No se donde se encuentre el señor Carlos Briceño Lovo disfrutando los millones de dólares que la venta de su canal de televisión le produjo, pero esté donde esté debe darse cuenta en lo que quedó lo que en un tiempo fue su orgullo.
No es cristiano, ni es solidario permitir que el canal 8, propiedad de otras personas y bajo nueva administración, escandalice a los televidentes con sus mensajes inmorales e inmundos transmitidos en la cinta que corre en la parte inferior de la pantalla. Esos anuncios y la liberalidad con que se publican nos vienen a decir lo podrido que está el sistema nacional de televisión, en el cual no existe ni la más mínima intención de censurar lo que se proyecta en los canales nacionales.
Es vergonzoso hasta donde ha llegado la falta de moral, la cual fue sustituida por la ambición desmedida de producir un dólar más a costa de la sensibilidad lastimada de los mayores y de la destrucción espiritual de los niños. Como en Nicaragua lo que crece como marea incontenible es la corrupción y la inmoralidad, los mensajes que primeramente eran de carácter amoroso con los cuales se enamoraba a la novia o al novio, o se buscaban amigos afines con el propósito de llegar a una relación seria, ahora se han convertido en el heraldo de la promiscuidad sexual en su máxima expresión, dando a conocer a los cuatro vientos inclinaciones sexuales, que si bien es cierto tienen todo el derecho de tenerlas, no los autoriza a escandalizar al prójimo detallando minuciosamente sus gustos y sus deseos.
Los nuevos dueños del canal referido, con toda seguridad tienen hijos y nietos a quienes quieren proteger, lo más que se pueda, de los tentáculos de la lujuria y de la perversión, pero se olvidan de los hijos y nietos del resto de los mortales nicaragüenses, que también quieren proteger el tesoro de sus hogares: a sus niños y a sus adolescentes. Eso se llama egoísmo, nunca solidaridad y no es cristiano, sino malévolo.
Una orden de los que mandan en ese canal basta para poner fin a esa escandalosa mecánica de comunicarse y usar el canal para proyectar lo instructivo y sano.
En Nicaragua gozamos de una irrestricta libertad de expresión y no significa coartarla eliminando ese foco podrido de perversión e inmoralidad. Todo tiene su límite, hasta la libertad, porque si se abusa de ella se vuelve libertinaje y del libertinaje al caos no hay más que un paso.
No menciono los anuncios pervertidos que el canal 8 transmite, porque la moral no me lo permite, pero basta que dediquen un tiempo observando el cintillo publicitario, para que se den cuenta de lo que estoy hablando. Los mensajes que leí la noche del 25 y las primeras horas del 26 de Enero del corriente año en el canal 8, mientras pasaban el programa llamado SOUTH PARK y la novela que tiene por título, LLAMAS DEL CORAZON, son irrepetibles. Espero que otras personas los hayan leído también, para que este llamado no se quede como golondrina solitaria que no hace verano.
Carlos, tu canal era innovador y decente, ahora no tiene vida y es inescrupuloso. Al vender, lo hiciste bajo el juego de la economía de mercado, ejerciendo un derecho que nadie te puede negar, pero los nicaragüenses salimos perdiendo. Ojalá y se regulen las cosas para bien de sus dueños y en beneficio de las almas inocentes que aun existen en esta tierra.
Jorge J Cuadra V
No hay comentarios:
Publicar un comentario