran jóvenes amigos míos, hijos del trabajo como lo fueron mis padres y mis abuelos. Acepté. ¿No habríais hecho vosotros lo mismo?


Nota:

Artículo para nuestra sección dominical IGLESIA VIVA. Tomado de "El Libro de las Palabras Evangelizadas", del poeta y sacerdote Azarías.H.Pallais

No hay comentarios:

Publicar un comentario