Carlos Salinas Maldonado.
Uno de los cables diplomáticos más extensos y detallados escritos por el entonces embajador Paul Trivelli fue emitido al Departamento de Estado el 6 de marzo de 2007, poco más de tres meses después que el presidente Daniel Ortega regresara al poder después de 16 años co-gobernando “desde abajo”, como él mismo lo aseguró tras la derrota electoral de 1990. En el despacho diplomático el embajador Trivelli hace una minuciosa descripción del que fue en un inicio el gabinete de Gobierno de Ortega, caracterizado más tarde por la inestabilidad, cambios abruptos y hasta algunos despidos humillantes.
El embajador Trivelli, citando a políticos de oposición con quienes habló sobre los miembros del gabinete, dijo que los nuevos ministros eran considerados como unos “don nadie” (nobodies, fue la expresión usada), y que prácticamente no contaban con la capacidad de ejercer ninguna autoridad o influencia dentro del Gobierno.
Entre los funcionarios analizados por la embajada de Estados Unidos estaban el actual Canciller Samuel Santos, el entonces ministro de Fomento, Horacio Brenes; el responsable de Hacienda, Alberto Guevara; Antenor Rosales, presidente del Banco Central; Ana Isabel Morales, ministra de Gobernación; el ministro de Infraestructura y Transporte, Fernando Martínez; la entonces ministra de Salud, Maritza Cuan; el ex ministro de Educación, Miguel de Castilla; el encargado de Agricultura, Ariel Bucardo; y asesores cercanos al Gobierno como Bayardo Arce, asesor económico, y Paul Osquist, secretario presidencial de políticas públicas. El embajador Trivelli también escribió un capítulo relacionado a la primera dama y súper ministra de Gobierno, Rosario Murillo, quien dirige el Consejo de Comunicación del Ejecutivo.
En su amplio despacho, Trivelli considera que la mayoría de los funcionarios no tenían capacidad de gestión propia, y que el presidente Ortega ejerce un gran poder sobre ellos gracias al uso de decretos y reformas legislativas a la ley 290 de Organización, Competencias y Procedimientos del Poder Ejecutivo. “Parece que Ortega está maniobrando para aplicar las primeras etapas de la democracia directa y socavar a los ministerios”, razonó Trivelli.
“En privado, dirigentes de la oposición, incluidos los sandinistas disidentes pertenecientes al Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), han caracterizado a los ministros como “don nadie”, opinando que los nuevos Ministros de Ortega son ‘marcadores de posición sin autoridad o influencia’”, agregó el embajador. Trivelli puso su interés en la creación de los llamados Consejos del Poder Ciudadano, el brazo más político del gobierno, controlados directamente por la primera dama Rosario Murillo.
Trivelli preparó perfiles cortos pero detallados de los nuevos funcionarios, poniendo especial atención en los personajes del círculo más íntimo de Ortega, quienes fungen como asesores y consejeros del ex guerrillero desde que este asumió el poder en enero de 2007.
Rosario Murillo, la confidente de Ortega
Uno de los personajes del gobierno que más han acaparado la atención de la Embajada de Estados Unidos es la esposa de Ortega, primera dama y encargada del Consejo de Comunicación y Ciudadanía Rosario Murillo, la confidente más cercana del presidente, escribió Trivelli.
“Juntos desde la década de 1970 y oficialmente casados el año pasado, Murillo es la más cercana confidente del presidente Ortega. Ella actualmente se desempeña como coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y trabajó como directora de campaña de Ortega durante su exitosa carrera para la presidencia en las elecciones de 2006”, escribió Trivelli.
El embajador recordó que Murillo es la madre de Zoilamérica Narváez, la hijastra de Ortega que en 1998 acusó públicamente a su padrastro de haber abusado de ella durante más de una década. La denuncia desencadenó un verdadero torbellino en el país y puso en jaque al liderazgo del FSLN. Los miembros más radicales del partido cerraron filas a favor de su líder, incluyendo a Murillo, hasta entonces una figura relacionada con el ámbito de las gestiones de cultura dentro del Frente. “Murillo siempre defendió a su marido en el caso. Algunos creen que ella utiliza su conocimiento del caso para obtener y mantener el poder y la influencia sobre Ortega”, escribió Trivelli.
En el cable diplomático también se detallan las creencias religiosas de la primera dama. “Murillo es una gran creyente del espiritualismo”, escribió Trivelli. Es un movimiento religioso que establece la posibilidad de hacer contacto con los muertos. El embajador definió a Murillo como hipocondriaca y, “poniéndolo suavemente”, quien gusta de un “vestuario ecléctico”.
“Nacida el 22 de junio de 1951, Murillo fue educada en el Reino Unido y Francia. Habla fluido el inglés y el francés. Antes de involucrarse en el movimiento sandinista fue profesora de idiomas y trabajó durante diez años como asistente del director de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro. En 1969 se unió al movimiento clandestino sandinista y durante la década de 1980 fue miembro de la Asamblea Nacional y del Instituto de Cultura. Ella también ha publicado poesía (de gran erotismo), ha sido escritora y periodista”, escribió Trivelli.
Bayardo Arce, el político pragmático
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