Michèle Najlis | Opinión
El pasado miércoles 31 de agosto un periodista de un canal de TV preguntó al diputado Edwin Castro, jefe de la bancada del partido de gobierno, por qué el Consejo Supremo Electoral no autorizaba como observadores a las instancias nacionales. El diputado contestó que cómo iban a autorizar a personas que han tomado partido por un determinado bando político, que para eso tendrían que ser neutrales.
La pregunta que surge ante esta respuesta es que si ése es el razonamiento del diputado Castro, ¿cómo es que no le choca que los Magistrados del Consejo Supremo Electoral –que tiene una responsabilidad mucho mayor que la de los observadores-- sean personas que no sólo han tomado partido político, sino que son militantes del partido de gobierno y súbditos obedientes de la pareja gobernante? Y eso, al punto de no rechazar por ilegal la candidatura del actual presidente Ortega.
¡Cosas veredes, Sancho amigo!
La pregunta que surge ante esta respuesta es que si ése es el razonamiento del diputado Castro, ¿cómo es que no le choca que los Magistrados del Consejo Supremo Electoral –que tiene una responsabilidad mucho mayor que la de los observadores-- sean personas que no sólo han tomado partido político, sino que son militantes del partido de gobierno y súbditos obedientes de la pareja gobernante? Y eso, al punto de no rechazar por ilegal la candidatura del actual presidente Ortega.
¡Cosas veredes, Sancho amigo!
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