Julio Francisco Baez
En cierta ocasión comenté a Adolfo Acevedo Vogl que sus permanentes reflexiones sobre economía y fiscalidad –precioso cúmulo de ideas y consejos que este intelectual entrega a Nicaragua desde su incisiva ventana electrónica y en todos los medios de comunicación– debía sistematizarlas y divulgarlas entre los vasos comunicantes de la sociedad civil, principalmente en las vetas insondables de la juventud. Con el desenfado que le caracteriza, nada me respondió al amparo de sus naturales gestos que aparentan no saber de qué estamos hablando. Unos meses después, sorprendentes aportes ataviados con etiqueta editorial acompañaban una tímida alusión en Internet: “Apreciaré tus opiniones sobre el libro adjunto”.
En la hora buena
Hacia un sistema tributario con mayor justicia y equidad es la novedosa propuesta de un experto de primera línea y ciudadano cabal. Esta vocación terriblemente fructífera en el campo de la hacienda pública, hoy nos recibe bajo el sello del certero golpe de oportunidad: Adolfo carga en brazos una obra nacida en momentos de incertidumbre nacional mientras la avaricia enloquece a un grupúsculo de abusadores del poder, cual adictos de imposible regeneración. Son los verdugos de la sociedad nicaragüense que enemistados con el trabajo honrado persiguen dinero fácil y luchan hasta el paroxismo por un cargo público que les resuelva el buen vivir.
En el año de elecciones nacionales, sin estrategia de país ni programas alternativos de dignificación patriótica, las ideas de cambio viven acosadas por depredadores del erario que retozan en desgastados tronos a la caza de todo lo que guarde semejanza con pensamientos insumisos o sencillamente autónomos. De ahí que esta entrega académica de Acevedo, propositiva donde se le busque, tiene el mérito de presentarse como una exaltación de rebeldía creativa desde la trinchera más sensible y determinante de la economía como son los impuestos. Insoslayable desafío llamado a convertir frías recetas de escritorio en opciones sensatas y pragmáticas de inclusión y prosperidad.
Armonía conceptual
Este fruto técnico atado a lo social que derriba mitos sobre engañosos y sacrosantos asuntos tributarios, estaría insatisfecho si antes Adolfo Acevedo no hubiera hurgado en la experiencia reciente. Por ello, la obra se inaugura consultando el tamiz de una historia que interpreta causas y efectos de medio siglo de avatares fiscales en Nicaragua. A partir de entonces nuestro autor incursiona en las interioridades del sistema de impuestos y explica los alcances de la regresividad impositiva, en tanto festín de intereses creados y de grupos de presión –raíces que socavan irreversiblemente la base del gasto social– o cómo la ampliación de la base de contribuyentes se reduce a una desinflada mentira que durante dos décadas y cuatro gobiernos sucesivos, todos sin excepción, exhibe inequidades en la oscura vitrina del mal ejemplo hacendario centroamericano.
La noticia editorial que hoy nos refresca, nutrida de fuentes y tratadistas del más alto nivel, asoma como una luz en el túnel sin retórica ni mágicas soluciones. Incluso, en algunos pasajes de la obra podrían señalarse imprecisiones o contenidos técnicos sujetos a rectificación y debate. ¡Claro!, se trata de enriquecer la ruta que lejos de obsequiar lugares comunes, provoca, alienta y desafía a espíritus emprendedores con el punto de mira anclado en el interés público, alma de lo fiscal. Sin decirlo explícitamente, esta obra tiene la virtud de insinuar responsabilidades a quienes se interesan en la integralidad tributaria, mediante pautas a diputados y gobierno central dedicados a postergar, cuando no mutilar, las reivindicaciones de modernización en la abandonada fiscalidad municipal.
Esencia vital
Pero no se vaya a creer que la cosa es fácil, Adolfo ofrece lo suyo pero también asigna tareas en casa. Toca no sin preocupación algo trascendental que exige desarrollo, investigación y lucha: la sociedad y su futuro. Desde la primera página el autor coloca en la palestra de su preferencia el reto excepcional de Nicaragua, optimizar con sabiduría un tesoro de nuestro futuro inmediato, elbono demográfico o renovación estratégica poblacional. ¿Alguien ignora que este profesional combativo es padre, pionero y apóstol de tales causas? Surge entonces una clave que no se anuncia con aspavientos porque le basta ser suficientemente accesible al lector. ¿Para qué servirían los impuestos sin pueblo? No es por casualidad que las últimas páginas de la obra se despiden invocando la necesaria calidad humana y técnica exigida a la administración tributaria. La gente al principio y la gente al final, educación al principio y educación al final, razón de ser del autor y su obra.
Cuando en el antetítulo de Hacia un sistema tributario con mayor justicia y equidad Acevedo Vogl ofrece un análisis del sistema tributario acompañado de una propuesta de transformación, no está jugando y su ambiciosa bandera jamás peca de tímida indecisión. Es la vía del cambio de un sistema impositivo que viabilice el desarrollo humano, sinónimo de ruptura con una tributación inmoral que interesa a potentados y gobiernos sin compasión.
¿Entelequias y magia fiscal?
Con su probada destreza, Acevedo Vogl baraja magistralmente las cifras para luego rematar con el análisis de temas cruciales en la economía política de la tributación, sin descuidar por supuesto el asfixiante contexto de la globalización. ¿Cómo explicaríamos que Nicaragua, el país de Centroamérica con la mayor carga impositiva en proporción al Producto Interno Bruto, tenga los mínimos niveles de inclusión y equidad en la región? A pesar de semejante presión tributaria (20% del PIB destinado a pagar impuestos), ¿se justifica una reforma estructural de la fiscalidad en Nicaragua? ¿Será que recaudar más no es lo mismo que recaudar mejor? ¿Tienen razón suficiente las críticas a incentivos y exoneraciones? ¿Cómo defender el supuesto avance de país en materia económica, si la desigualdad social que existe antes de pagar nuestros impuestos se agrava después de que los nicaragüenses cumplimos esa obligación?
Todas estas cuestiones, surrealistas en apariencia, junto a las “exitosas” recaudaciones como objetivo en sí mismo –ensordecedor disco rayado que ofende la inteligencia y el sentido común– son develadas por el riguroso bisturí analítico que sólo Adolfo Acevedo sabe manejar. Y si a esto se agrega que estamos frente a un aporte que logra articular con éxito la sinrazón política del sistema de impuestos con el enfoque estrictamente técnico de nuestra disciplina (principio de territorialidad en el IR, naturaleza y perspectivas del IVA, contradicciones de los impuestos a la importación, entre otros), no hay duda que Hacia un sistema tributario con mayor justicia y equidadnos prepara constructivamente para la acción.
Vale la pena
Tan grave es la injusta política pública, como aquella que no existe por falta de incidencia social. Culpable es el poder descarnado, como también los ciudadanos de brazos cruzados. Un límite sagrado del contrato social exige a cada gobernado practicar la democracia iniciando por casa. Estos conceptos claros sobre justicia tributaria agitados por Adolfo Acevedo Vogl deben descodificarse a todos los niveles y distribuirse como pan caliente entre la población. Vaya y olvidamos que “la conciencia de la necesidad es el primer peldaño hacia la libertad”.
(*) Prólogo de la obra de inminente publicación
“Hacia un sistema tributario con mayor justicia y equidad”
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