“¿Hasta cuando Catilina vas a abusar de nuestra paciencia?” le dijo Cicerón, ilustre político y orador romano en sus famosas Catilinarias, al cónsul Catilina por sus desmanes, entre ellos el soborno político para lograr sus aspiraciones de poder.
Pero aquí no se trata de Catilina, ni de Cicerón, ni del pueblo romano. Se trata de Arnoldo Alemán, de las voces de los verdaderos opositores y del pueblo nicaragüense.
La figura que en este momento encarna la lucha por la democracia, es Fabio Gadea Mantilla, capitán único de las fuerzas opositoras en su afán por concretar la unidad de todos los que apoyan los principios de la democracia.
El llamado es para Fabio Gadea Mantilla, quien ya cayó en la trampa tendida por su consuegro, Arnoldo Alemán, a pesar que miles de personas calladas porque no tienen como hacer oír sus voces le pidieron a gritos que no se sentara con esa plaga política porque todo lo que toca lo contamina y lo disminuye. Pero Fabio acude a la cita de la muerte creyendo que va a descubrir el agua helada. Prefirió exponer las esperanzas de todo un pueblo al acudir a la cita sin sentido práctico con un Alemán traidor y mentiroso, que complacer los anhelos de quienes lo miramos como una esperanza de democracia y desarrollo. ¿Cual es la novedad que nos va a decir Fabio Gadea después de la reunión con su nefasto consuegro? ¿Acaso nos va a traer la buena nueva de que su querido pariente aceptó quedarse viendo los toros de largo, fuera de toda aspiración presidencial? ¿Acaso nos va a contar que Alemán renunció a la insensata condición del apartarse de la candidatura siempre y cuando se quedaran todos sus diputados? Solo que Fabio sea un ingenuo a la enésima potencia puede creer que eso puede llegar a ser una realidad y como no es un ingenuo ni al cuadrado, ya sabe que de esa reunión, rechazada y odiada por la gran mayoría de los electores, lo único que va a salir es su propio descrédito y un bajón dramático en las encuestas de opinión.
Se dice que a todo chompipe le llega su noche buena y ahora podemos decir que a Fabio Gadea Mantilla le llegó su miércoles de ceniza y la ceniza que nos van a poner en nuestras frentes es producto de la inmolación de las ilusiones de todo un pueblo que una vez más se ve decepcionado por una clase política que piensa en todo menos en la mejoría de los pobres de este país irredento e impenitente. Pareciera que la meta de nuestros políticos, exceptuando unos pocos, es mantener a las grandes mayorías sometidas a la miseria, a la ignorancia y a la insalubridad.
La televisión nos muestra por un lado a un Fabio Gadea sin brillo, anunciando su aceptación al capricho del ex presidente corrupto y se va a reunir con él, lo que significa su decapitación política y por el otro, a un Alemán sonriente y feliz porque ya hizo caer en la trampa a la persona que más daño le está haciendo políticamente. Y no podía ser de otra forma, porque Fabio sabe que claudicó por razones que solo él conoce y Arnoldo se apunta una “victoria” más contra la democracia. Allá lejos, desde una tarima especialmente enflorada, el Presidente de
Todo está consumado. Cristo-Nicaragua agoniza clavado en su propia cruz, la que viene cargando desde la aurora de este pedazo de tierra sin ley y sin redención, en un sangriento viacrusis cuya meta siempre es la muerte en el calvario del poder.
Jorge J Cuadra V
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