El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 5 de junio de 2011

¡LEZONIK!

Tercera de tres partes

Las frases de, Lezonik.

Era un hombre muy simpático, alto, grueso, robusto de mirada franca y ardiente; ades, era elocuente; a medida que hablaba, los rasgos toscos y enérgicos de su fisonomía de viejo marino lucha, se afinaban, se adelgazaban, se espiritualizaban. Sus gestos, al principio, sobrios y torpes, se hacían amplios y expresivos. Hubiérase dicho que la palabra era su elemento, más n su tabor: en el seno de la palabra ese hombre rudo cambiaba de forma; como si de que tenía llena el alma, saliéndose por el rostro, le hubiese comunicado su resplandor misterioso¡

La voz era para él un instrumento, un juguete; ora la dominaba, la diria, la comprimía, y comprimida, ella gemía y suplicaba; ora la soltaba, la desencadenaba y entonces la voz gritaba y amenazaba. Inmóvil, callado, escuché desde principio hasta el fin todo lo que dijo; en cuanto hubo terminado se fue, desps de haber estrechado mis manos entre las suyas, callosas. Apoyé los codos en la ventana de mi cuarto y echando la cabeza afuera, le seguí con la vista hasta que desapareció. La luna iluminaba con unos rayos pálidos las humildes casas de la aldea, donde los habitantes de Plougastel dormían el bien merecido sueño de los trabajadores del mar. lo quedaba a mis pies el mar inmenso flotando allá en el cielo, con caracteres filocalianos, como otras tantas inscripciones damasianas---las frases de Lezoník, nerviosas, desnudas, lapidarias!: El mar era mi pasión, mi sola, mi única pasn.- Yo sólo vivía en el mar y para el mar.-Dios dormía en el fondo de mi alma. Los enemigos de Dios ordenaron que no se pronunciase su nombre en todos los barcos de Francia. Los enemigos de Dios arrojaron el crucifijo de nuestras escuelas. Vinieron y quisieron, en el nombre de la libertad, destruir nuestros calvarios. La Bretaña se levantó, como se levanta la ola gigantesca en las tempestades del Finisterre. Ellos retrocedieron. Yo sentí dentro de algo como un mar, y ese mar era el Cristo. El mar de adentro se puso en lucha con el mar de afuera; y como los dos mares me gritaban al mismo tiempo, creí volverme loco. El mar de adentro tenía sed de sacrificios. Yo le sacrifiqué mi pipa y le dije:-Lezonik no fumará más.-Eso no basta, gritó el mar de adentro.-Entonces, me puse de rodillas sobre la playa, y arrojé un beso llorando al mar de afuera, al mar vencido. Lezonik, le dije no se embarcará más.- Y se hizo dentro de mí como una gran calma-como una agua mansa y tranquila sin remolinos y sin rompientes.

Hacía frío, cerré la ventana y me eché en la cama, sin desvestirme; y no sé cómo, por una de esas secretas combinaciones de ideas cuya llave nos es desconocida, se me vino entonces a la memoria: «el hombre del pecado (antropos amartias) de que nos habla Pablo en su segunda carta a los cristianos de Tesalónica. El hombre del pecado, me dije, está todavía lejos. Los que dirigen el mundo de esas tinieblas no han triunfado aún. Porque los Lezonik existen.- Yo los he visto-En esta mi tierra de Francia hay muchos Lezonik.


Nota:

Artículo para nuestra sección dominical IGLESIA VIVA. Tomado de "El Libro de las Palabras Evangelizadas", del poeta y sacerdote Azarías.H.Pallais

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