El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 11 de enero de 2011

Vulgar propaganda y pobre ortodoxia

Onofre Guevara López

- 11/01/2011


Según van creciendo las diferencias entre la propaganda del gobierno y los hechos –en permanente choque entre palabra y realidad—, se produce cierta inestabilidad en la estructura “ideológica” del oficialismo. La base intelectual con la que ha contado el orteguismo, se ha agrietado, mientras el discurso oficial de puro corte propagandístico se ha vuelto su única y amellada herramienta de trabajo para ejercer su defensa.

Difícilmente, el intelectual orteguista encuentra una motivación valedera para argumentar fuera del aro metálico dentro del cual lo aprisiona su condición de funcionario público o partidario, por eso, muchos de ellos prefieren hacer mutis del escenario donde se polemiza sobre el tema Ortega versus legalidad. Y el campo oficialista no es más estéril, porque ahí florecen los dardos de las acusaciones personales calumniosas, a veces, sin ton ni son, porque necesitan suplir con eso, las argumentaciones que les faltan ante los hechos reales denunciados todos los días.

Son pocos los escritores orteguistas que, conscientes de la discordancia que existe entre la información cotidiana sobre los abusos contra el orden institucional y la defensa del gobierno –mecánicamente expresada en su propaganda—, se atreven a plantear puntos de vistas serios para buscar cómo adecentarles las trivialidades y las falsedades que la caracterizan. Pero no lo logran, y no es porque no sepan cómo hacerlo, sino porque sus palabras, sujetas a las normas propagandísticas, carentes de capacidad de reflejos objetivos, caen en la misma discordancia que quisieran evitar, pero no pueden.

Veamos sólo este ejemplo. Se remiten al lejano 1848, año de la aparición del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, para –con muy mala puntería— lanzar la idea de que, desde entonces, “la tesis de la lucha de clases permanece a través de los tiempos. Unas veces velada, encubierta, como sucede actualmente.” Es obvio que no es “la tesis de la lucha de clases” la que “permanece a través de los tiempos”, sino la lucha misma. Y es falso que esta lucha de clases “actualmente” sea protagonizada por “el FSLN” frente a la burguesía y la oligarquía.

No es así, ni puede ser así, porque la lucha de clases se expresa en el antagonismo radical entre la situación económica y política de las clases, que Marx y Engels vieron fundamentales, y que componen la sociedad: la burguesía y el proletariado, más el conflicto entre la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo social que la crea. ¿Son éstas, acaso, las clases fundamentales que protagonizan “actualmente” la lucha de clases en Nicaragua? Indudablemente que no. Para que ese planteamiento tomado del marxismo pudiera asemejarse a la realidad, falta el proletariado, y en el poder está un grupo político encabezado por ex revolucionarios enriquecidos hasta el grado de ser igual o más ricos que cualesquiera de los burgueses que le hacen oposición.

Para no estar en contra de la historia, el orteguismo tendría que renunciar al continuismo de un mismo individuo en el poder y permitir el desarrollo democrático del país. La lucha por el poder entre un sector y otro de la burguesía –sea cual fuere el origen de sus respectivos capitales privados—, no es ninguna expresión de la lucha de clases, sino una lucha política inter burguesa. Que ambas corrientes cuenten con el apoyo de sectores populares –obreros, campesinos, etcétera— no le cambia su naturaleza a esta lucha. Y presentarla “actualmente” como una lucha de clases entre burguesía y proletariado, es de una ortodoxia ingenua.

El proletariado de Nicaragua, es larvado, desorganizado en donde apenas asoma (las zonas francas y la poca industria capitalista), y por eso, impotente como clase para protagonizar una lucha contra la burguesía por transformar la sociedad. El esfuerzo por querer tener al orteguismo a la cabeza del proletariado en la lucha de clases, les podría crear una hernia, pero no nunca una verdadera vanguardia.

¿Cómo ver al “proletariado” en los líderes de la cúpula orteguista que nunca tuvo relación con el trabajo productivo? Los sectores obreros minoritarios que integran los sindicatos orteguistas no tienen autonomía como organización ni como clase, sino que están sujetos a los dictados de la cúpula, por medio de sus agentes políticos que pasan como líderes sindicales. Y no están protagonizando ninguna lucha profunda ni siquiera por cambiar las condiciones de vida y de trabajo, porque tendrían que hacerla también contra el gobierno. Un líder de una flamante central sindical, acaba de anunciar que apoyará la reelección de Ortega, sin reparar en la ilegalidad de esa pretensión, ni en su condición de clase.

Esta antihistórica y falsa suposición de que hay un proletariado encabezando la lucha por el poder, la completan o, mejor, la complican, con el absurdo de que la lucha contra el continuismo y la reelección “de la embajada de la carretera sur, el PLC (¿?), la iglesia reaccionaria y sectores empresariales pudientes, la burguesía y la oligarquía contra el FSLN (…) no es más que la lucha de clases entre quienes están en contra de la historia y las fuerzas progresistas y revolucionarias que están a favor de la historia y su desarrollo.”

Para que la neoburguesía orteguista pudiera protagonizar la lucha de clases, y no del modo tan singular desde su millonaria riqueza material a costa del Estado, como abanderada de las “fuerzas progresistas y revolucionarias” y “a favor de la historia”, no debería violar la Constitución ni las leyes para que la historia no se estanque en un tipo de absolutismo somocista, como el que está emulando.

Obligada respuesta

Don Amaru Barahona: usted acaba de hacerme un doble honor: acordarse de mí, y mencionarme junto a estimados personajes. Usted es él que no se hace ningún honor con su “postalita” (END/8/1/2011).

Don Amaru: si cree más importante para la libertad de expresión enfocarse en el tema de los Wikileaks que criticar al ortreguismo, está en plena libertad de hacerlo aquí mismo, donde, según entiendo, nunca le han negado espacio -sin censura-, pese a su actitud agresiva contra los directores de END.

Don Amaru: al señor de Wikileaks le sobran recursos y defensores más importantes que yo en todo el mundo; en cambio la Constitución de nuestro pobre país, lleva cuatro años de estar siendo violada –junto a las libertades que garantiza, incluida la de expresión—, y nadie le ha pedido a usted que rompa su silencio para defenderla, pese a que es su deber como ciudadano.

Don Amaru: como para hacer la defensa franca o encubierta de este gobierno no se necesita ser “apóstol” de nada, siga haciéndolo. Pero no incite a nadie a escribir lo que a usted le gusta.

Don Amaru: una observación final; aparte de hacer una provocación y expulsar resentimientos gratuitos contra los críticos del orteguismo, mencionados por usted, no le veo ninguna otra razón a su “postalita”.

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