La gente supersticiosa y retrógrada en Nicaragua ya tiene su nuevo fantasma: Buhhhh, buhhhhh, un bebé haaabllaaaa, buhhhhh… es el fin de los tiempoooossss, persígnenseeeee…
Los medios de comunicación –irresponsables- del país y alguna que otra agencia internacional de noticias, con el inestimable apoyo de la gente miedosa y de octava categoría, levantaron un “hecho noticioso” del tipo “estoy desesperado por elevar las ventas a ver a quién encuentro para que me ayude porque no tengo imaginación ni profesionalismo suficiente para hacerlo solo”. Y lo encontraron.
En el sur del país, en Tola, Rivas, un par de jóvenes –padre y madre- han creído que su bebé habla, a los dos meses de edad. Eso no es condenable: los padres y madres que miran con cariño a su bebé les parece extraordinario que el bebé emita sonidos tan claros, o que ellos escuchan claramente, no así la demás gente.
Tampoco es condenable que se prestaran a que su bebé fuera filmado porque ignoraban -¿alguien les explicó el alcance de lo que iban a permitir?- que iba a pasar, para qué iban a usarlo, los inconvenientes, los riesgos…
Rápidamente filmaron al bebé, han dado los nombres de sus padres, entrevistaron a “testigos”, y buscaron a un pastor evangélico, subieron el video por internet y por resultado es que si buscás “bebé que habla+Nicaragua” te encontrás que el bebé está referenciado en cuanta web de brujería, superchería, quinta dimensión, lado oculto y cuánta basura exista en la red, con sus correspondientes comentarios de uy, qué miedo y los que vaticinan que el diablo se le metió dentro.
Todo esto se hizo con la aceptación y promoción de un gran grupo de nicaragüenses que auparon la noticia y el video. Alguna gente lo tomó como su hazmerreir del mes: han usado a un bebé, a unos jóvenes padres, a una comunidad para burlarse. Otra gente lo ha usado para confirmar sus teorías truculentas de la religiosidad más retrógrada.
Es un juego del poder
Siempre le toca a la gente más vulnerable ser el objeto de diversión de los demás. Es un juego del poder. Una gente que se siente más poderosa decide etiquetarte, estigmatizarte, hacer de vos su juguete.
No, no voy a poner aquí el video del bebé para no estigmatizarlo nuevamente. No es a él al que hay que exhibir y condenar, sino a quienes se aprovecharon de la ignorancia de la población más empobrecida y sin estudios del país, y a quienes con un periodismo mísero han promovido y condenado a este bebé a la estigmatización, y violado sus derechos publicando su imagen y foto.
¿Y qué tal si fuera cierto? Como no han acudido a entrevistar a especialistas en psicología del desarrollo, o psicología cognitiva, no sabemos si estamos ante un caso notable para la ciencia. Han convertido una buena historia en una historia grotesca, de circo de mala muerte.
Suele ocurrir en Nicaragua que los casos verdaderamente extraordinarios y que en positivo contribuyen a un desarrollo de la gente y del país no son captados por los medios de comunicación. Como que las buenas noticias las tienen enfrente y no las ven, o si las ven no las investigan, o les da pereza. En cambio gustan de encontrar explicaciones e interpretadores de la realidad que hacen una narración desde el oscurantismo, sus propios miedos, sus debilidades, su ignorancia.
Así, la narración de la actualidad nacional sigue siendo tamizada por la superchería, la baja calidad del análisis, las antojadizas ideologías, y la falta de datos verídicos.
La mirada que devuelve el bebé
En el video al bebé le repiten y vuelven a repetir las palabras, hasta llevarlo al grado máximo de stress como para que el chiquito se lleve la mano a la boca, que no es más que el signo que usan los bebés para transmitir su grado de ansiedad, tal y como lo explican los libros de pediatría y especialistas no contaminados por la superchería. Y tal es la ansiedad del bebé, que vomita, otro signo que usamos los humanos para demostrar que rechazamos algo, que aborrecemos algo.
¿Se está torturando al bebé? No me cabe la menor duda que sí.
Ni en el video, ni en las fotografías, el bebé “mira como malo” ni “mira feo”, -como perciben los y las interpretadoras- sino que imita el gesto de su interlocutor, quien haya sido. Si le sonreís a un bebé todo el día, sonreirá; si le fruncís el seño todo el rato y le “mirás como malo y feo”, te va a “mirar malo y feo”. Tal cual sos.
El bebé, su mirada, sus gestos, su vómito sólo reflejan lo que está mirando en el espejo, que somos todos y todas.
Que alguien haga el favor de ir a donde ese padre y esa madre, jóvenes, amorosos con su bebé: a esa comunidad, donde ese pastor evangélico y les explique lo que tienen que saber, cómo proteger al chavalo, cómo protegerse como comunidad y que distingan la superchería de la religión. Que alguien lleve libros de cuentos para los niños y las niñas del pueblo para que no tengan tiempo ni les guste escuchar a los charlatanes. Y después de esa información veremos cómo -como suele ocurrir- toda la comunidad da el salto del subdesarrollo al desarrollo. Y con la comunidad, el niño y el país entero.
Dice uno de los interpretadores que a él se le ocurre que esto es un signo “del fin de los tiempos”. Lo que nos está diciendo el bebé es que ojalá llegue el fin de los tiempos del oscurantismo en Nicaragua.
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