El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 23 de enero de 2011

¿División de la oposición nicaragüense?

Edmundo Jarquín

Los resultados de la reunión que sostuvieron Fabio Gadea Mantilla y Arnoldo Alemán han atizado la desilusión de que participando dividida la oposición en las elecciones de noviembre próximo, el triunfo del Orteguismo es inevitable.

Sí y no.

Sí, porque los resultados de la reunión indicarían que habrá más de una candidatura frente al Orteguismo.

No, por varias razones.

No, porque no necesariamente varias candidaturas significa que la oposición al Orteguismo vaya dividida. En 1990, la oposición se aglutinó en torno a Violeta Barrios de Chamorro, y había varias candidaturas.

En 1996, la oposición al Orteguismo se aglutinó en torno al propio Arnoldo Alemán, pese a que había más de 20 candidaturas.

Lo mismo ocurrió en el 2001, en que pese a que habían otras candidaturas, la oposición al Orteguismo se aglutinó en torno a Enrique Bolaños.

Como lo declaré en entrevista que me hiciera el editor político de El Nuevo Diario, Juan Ramón Huerta, y que se publicara el primer domingo de este año que recién empieza, es muy probable que la próxima elección se polarice entre Orteguismo y anti-Orteguismo, porque el propio Ortega se ha encargado de repolarizar al país. En ese contexto la posibilidad que la oposición se aglutine, aunque haya varias candidaturas, es enorme.

La gran pregunta que deben hacerse los nicaragüenses, y en particular los liberales constitucionalistas que son tan importantes si de unir a la oposición se trata, es la siguiente: ¿En torno a quién hay más posibilidades de unificar a la oposición? ¿En torno al Dr. Alemán, o en torno a Fabio Gadea Mantilla?

“Estaba probando”

“Estaba probando”, dijo el Doctor Alemán cuando al salir de la reunión con Fabio Gadea Mantilla respondió a la pregunta de si había, en efecto, enviado el mensaje que estaba dispuesto a declinar su candidatura.

Alemán, entonces, no negó que había enviado el mensaje y, por el contrario, confirmó lo que se temía: estaba, como popularmente se dice, “chamarreando”, y chamarrear, significa “engañar, burlarse”, según el Vocabulario Popular Nicaragüense de Chantal Pallais y Joaquim Rabella, o “emboscar”, según el diccionario del Español de Nicaragua, del académico de la lengua Francisco Oviedo.

La confirmación que Alemán había enviado el mensaje que estaba dispuesto a declinar su candidatura probó -y en este caso en el sentido de justificar, según el Diccionario de la Real Academia Española- que fue correcta la decisión que Fabio se entrevistara con él para confirmar “la voluntad del Dr. Alemán de declinar su candidatura en aras de la unidad nacional”, según lo anunció previamente.

A su vez, la confirmación por la boca del propio Alemán que estaba “chamarreando”, demuestra que estaba jugando con las expectativas y esperanzas del pueblo opositor.

Estamos, entonces, frente a dos liderazgos de diferente cepa. ¿En torno a cuál es más probable que se unifique la oposición?

Los planteamientos del COSEP

La reunión que la dirigencia empresarial, aglutinada en el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), sostuvo con el Presidente Ortega y su gabinete, ha dado mucho de qué hablar.

En el ambiente de polarización política que el gobierno ha provocado, es inevitable y hasta entendible que algunos vean en el sector empresarial una cierta complacencia frente a los abusos antidemocráticos que el gobierno ha cometido.

La anterior circunstancia no debe conducir a ignorar el hecho que, tal como lo hizo con motivo de la Agenda 2010 que presentó el año pasado el sector empresarial, en esta ocasión reiteró la necesidad de la observación electoral internacional y nacional, de la cedulación más amplia, y ofreció una campaña para movilizar el voto.

Que Ortega haya ignorado ese planteamiento no debe conducirnos a que los demás lo ignoremos, o menospreciemos, porque sin quererlo nos estaríamos sumando a la actitud de Ortega y olvidando que, en su oportunidad, si esas demandas, como las de la Conferencia Episcopal y las de otras voces que se han alzado en el mismo sentido no se cumplen, servirán de respaldo a los legítimos reclamos de la oposición si no tenemos unas elecciones con resultados creíbles.

Si eso ocurre, y ojalá que no ocurra porque tendremos una crisis de legitimidad y credibilidad muchísimo mayor que la provocada por el fraude de las elecciones municipales del 2008, Ortega verá el costo de su silencio y menosprecio de ahora frente al planteamiento de la cúpula empresarial.

Economía e institucionalidad

Las discusiones derivadas de la reunión del COSEP con Ortega han conducido a un tema que ha sido objeto de numerosos debates académicos, y es la relación entre economía e institucionalidad.

Las reflexiones económicas contemporáneas han recuperado el pensamiento clásico sobre la importancia de la institucionalidad para el éxito económico. Y en las últimas décadas, más de un premio Nobel de Economía ha sido concedido a partir de esa línea de pensamiento. Es la conocida como Escuela de la Economía Institucional.

Es que los intentos de justificar éxitos económicos sobre la base de una racionalidad económica estrictamente técnica, al margen de consideraciones políticas y morales, han resultado históricamente equivocados. Ciertamente, no es casualidad que el padre de la economía moderna, Adam Smith, autor de la obra clásica sobre La riqueza de las Naciones haya sido, antes que todo, un filósofo de la ética.

Levanto lo anterior porque mientras la importancia de la seguridad jurídica, y no solamente de la propiedad como lo planteó el COSEP, sino también de las personas y todas las transacciones sociales y políticas, como la seguridad que los votos se cuenten bien, es indispensable para un éxito económico sostenible, es irrefutable intelectual e históricamente, lo contrario, que el éxito económico fortalece la institucionalidad, como lo han alegado algunos, no tiene sustento ni en las ideas ni en la evidencia empírica.

El prolongado éxito en cuanto al crecimiento económico entre 1950 y finales de los 70, que en promedio fue más del triple del crecimiento promedio de los cuatro años de gobierno de Ortega, no se sostuvo porque la institucionalidad de la dictadura somocista le fue adversa.

Menos sostenible es el aparente éxito económico del Orteguismo, en que el crecimiento ha sido mediocre.

Con razón muchos se preguntan: éxito económico…..¿de quiénes?

Este texto corresponde a la edición 133 de la columna El Pulso de la Semana, que el autor transmite por Radio Corporación.

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