El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 14 de julio de 2011

Bikinis

Ursula Andress en bikini, en un fotograma de la película James Bond contra el Dr. No (1962).

Por Mildred Largaespada

I.

Conozco una mujer salvadoreña que tiene 45 años y no se ha puesto un bikini en toda su vida.
Tiene un hijo y dos hijas. Un marido. Tiene además, algunas ideas liberales sobre las mujeres, de hecho ella misma defiende “cosas de avanzada” para las mujeres y la sociedad.
Cuando va al mar y entra a bañarse lo hace totalmente vestida: falda, camisa. Se ha bañado así siempre.
Es una mujer con recursos económicos escasos y sin preparación universitaria, aunque sí lectora de periódicos.
¿Y porqué no?, le preguntás. Y encoge su cuerpo, pudorosa.

II.

Conozco otra mujer salvadoreña de 70 años, ingresos económicos abundantes y sin preparación universitaria. Nunca ha usado bikini, aunque sí traje de baño entero espalda pelada, que se pone cuando va al mar y se baña a escondidas. Toda su familia sabe que va a lo suyo cuando la ven salir totalmente vestida de la casa, alcanzar la arena y caminar lejos, lejos. Allí, después de otear a un lado y a otro, se quita la ropa, queda en su traje de baño que sólo ella conoce y se baña, sola.

III.

Crecí yendo a Pochomil, una de las playas más populares del Pacífico nicaragüense. Miré cada vez cómo las mujeres entraban al mar totalmente vestidas, y no sólo las abuelitas, sino de edades variadas. Miré cómo, año tras año, el paisaje se iba mezclando entre muchachas en bikini y las que seguían bañándose vestidas. Y así permanece. Hay tensión cultural entre las usuarias del bikini y las no usuarias. Sin reproche. Sólo extrañeza.

IV.

De un día para otro me ví catapultada desde las playas de Pochomil hasta la playa de Caños de Meca, en Cádiz, España, que tiene una playa nudista. Tantos años educada en la costumbre de tapar el cuerpo que viví un terremoto interior simbólico-liberador cuando tomé la decisión de no ser una extraterrestre vestida con bikini en la playa nudista. (Nadie se dió cuenta de mi “gran paso para la humanidad”, además lo hice velozmente para zanjar rápido el asunto cultural con el que estaba en lance). Allí ni bikini ni nada.

V.

Hay adolescentes en Nicaragua que visten bikini pero que cuyas madres les obligan a usar una faldita corta. Pregunté por eso y me explicaron: “es para que los hombres en la playa no las miren, que algunos sólo van a eso a mirar a las mujeres en bikini”.

VI.

El bikini cumplió 65 años de existencia el pasado 7 de julio, fue calificado de amoral por ciertos sectores, y quizá por eso, fue aceptado rápidamente por las mujeres de todo el mundo. Por algunas. Después llegó el triquini, el top less, la tanga, el hilo dental. Las mujeres adoramos el bikini. Realmente lo que adoramos las mujeres es ponernos lo que nos venga en gana.
El bikini revolucionó el paisaje y ayudó a liberar los cuerpos de las mujeres, aunque no pudo hacer nada con algunas censuras y autocensuras. Tiempo al tiempo.

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