Es probable.
Hoy es probable todo lo reprobable es probable:
Que el dictador de muerte natural al primer poeta
después de perseguirlo y acosarlo por honesto e inclaudicable
en sus últimos años de rebelión jamás perdida.
Es probable que diga que nadie está por encima de la ley.
Es probable que existan incautos que no se hayan percatado
de que la injusticia y el latrocinio cohabitan encima de la ley.
Aún así, antes de entregarlo para ser crucificado, es probable
que proclame ser inocente de esa sangre, de esa vida en el amor.
Es probable que sin balanza una mujer disfrazada de justicia,
vendada su auténtica ceguera, blanda con furor una espada
y rueden las cabezas de aquellos en quienes intuyó enemigos.
Es probable que después rece sobre los troncos desmembrados.
Es probable.
Es probable que otros todavía no se hayan dado cuenta
de que el mensaje es que todos estamos muertos,
sin derecho a esperanza, sin sueños y sin palabras
porque sólo los dueños del país son la verdad y la vida.
Es probable, pero mejor estar muertos que como muertos.
Porque es probable que ellos crean que su mensaje es infalible
y que nos moriremos en silencio y sin dignidad.
También es probable que se equivoquen y no sepan que muchísimos
sí creemos que es morir no tener una patria libre.
Es probable que lo hayan olvidado.
A estas alturas es probable que algunos piensen que da igual
que el país se incendie o sea domesticado por la tiranía
pues en ambos casos el resultado es el de seres humanos
convertidos en ceniza. No: Polvo más no polvo resignado.
Aunque cada día sea más probable que no todos nos vayamos al cielo.
Luis Rocha / Septiembre de 2008.
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