El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 31 de julio de 2011

Jesús Aproximación histórica



Sesión 12: Jesús, hombre en conflicto

VER:

  • ¿Cuáles son los principales conflictos sociales que enfrentamos aquí en la Comarca Lagunera?
  • ¿Por qué son inevitables en el hombre y la sociedad los conflictos?
  • ¿Qué experiencias podríamos compartir en cuánto al manejo de conflictos, resolución de problemas o superación de crisis aquí en la parroquia?

PENSAR:

Jesús no pudo disfrutar de una vejez tranquila. Murió violentamente en plena madurez. No lo abatió una enfermedad. Tampoco fue víctima de un accidente. Lo ejecutaron en las afueras de Jerusalén, junto a una vieja cantera, unos soldados a las órdenes de Pilato, máxima autoridad ro­mana en Judea. Era probablemente el 7 de abril del año 30.

Su trágico final no fue una sorpresa. Se había ido gestando día a día desde que comenzó a anunciar con pasión el proyecto de Dios que lle­vaba en su corazón. Mientras la gente lo acogía casi siempre con entu­siasmo, en diversos sectores se iba despertando la alarma. La libertad de aquel hombre lleno de Dios resultaba inquietante y peligrosa. Su con­ducta original e inconformista los irritaba. Jesús era un estorbo y una amenaza. Su empeño en anunciar un vuelco de la situación y su pro­grama concreto para acoger el reino de Dios y su justicia era un desafío al sistema. El rechazo se iba gestando no en el pueblo, sino entre aquellos que veían en peligro su poder religioso, polí­tico o económico.

Según los evangelios, Jesús entró pronto en conflicto con los fariseos. Los fariseos eran, probablemente, quienes más trataban de influir en la vida de la gente. Eran un grupo formado por letrados, muy familiarizados con las tradiciones y costumbres de Israel. Se sentían unidos por un conjunto de creencias y prácticas que los identificaba ante el pueblo. La primera preocupación del movimiento fariseo era asegurar la res­puesta fiel de Israel al Dios santo que les había regalado la ley, que los distinguía de todos los pueblos de la tierra. De ahí su desvelo por ahon­dar en el estudio de la Torá y su cuidado por cumplir estrictamente todas las prescripciones, en especial las que reforzaban la identidad del pueblo santo de Dios: el sábado, el pago de los diezmos para el templo o la pu­reza ritual.

No es nada fácil reconstruir la relación que pudo tener Jesús con los sectores fariseos. Los evangelios lo presentan siempre en conflicto con ellos. Son sus adversarios por excelencia: los que se enfrentan a él, le ha­cen preguntas capciosas y tratan de desacreditarlo ante el pueblo. Jesús, por su parte, los denuncia: no en­tran en el reino de Dios ni dejan entrar a los que quieren hacerlo; están “llenos de hipocresía y de maldad”; son “guías ciegos” que se preocupan de minucias y “descuidan la justicia, la misericordia y la fe”; se parecen a sepulcros blanqueados, “hermosos por fuera”, pero, por dentro, “llenos de huesos de muerto y de podredumbre” (Cf. Mateo 23, 2-36).

Los fariseos no pueden ignorar a un hombre que busca con tanta pa­sión la voluntad de Dios. Seguramente escuchan con agrado la llamada ardiente que hace a todo el pueblo para buscar su justicia. Les atrae su ra­dicalidad. Comparten con él la esperanza en la resurrección final. Sin em­bargo, su anuncio del reino de Dios los desconcierta. Jesús no entiende ni vive la ley como ellos. Su corazón está centrado en la irrupción inminente del reino de Dios. Cuanto más lo escuchan, más inevitables son las discrepancias. Lo que más los irrita es, seguramente, su pretensión de hablar direc­tamente en nombre de Dios, con autoridad propia, sin atender a lo que enseñan otros maestros. También les molesta su libertad para transgredir algo tan sagrado como el sábado y que no se sienta obligado a seguir la normativa de la pureza ritual en la línea que ellos enseñan. No pueden entender su increíble acogida a los pe­cadores. Ningún profeta de Dios actuaba así. Cómo puede comer, compartir la vida, con quienes viven fuera de la Alianza sin dar signos de arrepentimiento. Resulta ofensivo que Jesús los ad­mita amistosamente en nombre de Dios, sin exigirles la penitencia y los sacrificios prescritos para todo pecador alejado de la ley.


(Continuará el próximo domingo: Iglesia Viva).

No hay comentarios:

Publicar un comentario