Ayer volvió a suceder en Venezuela lo mismo que en los últimos 15 días. La dinámica de las últimas dos semanas ha sido esta: corre la versión en Caracas de que el presidenteHugo Chávez agoniza, de que está a una tos de morir, después de haber sido sometido a una cirugía de emergencia en La Habana, el 10 de junio pasado, para curarle un "absceso pélvico". Acto seguido, sale en televisión nacional el vicepresidente ejecutivo o algún ministro del Gobierno -son más de 27- y niega el rumor, sin dar detalles médicos sobre la salud del comandante, pero abundando en argumentos sobre su buen talante revolucionario.
El sábado por la tarde fue el turno en pantalla del vicepresidente Elías Jaua. "Es Hugo Chávez un ser humano que está recuperándose para seguir la batalla. Anda la derecha nacional e internacional enloquecida, frotándose las manos y haciendo gozo de la salud del presidente, incluso hablando de su muerte", señaló Jaua durante un acto oficial en Caracas. Su declaración iba encaminada a echar por tierra el titular que corrió horas antes entre algunos medios internacionales: "Hugo Chávez batalla por su vida". Jaua cotraatacó con una frase que se convertiría en la nueva noticia del día: "Hay Chávez pero para rato".
Chávez, que ha gobernado Venezuela desde 1998 y espera postularse a un tercer mandato de seis años en las presidenciales de 2012, fue intervenido en Cuba el 10 de junio pasado para curarse un "absceso pélvico", según informó el ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, el mismo día. La información más detallada sobre su cuadro clínico que se ha conocido hasta ahora la ofreció el mismo Chávez, el día 12, a través de una llamada telefónica desde un hospital no identificado de La Habana, que retransmitió en directo la cadena Telesur. "La operación ha sido muy exitosa (...) Se han hecho biopsias, estudios, microbiología en distintos laboratorios, no hay ninguna señal maligna allí. Era un absceso y con la buena suerte de que no hubo infección", dijo aquella vez. Desde entonces, el Gobierno de Caracas no ha aportado más datos clínicos sobre la patología de Chávez, lo cual ha desatado una ola de especulaciones.
Con esas dos palabras como sustento -"absceso pélvico"-, doctores, curanderos, astrólogos y aficionados a la medicina se han desgastado en diagnósticos y tratamientos a través de las redes sociales y de la prensa local. Los médicos, como el ex ministro de Salud José Félix Oletta, describen el absceso pélvico como una "acumulación de pus en un órgano o cavidad del cuerpo ubicado en la región inferior del abdomen que, en el 99% de los casos, se produce como consecuencia de una lesión en cualquiera de los órganos localizados en el área de la pelvis (la uretra, la vejiga, la próstata)". Lo que suele indicarse para abordar este tipo de lesión es el drenaje y luego el tratamiento con antibióticos. Se estima que el tiempo promedio para la recuperación del paciente es de una o dos semanas, pero dependerá de la gravedad de cada caso. Ayer, Chávez cumplió 18 días de reposo en La Habana.
Desde esa última llamada del día 12, las siguientes apariciones de Chávez han sido virtuales, a través de la red social Twitter. El viernes aparecieron cuatro nuevos mensajes colgados en la cuenta oficial del presidente. Y ayer se supo que la familia de Chávez había ido a visitarlo a La Habana a través de otro tweet: "Llegaron Rosinés [hija menor de Chávez] y mis nietos Gaby, Manuelito y El Gallito a visitarme. Ah, ¡qué felicidad recibir este baño de amor! ¡Dios me los bendiga!", se leía bajo la firma de@chavezcandanga.
Tanto Chávez como sus ministros han puesto toda su confianza en los médicos cubanos para hallar la cura a la enfermedad. Los sacerdotes venezolanos, los chamanes, los pastores que simpatizan con el chavismo, les ayudaban con rezos durante la "ceremonia ecuménica indígena por la salud de Hugo Chávez" que retransmitió ayer el canal públicoVenezolana de Televisión, en el mismo espacio donde cada domingo sale al aire el programa Aló, presidente.
"Señor presidente, aquí estamos los pueblos indígenas con nuestros actos rituales, con nuestros espíritus que lo están fortaleciendo para que vuelva pronto", decía la voz de un indígena wayú, mientras una mujer guajira aparecía en pantalla agitando una maraca en el aire, dejando caer el torso de arriba a abajo y escupiendo agua o aguardiente, con los ojos cerrados.
"Lo que ven en pantalla -explicaba un periodista a la audiencia- es el baile de Yonna: un acto sagrado sumamente privado donde los indígenas piden a sus ancestros que le den esa fuerza al presidente Hugo Chávez, como líder que queremos y que reconocemos".
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