ESTADO, EMPRESA Y SOCIEDAD,
TRILOGÍA NECESARIA
ENRIQUE IGLESIAS
En esta década avanzamos con gran optimismo como testigos y partícipes de un significativo proceso de afianzamiento en el camino del progreso hacia la América Latina que queremos.
La región ha fortalecido en estos años los principios y prácticas de la vida democrática, y vuelve a surgir una honda preocupación por el desarrollo social.
Las reformas estructurales en diversos frentes contribuyen a mejorar las condiciones económicas fundamentales y a propiciar el aumento de las inversiones privadas, nacionales e internacionales, y de las exportaciones.
Entre esas reformas, destacan la tributaria, la fiscal y la modernización del Estado, la liberalización del comercio, de los precios, de las tasas de interés y de cambio, y la reforma financiera. La mayor disciplina fiscal y monetaria ha cumplido un papel crítico en la estabilización de precios, en -especial en aquellas situaciones que bordearon la
hiperinflación.
Sin embargo, enfrentamos todavía grandes desafíos sociales y ambientales que no pueden eludirse. Sabemos por experiencia que el crecimiento económico --que empieza a
florecer en muchos de nuestros países- no se traduce necesariamente en la reducción de la desigualdad. Se observa, más bien, una agudización del desempleo y de la pobreza extrema.
La pobreza, tanto rural como urbana, afecta a casi 200 millones de latinoamericanos, es decir, a 46% de la población regional. Tanto en la urbe como en el campo se
registran serias deficiencias de los servicios sociales básicos, y predominan la violencia y muy diversas formas de degradación humana.
El deterioro ambiental y social -agravado en parte por actividades de subsistencia propias de la pobreza, aunque causado por una amplia gama de factores económicos e
institucionales internos y externos- sigue erosionando el patrimonio natural del cual depende nuestro bienestar.
En América Latina y el Caribe ha surgido una nueva conciencia en torno a la necesidad del desarrollo sostenible, nutrida por las cumbres de Rio (1992) y Miami (994). Es necesario actuar urgentemente en varios campos: la integración, la educación, el impulso y desarrollo de la pequeña y de la microempresa, el mejoramiento de los
servicios sociales básicos, el desarrollo institucional y la reforma del Estado.
Ésas son las directrices de nuestras estrategias futuras para la reforma social, que buscan cómo reducir la pobreza y mantener un crecimiento duradero y ambientalmente
sustentable.
El BID seguirá atendiendo con la mayor prioridad al desarrollo social, en cumplimiento de la meta de asignar 40% de nuestros préstamos a los sectores sociales, estipulada en el Octavo Aumento General de Recursos.
El BID proyecta actividades de apoyo a la microempresa, particularmente con el programa Micro 2001, así como de cooperación para el desarrollo de prioridades y estrategias de largo plazo en cada país, destinadas a reducir la pobreza y a apoyar la reforma social. Además, promueve la reflexión regional en la búsqueda de consensos sobre la gobernabilidad, la modernización del Estado y el fortalecimiento de la sociedad civil.
En el actual contexto de globalización y de revolución tecnológica, reconocemos la importancia de que la región haya recuperado la democracia, haya aplicado políticas de
estabilización y modernización estructural de las economías, y haya contado con un apoyo oportuno de la cooperación internacional. Sin embargo, estamos conscientes de que es imposible abordar a fondo los problemas sociales si no contamos con recursos humanos apropiados y economías ordenadas, y con una preocupación renovada por los temas sociales fundamentales.
Éstos son frentes insoslayables en los que se requiere actuar con una decidida voluntad política de los poderes del Estado.
Para alcanzar el desarrollo sostenible en la región, es esencial la participación concertada del Estado moderno, capaz de asumir eficazmente sus responsabilidades, junto con la empresa privada, como agente fundamental en la asignación de los recursos económicos, y con una sociedad civil educada, respetuosa de las diferencias culturales y de la igualdad de género.
Basados en esta trilogía --- Estado/empresa privada/sociedad civil ---, podemos aspirar a un crecimiento de la producción y del ahorro interno que brinde oportunidades para mejorar el bienestar durable de las grandes mayorías, conservando a la vez las bases de nuestra heredad natural y cultural.
Nota: "La América que queremos" es una nueva sección sabatina de EL CORREO. Los ensayos "en defensa de la vida" -de autores de primera línea- son tomados del libro con igual título, publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1998, en el contexto del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente.
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