El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 6 de mayo de 2011

OLLANTA HUMALA O KEIKO FIJIMORI?

Ollanta Humala, dice Mario Vargas Llosa.

Yo creía que solo en Nicaragua se nos presentaba la disyuntiva de votar por un malo o por un malo, pero el premio Nóbel de Literatura, el renombrado escritor, autor de La Guerra del fin del Mundo, Don Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, marqués de Llosa, me acaba de sacar de ese error. También creía que solo a los simples mortales se nos presentaba esa encrucijada de caminos, los cuales por donde escojamos transitar, siempre nos acercamos al abismo de la corrupción, del asesinato y del robo.

Mario Vargas Llosa, quizás el más brillante escritor del Perú moderno, siempre vivió corroído por la amargura de no tener lo que el otro tenía, ya sea el Nóbel de literatura, o la presidencia de la República.

En 1982 le concedieron el Premio Nóbel de Literatura al hijo del telegrafista de Aracataca, Gabriel García Márquez y desde entonces comenzó la envidia a torturar el espíritu de Vargas Llosa con la eterna pregunta silenciosa de ¿Por qué él y no yo; por que Cien años de Soledad y no La Ciudad y los Perros; por que El Otoño del Patriarca y no Conversaciones en la Catedral; por que Amor en tiempos del Cólera y no La fiestas del Chivo? Para calmar ese mar de frustración tuvo que esperar hasta el año 2010, veintiocho años después de la hazaña del Gigante del Magdalena, cuando por fin le concedieron el ansiado premio y pudo sentirse igual a la Némesis de su vida, el genial Gabo, con quien se lió a puñetazos a la salida de un cine, dizque porque García Márquez le había faltado al respeto a su esposa, la célebre Dña Julia, personaje central de una de sus famosas novelas.

De literato pasó a político y en 1990 lo vemos de candidato a la presidencia de Perú, compitiendo con su aun odiado enemigo, Alberto Fujimori, quien a dos semanas de las elecciones contaba con apenas el 10% de la preferencia del electorado, pero inexplicablemente en esa recta final tuvo un spring sensacional que forzó a una segunda vuelta entre el escritor de la más rancia aristocracia peruana y el ingeniero hijo de emigrantes japoneses, sin una sola gota de sangre de Pizarro o de Almagro corriendo por sus venas.

Las sorpresas no terminaron con esa segunda vuelta, terminaron con la derrota del descendiente de los conquistadores, la cual le dolió más que el premio Nóbel a García Márquez. En 1982, Mario Vargas Llosa pese a no haber sido el escogido de los jueces de Estocolmo, se quedó en su patria rumiando su envidia. Pero en la derrota política de 1990 a manos de un don nadie hijo de emigrantes, la amargura no lo dejó quedarse en su país y se escapó a la tierra de sus ante pasados, los conquistadores, a llorar a escondidas la humillación que supuso haber sido derrotado por Alberto Fujimori, quien ni siquiera es peruano de sangre, sino de nacimiento.

Han pasado veintiún años desde esa humillante derrota y hasta ahora está dejando aflorar todo el odio combinado con envidia acumulado durante ese período de tiempo y el canal por donde desagua toda esa amargura es Keiko Fujimori, quien ha hecho que el impoluto tataranieto de conquistadores se incline por la candidatura del rival de la hija de su enemigo, Ollanta Humala.

Mario vargas Llosa le canta las verdades y las mentiras a Keiko y como no puede decir nada bueno de Humala, trata de justificarlo con el cuento que esta vez el comandante Ollanta es más discreto en su discurso de campaña.

Y eso que importa, le podemos decir al literato premiado. Humala no necesita ser un genio para saber que lo que lo derrotó la vez pasada fueron sus posturas extremistas y sus promesas de un Perú racista con visos de nazismo sanguinario.

Un individuo no puede cambiar de la noche a la mañana, ni de un año para otro, por eso le recomiendo al candidato frustrado que lea la entrevista que el comandante Ollanta Humala le brindó a la periodista social-demócrata, Ulrike Baader, de padre alemán y madre peruana, en Berlín en Octubre de 2010, solo meses antes de iniciar su campaña electoral.

Sería muy largo referirse a toda la entrevista, pero recomiendo que la lean, porque lo que van a percibir en esas declaraciones es a un Bin Laden peruano, al extracto de la crueldad genérica de los talibanes. Pero Don Mario no la conoce, o algo peor, no le importa y por eso recomienda votar por su malo, en lugar de votar por la mala.

Cuando los hombres de la talla de Vargas Llosa se den cuenta del daño que hacen con sus declaraciones con sabor a venganza, quizás les empiece a entrar el concepto de humildad en sus elevados cerebros. Mientras tanto, lo único que podemos decir es: ¡Cuanto derroche de tanta inteligencia en frivolidades!

Mario Vargas Llosa que está convencido, como lo explica claramente, que ninguno de los dos candidatos le conviene al pueblo peruano, debe llamar a una abstención y no hacerle campaña a un monstruo en potencia, solo porque el padre de la otra candidata lo derrotó limpiamente en las elecciones de 1990.

Jorge J Cuadra V

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