El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Poder político y poder periodístico


Onofre Guevara López

La realidad política nacional ofrece más temas que ameritan ser comentados que los espacios de que se dispone para abordarlos. Es paradójico que en los primeros años de la década del cuarenta del Siglo pasado, había en Nicaragua más diarios que ahora –seis contra dos—, siendo que la población no llegaba ni la mitad de la hoy. Aunque las radios no eran más de tres y no transmitían noticias. La televisión apenas lucía en la ficción de alguna película, como “Flash Gordon en Marte”.
Aquellos diarios tenían pocas páginas, poca circulación y su contenido noticioso era reflejo de la vida aldeana de aquella Nicaragua. Lo habitual,  en cuanto a política, era leer en los diarios reflejos del antagonismo partidario libero-conservador, riñéndose por el poder en manos de Somoza García, cuyas ilegalidades, abusos administrativos y su cruenta represión, no eran  noticias que llegaran enteras a las páginas de los diarios, sino mediatizadas por los portavoces del gobierno y los de la oposición. Los diarios no tenían una versión propia y real de los hechos, porque no practicaban la investigación.  
Un delito común escabroso, significaba un banquete informativo para los diarios durante varias semanas y hasta meses, pero en torno a la información oficial, la cual se fundaba en lo que se les obligaba confesar a los sospechosos al ritmo de las torturas practicadas con brutalidad por guardias iletrados y oficiales sádicos.
Recuerdo un modelo: cuando asesinaron a unos hermanitos, hijos de matrimonio de posición social media,  en la “Bajada de Carranza”, costa del Xolotlán, en las cercanías de la Quinta Nina. De ese crimen se conocieron más de las barbaridades a que fue sometido el sospechoso, hasta dañarles los pulmones, pero nunca se supo con seguridad si el torturado fue el criminal. 
Otro, y este tuvo cierta influencia en el periodismo: en 1948, ocurrió la desaparición y supuesto asesinato de la niña Milagros Cuarezma. Fue toda una “novela de misterio que escribió la realidad”, y motivo de especulaciones inverosímiles por la ausencia de investigaciones científicas, siempre suplidas por las torturas a los sospechosos. Los diarios aún tenían un pobre diseño gráfico, y con ese caso, uno de los diarios inauguró el acompañamiento de la noticia con fotografías de gran tamaño, cambió su perfil gráfico y diversificó la noticia. Eso caso coincidió con la llegada desde México de su nuevo director, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien le imprimió dio al diario una valiente función crítica frente al poder somocista, algo poco visto hasta entonces en el diarismo.  
De una media docena de aquellos diarios sobrevive La Prensa. (En 1979, se abrió un especial paréntesis, apareció Barricada, cuya historia es capítulo aparte, como un matiz histórico de la revolución).
EL NUEVO DIARIO –con una pluralidad inédita en el diarismo— apareció 53 años después del caso Milagritos, y junto a La Prensa forma un dúo informativo, investigador y crítico erguido en su profesionalismo ante el poder político abusador.  Un dúo nacido objetivamente en especiales circunstancias, de una misma raíz arrancada por el tifón revolucionario  –y ahora cada cual con su propio perfil—, pero trincheras para la  defensa de la libertad de expresión, los derechos democráticos y el respeto a la institucionalidad.
En el lapso de 70 años, el poder estatal ha cambiado de dueños, pero no ha variado su naturaleza hosca y represiva frente a la crítica del periodismo. Menosprecia su capacidad investigativa de gran ayuda para la Policía y el Ejecutivo que esclarece casos de corrupción en el Estado; pero, paradójicamente, en vez de agradecerle la información para sanear sus estructuras administrativas, convierte en objetos de ataques a los medios y de difamaciones contra los periodistas. Esta paradoja no es casual, dado que el poder político y el poder informativo representan intereses opuestos, y mientras el poder se ha estancado en la corrupción y en su función represiva y violatoria de las leyes, el periodismo ha tenido avances de calidad informativa y crítica. Y sabiendo a quiénes beneficia el mal ejercicio del poder, es fácil darse cuenta de que los intereses espurios, no son los del periodismo.
Lo del periodismo independiente es un sueño. La actividad periodística depende de algún interés. Lo que hay, es periodismo crítico y periodismo servil del poder. Éste se descubre solo: defiende al poder en detrimento y no el interés comunal, nacional y social; nace y vive a la sombra del Estado.
Gracias a la función fiscalizadora del periodismo crítico, la ciudadanía está informada de las aberraciones del poder. Su recompensa es la confianza social. El periodismo ofrece la versión diaria de nuestra realidad política y social, dejando al desnudo la hipocresía del gobierno. Hagamos una breve síntesis de ello:
Violaciones del reeleccionismo del orden constitucional; insaciable voracidad de funcionarios corruptos; turbas represoras en las calles contra quienes ejercen su derecho de manifestarse; decenas de  funcionarios con términos legales vencidos (a los cuales se ha sumado la Comisionada Aminta Granera); usurpación de funciones de la Asamblea Nacional; agresiones económicas a los consumidores  de combustibles y energía; manipulación del drama de los maestros y otros sectores con el bono extra salario; negocios turbios de personajes orteguistas en diferentes áreas de la administración pública; anarquía jurídica provocada por Ortega; acaparamiento de Canales TV por la familia Ortega-Murillo;  violación al derecho de crítica y defensa de concejales opositores; propaganda electoral oficialista en escuelas e instituciones públicas; problemas de cedulación y de transparencia en el CSE.
Sigue: observación electoral desvirtuada con el “acompañamiento” y falta de transparencia electoral; placas de vehículos sustituidas por propaganda electoral oficialista; empleados del Estado obligados, bajo a amenaza de despido a recibir el carné oficialista y hacer propaganda callejera; lesiones de toda clase a la ley de municipalidades; fraude en las elecciones municipales; complicidad Ortega-CSE-PLC contra los derechos de los políticos y sus candidatos, y etcétera...
A esos casos arbitrarios, ilegales y corruptos del poder estatal abordados por los diarios, les acompañan con el conocimiento de causas. ¿Cuáles son las causas de los abusos del poder?

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