Blanca Lopez Aranguena
Turquía tiene una de las poblaciones más jóvenes del mundo. Cerca del 60 % de sus habitantes tiene menos de 30 años, lo que significa que casi la mitad de los 50 millones de electores llamados a votar en los comicios legislativos de este domingo están en esta franja de edad. Su voto puede ser decisivo en las urnas. Sin embargo, pocos se sienten representados por sus gobernantes. Casi todos coinciden en que ninguna fuerza política tiene un programa que dé respuesta a sus principales reivindicaciones: reducir el paro juvenil y trabajar por una educación libre e igualitaria.
Los líderes de los grandes partidos políticos han intentado hacerles un guiño durante estas elecciones al crear, por primera vez, perfiles en Facebook y Twitter. Sin embargo, sus propuestas, centradas en resolver problemas concretos que concuerdan con su ideario político -como abolir el servicio militar obligatorio o suprimir los exámenes de entrada en las universidades- no han sabido llegar al fondo de las preocupaciones de casi 44 millones de jóvenes turcos.
Algunos buscarán alternativas en partidos minoritarios, otros simplemente no votarán. Pero lejos de ser apolítica, la juventud turca ha dado grandes muestras de activismo durante 2011. Cientos de manifestantes recorrieron las calles del centro de Estambul a mediados de mayo para protestar por las nuevas medidas del Gobierno para controlar Internet, que se harán efectivas el 22 de agosto. También acudieron en masa para protestar por las nuevas restricciones al consumo de alcohol, impuestas a principios de año. Y desde ayer, grupos de estudiantes acampan en la plaza central de Estambul, Taksim, exigiendo que el milagro económico turco les tenga en cuenta.
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