El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 30 de mayo de 2011

OCULTAMIENTO DEL VOTO A ESTAS ALTURAS

Los políticos de oposición están muy preocupados porque las encuestas predicen que a todos los partidos políticos que van a entrar a la contienda electoral, el Frente Sandinista se los llevará de calle –aunque en la controvertida y última encuesta de CID-GALLUP la diferencia entre el Frente y el partido que le sigue ha disminuido a tan sólo del 38 % al 28 %, y los encuestadores predicen que esa diferencia tiene ya la tendencia a seguir disminuyendo; sin embargo, nadie, fuera de los líderes de partidos, se atreve a afirmar que el partido que apoya a Fabio Gadea llegue a sobrepasar al de Ortega.

Para mí los resultados de las encuestas sí son confiables, en el sentido de que reportan lo que los entrevistados dijeron, pero NO DICEN LO QUE LA MAYORIA DE LA POBLACION PIENSA. Y eso no es, precisamente, lo que la gente revela, sino también lo que la gente NO DICE. Y la encuesta última dice que el 17 por ciento de los entrevistados NO DIJERON POR QUIEN QUIEREN VOTAR. Llamese eso “gü

egüensismo” o lo que se quiera, pero no a todos los nicaragüenses nos gusta en este momento revelarle a un encuestador o una encuestadora cómo vamos a ejercer nuestro derecho ciudadano en las elecciones que vienen.

Para la clase política esos ciudadanos son política y culturalmente subdesarrollados porque a ellos no les permite prever cómo van a salir parados en las elecciones, si pudieran estar seguros no de que su candidato a presidente vaya a ganar sino de si mi partido va a sacar suficientes votos como para que mi curul de diputado quede asegurada, o la de mi compadre o mi amigo, el cual, estoy seguro, a la hora de su triunfo no se va a olvidar de mi. “Desdichados subdesarrollados políticos que no me permiten hacer cálculos a tiempo”, dicen.

Pero de subdesarrollados los que ocultan su intención de voto no tienen nada. Recordemos cómo en su momento Pedro Joaquin Chamorro, uno de los campeones nicaraguenses del civismo, la civilidad y la democracia afirmaba que no habia “por quién votar”, a pesar de que entonces como ahora los políticos pregonaban, porque a ellos siempre les ha convenido, que quien se abstuviera de votar, aún cuando realmente no existiera candidato confiable, cometía un delito “cívico” grave. Bueno, a lo mejor ahora un porcentaje de los del voto oculto piensan que no hay por quién votar y por eso no dicen por quién van a votar, porque simplemente no piensan ir a votar. Pero yo pienso que, de acuerdo con la tendencia histórica de los últimos 27 años en las elecciones nacionales, alrededor del 75 por ciento de los ciudadanos, si no más, sí piensan ir a votar en noviembre, y que el ocultamiento del voto no es, mayoritariamente, porque los que lo ocultan ahora no piensen ir a votar. Creo más bien que a un buen porcentaje de los que asi piensan, más bien les gustaria decirlo al encuestador, para que se publique, que ellos no van a votar porque no hay por quién votar. Ese el es el modo como somos los nicas.

¿Por que, pues, un ciudadano o ciudadana, que sí está decidido a votar, no quiere revelar su intención a la hora de ser encuestado? Pues porque nadie tiene por que saber ahora cómo pienso ejercer un derecho fundamental ciudadano, o porque no se si este encuestador va a actuar como oreja o sapo del gobierno de turno y voy a terminar en problemas, o porque me gusta que Daniel Ortega y los orteguistas se crean que la tienen toda en la bolsa y quiero que se lleven la gran sorpresa y chasco, como les pasó a los sandinistas en 1990, cuando la mayoría de la población ya no queria que ellos siguieran mandando (pero hasta última hora las encuestas predecían que ellos iban a arrasar…), o, simplemente, porque no quiero que los politicos, a los cuales ya nadie quiere, puedan hacer sus cálculos de las prebendas que este proceso, de todos modos, les va a dar. En fin, las razones pueden ser infinitas en número, pero los ciudadanos que ahora ocultan su voto no son, de ningún modo, subdesarrollados políticos o cívicos.

Esto quiere decir que, efectivamente, los cálculos de los partidarios de Fabio Gadea Mantilla pueden ser válidos y que, sin que necesariamente las encuestas lo detecten, la mayoría de la poblacion, no involucrada con ningún partido político, va a votar en esa casilla contra el Orteguismo y va a mandar a La Chureca de la historia los planes y las expectativas de dictadura del Presidente y sus seguidores.

En efecto, al momento actual, y de acuerdo con esa última encuesta, los “ocultos” son el 17 por ciento de la población votante. Si ellos a la hora de la votación se unen a la casilla de Gadea, obtienen al menos un 43 por ciento de votos válidos, Ortega el 38 por ciento y, en el peor de los casos,… ¡vamos a la segunda vuelta!, donde, eso si, a pesar de que los arnoldistas –que a esa hora van a ser, ¿que? ¿un 5 o un 7 por ciento?-- se unan siendo hasta la muerte fieles al Pacto, Gadea tendrá de nuevo sus al menos 43 por ciento de la primera vuelta –y quién sabe si hasta 50 por ciento (por los rescatados del arnoldismo), más un 4 por ciento de otros antiorteguistas declarados que no quieren saber nada con el Pacto. Total, que hay una gran probabilidad de que la alianza con Gadea en segunda vuelta consiga más del 50 por ciento de los votos.

Hermanos “ocultos”, apartidarios, pero no por eso no políticos, en el sentido más sagrado de ese termino, yo creo que la democracia en Nicaragua va a adquirir una deuda impercecedera con ustedes. Manténganse firmes en su decisión de desbancar la dictadura, la ilegalidad, el fraude y la corrupción.

Ivan García Marenco

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