“Nací en medio de una dictadura y no quiero morir mientras esté otra”, fue la frase de la poetisa, profesora y teóloga Michele Najlis, comprometida con la causa revolucionaria gestada contra el dictador Somoza, y en la actualidad una crítica de la actual administración sandinista.
Sus palabras se escucharon en medio del encuentro entre las generaciones de los jóvenes revolucionarios de los 60 y 70, en este caso Najlis, el coronel en retiro Hugo Torres e Irvin Dávila, miembro de la Coordinadora Civil, con estudiantes de secundaria y universitarios, como parte de un intercambio de experiencias frente a una historia nacional que está repitiendo sus errores.
Najlis señaló que su experiencia durante la dictadura de Anastasio Somoza García y posteriormente durante la del hijo de este, Somoza Debayle, fue algo que no solo la movió a ella sino a toda la nación, ante un gobierno que primero dominó el poder político, luego el policial y militar con la Guardia Nacional, para después afianzarse con el poder económico y personalizar a su medida al entonces Partido Liberal.
“La persecución a los medios de comunicación, la tortura y la muerte, también fueron una constante”, señala la poetisa, cuya alegría fue enorme con el triunfo de la revolución en 1979. Entonces, el broche de militante era un orgullo, luego se convirtió en un símbolo de privilegio, para finalmente convertirse en algo de temer. Por tanto, no lo volvió a utilizar.
“Recuerdo que Carlos Fonseca dijo que derrocar una dictadura no significaba poner a otros hombres en el poder, sino la creación de un poder diferente”, expresó Najlis.
Por otra parte, Hugo Torres, general en retiro, destacó que otro elemento a tomar en cuenta comenzó desde el siglo pasado, tras el llamado Pacto del Espino Negro, cuando los prebendistas liberales y conservadores, reunidos con la Embajada de Estados Unidos se confabularon contra las leyes de Nicaragua, esto se convirtió en el impulso de Augusto C. Sandino de sostener una lucha sin cuartel contra el gobierno y los marines norteamericanos, todo por violación a la Constitución y retomar el valor del imperio de la ley.
El coronel en retiro Irving Dávila, abogado y miembro de la Comisión de Gobernabilidad de la Coordinadora Civil, señaló que el intercambio de experiencias con las nuevas generaciones es importante para que visualicen la situación actual, conocer cuál es la percepción de los jóvenes, y esperar a que la transmisión de lo vivido por otros les sea útil.
“No todo era malo”
“Igual que ahora, no todo era malo. El primer Código Laboral lo estableció el gobierno de Somoza, además, uno de sus puntos fuertes de apoyo fue en algún momento la clase obrera, y tenía que ver con el prebendismo, para luego tomar medidas de exclusión y de represión contra el mismo movimiento obrero
Indicó que según su experiencia, los actuales indicios del gobierno del presidente Daniel Ortega con su autoritarismo, dominio mediático del país con canales afines, su poder económico avalado por la empresa privada, su reelección y la conquista de poder policial con el segundo período de la primera comisionada Aminta Granera, más su búsqueda por el control ciego del Ejército no son casualidades, sino la repetición de la historia.
“El hecho del nombramiento de Granera es que está comenzando a ocupar a las Fuerzas Armadas, y al momento que la fuerza política de Ortega sea insuficiente, ya tendrá lista a la Policía para comenzar a reprimir. Nadie duda de que esta institución está subordinada personalmente, contrario a la ley y a la Constitución”.
“Considero que la única forma de combatir esto es a través de la acción cívica de la sociedad. El 6 de noviembre sabemos que hay tentativas de fraude, pero eso puede ser frenado si la población se manifiesta, si concurre a la votación masivamente y deja sentada su posición”, expresó Dávila.
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