Guillermo Cortés Domínguez (*)
Uno de nuestros pensadores más lúcidos y profundos, el Dr. Alejandro Serrano Caldera, señala que en América Latina, y en particular en Nicaragua, no hubo siglo XVIII, es decir, no se dio la Ilustración, el movimiento cultural europeo que surgió para disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón (“El siglo de las luces”), y lo que ocurrió fue que en las constituciones de nuestros países se adoptó de manera artificial el Derecho de Europa, sus cuerpos legales, pero no el método racionalista. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mucho más justo. Montesquieu, Diderot, Rousseau, Bufón, son algunos de ellos.
Por eso es que nuestro amigo y colega Sergio Simpson es una rara avis en Nicaragua, un periodista y escritor singular, porque se aparta del griterío vocinglero, de la prepotencia, el insulto y la descalificación, de la adulación y el servilismo hacia el caudillismo y otras formas del autoritarismo, y practica el pensamiento crítico, el debate, la polémica, mediante el razonamiento y, la argumentación. Cada enunciado tiene soportes en su rico tramado conceptual.
De ahí que el título de su libro en el que compila una selección de 35 de sus múltiples artículos periodísticos publicados en los últimos cinco años, “Reflexiones críticas desde el sandinismo”, lo retrata de cuerpo entero, porque, en efecto, contiene partes esenciales de lo que ha sido un constante ejercicio de reflexión de una persona que con agudeza mental y vivaces ojos está atenta a los movimientos de su entorno social, y que escudriña hasta el fondo sus principales manifestaciones, una de ellas, el quehacer del partido FSLN, que tiene que ver con la vida nacional.
Y no es que en aras del racionalismo descalifiquemos la subjetividad, las sensaciones y emociones, la espiritualidad, el sexto sentido, las intuiciones y premoniciones, bases del quehacer artístico y complemento de la objetividad en situaciones específicas, sino aquella que por apegos y lealtades malentendidas o serviles, conduce al prejuicio, a emitir supuestas valoraciones y conclusiones no precedidas por el ejercicio de la razón, por el estudio riguroso, por el análisis a profundidad, por la interpretación, por la asociación y la comparación, por un vistazo a los antecedentes, por un examen de las consecuencias, por el uso integral de ese instrumento portentoso que es el cerebro humano.
¿Sergio Simpson “orteguista”?
Como tiene pensamiento propio y hace uso de la razón crítica o de la razón vital, a Sergio Simpson no se le podrá considerar “orteguista”, excepto porque en su práctica es un continuador de algunas de las ideas fundamentales del filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, principalmente las que encierran su frase célebre «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo», aparecida en Meditaciones del Quijote, que significa que vivir es relacionarse con el mundo, moverse y actuar en él. Para Ortega y Gasset la realidad circundante «forma la otra mitad de mi persona», como también lo es para Sergio, según se desprende de sus escritos. Únicamente en este sentido podríamos llamarlo “orteguista”. De ahí que sea lógico su reclamo: No se promueve el análisis, sino la vocinglería, los arrebatos de ira, las descalificaciones a “la derecha vende patria, lame botas, traidores. (P-71).
El primer artículo de “Reflexiones críticas desde el sandinismo”, titulado “El Frente Sandinista”, publicado el 3 de octubre del 2006, marca la pauta para toda la obra, la cual se convierte en un desmontaje de los supuestos pilares ideológicos de este partido y de sus principales ejes de propaganda. Al mismo tiempo identifica varios de los problemas principales de esta organización y, lo que es más importante, sus efectos nocivos y hasta catastróficos para la sociedad nicaragüense.
Toda su crítica, por dura o devastadora que sea, Sergio Simpson la desarrolla desde el sandinismo, ideario que hace suyo, que reivindica, y por lo mismo, se indigna ante el uso retórico, manipulador y abusivo que desde las filas oficiales se hace del mismo a tal punto que considera que no sólo ha sido traicionado el pensamiento del Gral. Augusto C. Sandino, sino principalmente, el de Carlos Fonseca, su personaje más admirado, como lo confiesa casi al final de su obra, en la página 147: (…) es la persona que más admiro y me convence en el sandinismo, sus escritos, y ese en particular es una referencia esencial para comprender la actualidad del FSLN. Se refiere a Algunos apuntes sobre la montaña y la coyuntura actual.
Y aquí llegamos al sustrato ideológico medular que le proporciona sus herramientas de análisis al autor, porque su admiración por Carlos Fonseca obviamente no es porque éste nació en Matagalpa, la ciudad donde Sergio vive actualmente, sino porque en él encuentra la síntesis filosófica e histórica que constituye la aplicación que hizo del marxismo a la realidad nacional, pues el gran mérito de Fonseca es haber interpretado por medio del materialismo dialéctico de Carlos Marx y Federico Engels, el nacionalismo, el agrarismo y el contenido anti oligárquico y antimperialista de la lucha del General de Hombres Libres; contrario a la aplicación mecanicista, manualezca y dogmática que prevaleció en los años cincuenta, sesenta y setenta en la mayoría de los partidos comunistas, trotkistas, anarquistas y de izquierda de América Latina.
No se puede ser revolucionario siendo millonario
En el primer artículo del libro encontramos una serie de temas sobre los cuales el autor martilla y martilla una y otra vez como un predicador paciente, insistente y, sobre todo, coherente y muy consciente de cada asunto al que dedica sus reflexiones. Caracteriza a la mayoría de los simpatizantes del FSLN: empobrecidos, nostálgicos de la revolución, no deliberantes, e indica un aspecto peligroso y retrógrado: son víctimas del fanatismo.
Señala el enriquecimiento ilícito de muchos de sus líderes (la famosa “piñata” de 1990), con lo cual llega a la causa principal que explica el actual comportamiento del Frente, y en este sentido se refiere al progreso financiero de sus dirigentes y La corrupción generalizada. Anhelan dinero para reproducir, dice más adelante.
Este aspecto es contrastado por Sergio en varios momentos de su obra, con el pensamiento marxista, específicamente con un aspecto medular de la teoría revolucionaria expuesto públicamente en 1859, en el Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, donde Marx afirma: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
En otras palabras, no se puede ser ladrón y revolucionario, o, más precisamente, quien vive en la opulencia, no puede pensar a favor de los pobres, porque sus condiciones de vida determinarán su forma de ver el mundo. Sergio nos dice entonces que no se puede ser revolucionario siendo millonario. Es demagogia discursear contra la derecha si el comportamiento es similar. (P-43).
Es categórico y rotundo, al decir: La combinación de servilismo y enriquecimiento es imposible llamarla revolucionaria. ¿Cómo va a ser revolucionaria una persona que reparte migajas a los pobres y los somete a la ignominia de la servidumbre? ¿Cómo va a ser serio quien piensa, vive, consume y anhela, igual que el mezquino capitalista? (P-139).
FSLN debe erradicar el comportamiento oligarca, burgués y somocista
¿Para qué cambiar el sistema diseñado por los ricos si ahora los que supuestamente harían el cambio también son ricos?, es la pregunta que subyace en los planteamientos de Sergio Simpson, por lo cual nos recuerda la frase de Carlos Fonseca que contiene el objetivo estratégico de la lucha revolucionaria en Nicaragua que él encabezaba: “No es simplemente una cuestión de cambiar los individuos en el poder, sino de cambiar el sistema de explotación y alcanzar la victoria de las clases explotadas” (P-11). También contrasta con el pensamiento de Sandino:”El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo oído, sino también creído” (P-21).
A propósito de Carlos Fonseca, Simpson reivindica el Programa Histórico, cuyos fundamentos ideológicos, afirma, siguen pendientes en tanto no se venzan las prácticas burguesas, consumistas, nepóticas, corruptas, elitistas y por tanto, excluyentes y opresoras, comenzando en casa, en la organización dominada ahora, en su mayoría, por los nuevos capitalistas”. (P-126).
Sergio Simpson es consecuente cuando plantea; Para hablar de revolución el FSLN debe erradicar el comportamiento oligarca, burgués y somocista de muchos de sus miembros y dirigentes. También afirma: No existe excusa para el autoritarismo, la verticalidad, la servidumbre, la corrupción en el partido ni la pobreza económica y mental. Es inadmisible que el FSLN sea llevado hacia la destrucción de ideales revolucionarios, de izquierda (…). (P-43).
Por supuesto, el autor no está al margen del impacto provocado por el derrumbe del llamado sistema socialista mundial en el que castas partidarias aburguesadas y burocratizadas suplantaron lo que debía ser el verdadero poder obrero y campesino, y desnaturalizaron el proceso social de cambios profundos que suponía la revolución proletaria, convirtiéndola en una caricatura, en algunos momentos hasta impregnada de crímenes de lesa humanidad como el genocidio cometido por Stalin contra los disidentes. Y todo ello origina preguntas acerca de cómo debe ser el sistema social que realmente por fin hará justicia en el mundo, redimiendo a los oprimidos.
Manipulación religiosa y mesianismo
Otras temáticas desarrolladas a lo largo del libro y que quedan planteadas como mojones de una línea claramente delimitada a seguir desde el primer artículo, es la manipulación religiosa (las masas devotas que reciben un mensaje exacerbado en la fe religiosa). En la página 45 publica una fotografía de un rótulo propagandístico del FSLN pintado en la pared de una casa: “Cumplirle al pueblo es cumplirle a Dios”. En la página 71 dice al respecto: La magia y sus símbolos provocan ilusión pasiva de la feligresía. Otro tema es el caudillismo (Se exige fe, aceptar sin rebeldía y respetar sumiso); y pone de manifiesto el prebendarismo y el tráfico de influencia.
En las últimas páginas de su obra, Sergio Simpson retoma el tema religioso: La regalía a los pobres es la expresión cristiana del gobierno, se entrega durante un ritual cuyo discurso es inspiración bíblica, de contenido mesiánico, con un dios representado en el presidente Ortega. (P-164).
De ahí que es natural que a lo largo de sus 35 artículos quede planteado que el discurso de los líderes del Frente no es consecuente con su práctica. No es casual que en su segundo artículo “Discurso sandinista y realidad”, el autor reproduzca varios fragmentos del pensamiento del Gral. Sandino que contrastan con el modo de vida de sus supuestos herederos.
El autor encuentra tiempo y espacio para dedicarse a problemas de fondo como el desempleo; la carencia de seguro social de los obreros agrícolas; la subordinación de los sindicatos oficialistas; los supernumerarios y empleados fantasmas en el gobierno; así como el despale de los bosques y la degradación del medio ambiente.
En el partido predominan quienes aplauden dictados del matrimonio presidencial
También se ocupa de la infuncionalidad del Colegio de Periodistas y de reivindicaciones de nuestro gremio, del secretismo informativo del gobierno, de la práctica oficialista que sólo comunica el punto de vista partidario y gubernamental, y denuncia la política partidaria para acallar a quienes piensan diferente. “El periodismo ligado al Frente Sandinista, mejor dicho a Daniel Ortega, se ocupa de calumniar a quienes no están de acuerdo con la conducción, aunque éstos sean militantes del partido, con larga trayectoria, derecho a expresarse, y a mostrar otra visión de hacer periodismo y política”. (P-118)
Sergio Simpson reivindica el derecho de los combatientes sandinistas a hablar, proponer y criticar para corregir las desviaciones del Frente, y señala que la crítica debe ser constante para que se restituyan los derechos de la militancia (P-53). Afirma que la dirigencia del Frente caducó, que el Secretario General no es infalible, no se le debe venerar y su conducción debe ser cuestionada.
En “Reflexiones críticas desde el sandinismo”, se reprocha la comercialización de la política; el olvido en el Frente del pensamiento de Fonseca, Óscar Turcios, Pedro Arauz, Ricardo Morales Avilez, José Benito Escobar y Leonel Rugama; la inexistencia de debate interno, la no participación de la membrecía en la toma de decisiones, la falta de relevo generacional, la infuncionalidad de las estructuras partidarias, y el trato desconsiderado y peligroso hacia Dionisio Marenco, a quien Rosario Murillo llamó “traidor”. Atacan con calificativos, ofensas y mentiras, a quienes reclaman el derecho a opinar, criticar y proponer estilos superiores de trabajo, basados en la calidad, el respeto y argumento. (P-95).
Y agrega: (…) no respetan la dignidad de las personas militantes del FSLN, de larga trayectoria, y comprometidos con los cambios, de palabras y actos, son vilipendiados. No les reconocen su derecho a pensar, disentir y proponer. En el partido predominan aquellos que avalan, aplauden y siguen los dictados del matrimonio presidencial”. (P-96).
La corrupción oficial
No podía faltar en la crítica de Sergio Simpson al FSLN la penalización del aborto terapéutico. Es inadmisible que las mujeres mueran por complicaciones durante el embarazo (P-44), y censura el pacto con Arnoldo Alemán; el juicio amañado por la quiebra de los bancos; el olvido en que están muchos combatientes históricos; la manipulación de la figura de Alexis Argüello; el nepotismo en el gobierno; lo excluyente del llamado poder ciudadano; y las golpizas a militantes del Frente en León.
Condena el ultraje a que fue sometida por disidente la compañera Patricia Orozco (La Tomasa), de quien dice que no es capitalista ni maligna ni santera (P-87); desaprueba los agravios a Martha Cranshaw, la repartición de carnés de militantes a quienes ni saben qué es el sandinismo, la obligada cuota económica partidaria a los empleados estatales y el servilismo de Tomás Borge ante Daniel Ortega; así como el artificio jurídico inventado para violentar el doble candado constitucional del Arto. 147, para que el Presidente pueda lanzarse a la reelección.
Simpson censura el fraude electoral municipal y reclama que durante la campaña no fueron parte de la agenda los programas municipales de desarrollo, sino promesas y regalías, vacaciones y parranda, balazos, cuchilladas, golpizas, incendios. (P-89). Parte del “modus operandi” del Frente es develado: Del presupuesto estatal han surgido partidos políticos, bancadas de diputados, votos comprados, viáticos, combustible, medicinas, vehículos, viajes al exterior manejados a discreción por quien ocupa el puesto de Presidente de Nicaragua. (P-91).
En “Reflexiones críticas desde el sandinismo” también se tacha la inoperancia de la Policía Nacional y su subordinación directa a los caprichos del Presidente Daniel Ortega, a quien Simpson señala de haber ordenado a la institución encargada de velar por el orden público no intervenir en los enfrentamientos políticos callejeros, donde sus partidarios agreden a los oponentes. (P-130).
Hay un sandinismo de izquierda
Critica el culto a la personalidad, el caudillismo, el danielismo que se fabrica alrededor de Ortega. (…) se destinan millones de dólares a ensalzar la imagen del líder, con rótulos inmensos por todo el país. (P-69). Y añade: El eje fundamental de la comunicación gubernamental determina exaltar las figuras de Daniel y Rosario (…). (P-70). En la página 94 vuelve sobre este tema: (…) el discurso religioso para encumbrar la figura del líder, es producto de la concepción oligarca, del escogido por designio divino, que desde la altura de la riqueza lo presentan superior e incuestionable, con el poder para premiar con bondades a sus aduladores y castigar o desaparecer a los rebeldes”.
Agrega Sergio Simpson: No solo a la pareja presidencial, semejante a dios, hay que rendirle pleitesía, para colmo también a su familia, especialmente a sus hijos que administran los bienes que fueron del partido y pasaron a ser patrimonio personal de ellos. (P-140).
El autor reconoce que existen sandinistas fuera del FSLN, y además, que hay sandinistas de izquierda, los cuales son reprimidos. (…) es asombrosa la furia con la cual pretenden denigrar a compañeros y compañeras que primero se mantuvieron en la lucha político-militar, y ahora en la batalla de las ideas. P-143.
Para finalizar, a 92 años de su asesinato quiero recordar a“La Rosa Roja”, como llamaban a Rosa Luxemburgo, la más preclara y brillante analista de la historia revolucionaria después de Carlos Marx y Federico Engels, y ejemplo excepcional de intransigente independencia de criterio y de constante revisión crítica de las ideas, incluyendo las suyas. Fue una encrespada y acérrima defensora de la libertad y la democracia, criticó con fuerza y honestidad los desaciertos de la revolución bolchevique y sobre todo sus perfiles dictatoriales, tuvo encendidos debates con Lenin y Trotzky y profetizó la instauración de “la máquina infernal” como llamó Nicolás Bujarin al régimen de terror de Stalin.
Bien podría decirse que Sergio Simpson es un digno discípulo de Rosa Luxemburgo.
(*) Editor de la Revista Medios y Mensajes.
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