No podemos olvidar la fina
y cruel crítica de Gonzalo Rivas Novoa sobre los parásitos que se alimentan del
entorno del poder.
Serviles
dijo Gonzalo Rivas Novoa (Ge Erre Ene) señalando a los parásitos y anófeles que
se encontraban en la mesa del Presidente Anastasio Somoza García, que celebraban
y aplaudían todo lo que el general decía y hacía. Pero el dardo certero y agudo
del humorista chinandegano estaba camuflado con una orden que también le da al
mesero que andaba rellenando copas. Los serviles alzaron sus copas para brindar poder eterno al
fundador de la estirpe sangrienta y poder seguir mamando la teta.
Dejando
atrás a los Zurita, los Argeñal Papi y los Felipe Hidalgo, aterrizamos en esta
nueva Nicaragua en donde abundan los chupa huesos oficialistas.
Wilfredo
Navarro Moreira excitado por el olor del poder, se convirtió en tránsfuga para
estar dentro del círculo del artista de El Chile, dijo al borde del colapso
emocional: “Yo doy gustoso mi vida para salvar la de mi jefe, el único, el
líder, mi caudillo, Arnoldo Alemán Lacayo.”
Perdóneme jefe, pero solo los ríos no se
vuelven, dice todo contrito el otrora Némesis del caudillo rojo sin mancha y
hoy su vocero ardiente, Leonel Téller Sánchez, convertido en marioneta
parlante.
Yo
firmo lo que usted me ponga en frente jefe, le dice el flamante Presidente
Nacional del PLC, Jorge Castillo Quant, convertido en amanuense privilegiado.
Y
los serviles siguen y no se quedan en un solo lugar sino que revolotean sobre
el entorno político.
El
zar de la economía en el gobierno de doña Violeta, le endulza el oído al
Comandante Ortega con cuentos a lo Pancho Madrigal, cuando le dice que
“Nicaragua se va a liberar de las políticas del FMI en un lapso de cinco años.”
Su socio en el Banco del Café, el economista Néstor Avendaño, lo desmiente en
seguida, haciéndolo quedar como el arlequín de la corte del Carmen.
Yo
no me atrevo a incluir en esta galería de serviles al General Retirado, Omar
Hallesleven, ahora compañero de fórmula electoral del Comandante Ortega, pero
si me hace preguntarme qué motivos tuvo para llamar sabio al Comandante Ortega
cuando aceptó el ofrecimiento. Omar Hallesleven es un hombre nacido en la lucha
revolucionaria y forjado en las filas del Ejército Nacional, que vio
recompensado sus esfuerzos y sus sacrificios cuando fue nombrado Jefe del Ejército
Nacional. El Presidente Ortega puede ser todo, pero sabio no es. Los sabios no
hacen revoluciones, ni dirigen guerras, ni se convierten en dirigentes
político-militares, ni mucho menos llegan a la presidencia de la República para
convertirse en dictadores. Los sabios no mandan, se ponen al servicio de los
que mandan creyendo que van a sembrar la semilla del desarrollo de los pueblos.
Los sabios son humildes, le huyen al protagonismo y detestan convertirse en
dioses vivientes. Esas veleidades son para los dictadores que se rodean de
serviles para que les endulcen el oído y les engrandezcan el ego.
Campeón
indiscutible de esa especialidad es el Comandante Cero, quien para cerrar su
círculo de mercenario, acusa por delitos de lesa humanidad, no a quien lo mandó
a asesinar, sino a quien divulgó la criminal intriga, para no contrariar al Comandante Borge.
¿Edén,
Edén por cuanto vendiste tu carnet? repiten los ecos del pasado. Y Edén
contesta, nunca lo vendí mi Comandante Borge, solo lo alquilé.
Jorge
J Cuadra V
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