El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 29 de mayo de 2011

¡LEZONIK!

Segunda de tres partes

Santa Ana, patrona secular. de los bretones, tiene su principal santuario, perdido allá en el fondo del Morbihan y cada año, el 26 de julio, e reúnen junto al altar de la Grande Abuela, los hijos de las dos Bretañas: Del Ile y Vilaine y de Seine Inferieure, vienen, vestidos casi a la parisiense y sin mucho que digamos de peregrinos, los bretones afrancesados, los que han perdido su propio sello al enfeudarse en la República una e indivisible; del Finisterre, de Cotes du Nord y del Morbihan, vienen muy numerosos, vestidos con los vestidos tradicionales, resueltos, francos, tranquilos, alegres y entusiastas ... los bretones que no hablan francés, los auténticos, los que responden al extranjero cándido que les dirija la palabra en francés: Comprenan ket ar gallek-preguet-preguet- preguet Brezonnek. No comprendo el francés, hable Ud. bretón.

Las viudas vienen vestidas de negro--con tocas negras en la cabeza como si fuesen monjas; sobre las espaldas, largos mantos negros. No otra cosa se diría, sino que las viejas de Flandes: las de Lovaina, las de Gante, las de Brujas, etc., se han dado cita en el Morbihan, han venido la noche antes, cabalgando por esos aires sobre escobas, como aquellas brujas castellanas que se reunían todos los sábados en Cernécula, pueblecillo de la provincia de Burgos. Los hombres traen el sombrero ancho con cintas largas, el chaleco de terciopelo, el calzón corto y bordado, las medias de color vivo. Las jóvenes, al talle ceñido delantal de encajes, los cabellos sueltos, y la toca blanca. Cada aldea tiene su toca diferente: las hay que las llevan larga, lisa y doblada sobre la frente, como un toca monjil; las hay las que la llevan plegada dos veces, con dos pliegues iguales como los campesinos romanos; otras, en fin, que forman con las cintas y los encajes, una mariposa blanca, un pájaro, una estrella, una cruz… ¿qué sé yo cuánto pueda formar con cintas y encajes el espíritu femenino, ligero y caprichoso?

Sin embargo, en ese 26 de julio de 1907, un observador inteligente no habría tan siquiera reparado en los trajes… En ese año, en efecto, la aldeíta perdida en el fondo del Morbihan, presentaba un aspecto extraordinario. En grupos de diez y de quince, los hombres vociferaban, gesticulando… ellos, los dulces y melancólicos bretones, vociferando, gesticulando como italianos! Otros se habían sentado a comer sobre la yerba y entre cidra y cidra, la discusión continuaba sacudida, tempestuosa. ¡Mentira! ¡mentira! Gritó Pierrik---¡calumnia!---yo conozco a Lezonik---yo he ido con él dos veces a las Indias.---Aún cuando su esposa Lena lo haya dicho, no quiero creerlo! .por Santa Ana!---¡eso es imposible! El viejo marino tenía razón. El había encontrado en su indignación la palabra exacta: imposible ... Lezonik, el lobo marino de Plougastel, el primer lobo de Bretaña, el hombre de las tempestades y de los naufragios, había dicho adiós al mar, ya no navegaría más, y tenía apenas cincuenta años en la plenitud de su fuerza y de su fama. ¡Imposible!

A las diez de la mañana llegaron los peregrinos de Plougastel. La animación se convirtió entonces en tumulto; la mujer de Lezonik y sus dos hijos, Josik e Ivonna fueron rodeados y tomados por asalto. Es cierto, es cierto, dijo Lena, plácida y sonriente, mi maridito ya no saldrá más; se quedará siempre conmigo y con
sus hijos. Por eso venimos a dar las gracias a la Buena Abuela. Lo imposible era cierto. Lezonik, el lobo marino de Plougastel, el primer lobo de Bretaña, el hombre de las tempestades y de los naufragios cuyas hazañas se cuentan al calor al calor de la hoguera en las veladas de invierno, había dicho adiós al mar, ya no navegaría más ... Y tenía apenas cincuenta años. ¡En la plenitud de su fuerza y de su fama!

Nota:

Artículo para nuestra sección dominical IGLESIA VIVA. Tomado de "El Libro de las Palabras Evangelizadas", del poeta y sacerdote Azarías.H.Pallais

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