El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Alemán: el otro candidato del oficialismo

Por: Rhina Cardenal DeBayle

Reunidas un grupo de amigas en un ambiente festivo, como siempre en Nicaragua, el tema político no podía faltar. Debo decir que ninguna de las presentes era simpatizante del Gobierno, y nadie pertenecía a ninguna estructura partidaria, sin embargo, estaban representadas todas las tendencias de la oposición.

Conversábamos sobre la imperiosa necesidad de recuperar el Estado de Derecho, sobre cómo las dictaduras de izquierda y de derecha son igualmente nefastas y la urgencia de encontrar una vía pacífica de “volver a ser República”. ¡Todas estuvimos de acuerdo!

Que para lograrlo, necesitamos nuevos magistrados y directores de áreas probos en el CSE, que garanticen un proceso transparente, ¡todas de acuerdo!

Que la reelección, en cualquiera de sus formas, ha sido un mal endémico en Nicaragua y no se debería permitir, ¡todas de acuerdo!

Que se debe buscar la unidad de todas las fuerzas de oposición para las próximas elecciones, ¡todas de acuerdo!

Sin embargo, en cuanto surgió un nombre, se acabaron los acuerdos y comenzó la división. Ya no pudimos llegar a una conclusión común. Ese nombre fue: ¡Arnoldo Alemán!

Perdón, debo corregir. ¡Sí hubo importantes coincidencias sobre el candidato presidencial del PLC! Todas, sin excepción, expresamos estar convencidas de que:

1) Alemán es el responsable de la “resurrección” del FSLN y de la destrucción de las instituciones democráticas en el país, a raíz del pacto de 1999 y las reformas constitucionales del 2000. 2) Que él pactó dichas reformas con Ortega con el único propósito de asegurarse que sólo ellos dos pudieran ostentar el poder. 3) Que los delitos de corrupción que se le han imputado son reales, aunque los tribunales lo hayan liberado. 4) Que no es confiable como aliado, ya que fue cómplice del fraude electoral municipal del 2008 cuando toda la oposición fue unida en la casilla del PLC. 5) Que la democracia no existe en el PLC, que Alemán ordena y todos cumplen. 6) Que Alemán fue y sigue siendo socio y/o rehén de Daniel Ortega. 7) Que Alemán es el principal responsable de la división del liberalismo en particular y de la oposición en general, así como del triunfo de la minoría sandinista.

La gran sorpresa fue que, a pesar de coincidir en estos puntos, algunas expresaron que si él fuera el candidato de la oposición, sería necesario apoyarlo “con tal de derrotar a Ortega”.

Allí reventó la discusión y surgieron muchas preguntas valiosas para la reflexión:

1. ¿Es Alemán realmente diferente a Ortega? 2. ¿Qué queremos lograr con la unidad de las llamadas “fuerzas democráticas”? ¿La restauración de un Estado de Derecho que garantice la libertad, progreso y desarrollo de todos los nicaragüenses, o simplemente buscamos la derrota electoral del sandinismo? 3. ¿Sería Alemán capaz de gobernar con transparencia y sin corrupción? 4. ¿Devolvería la independencia a los poderes del Estado para garantizar los derechos a todos los ciudadanos? ¿O continuaría el Estado dividido en bancadas partidarias? 5. ¿Promovería, o por lo menos permitiría, la selección de funcionarios públicos basada en sus cualidades morales y profesionales, y no en su obediencia absoluta a los “máximos líderes”?

A raíz de hacernos estas preguntas, hubo quienes opinamos que no podríamos, en toda conciencia, votar por Alemán, y que posiblemente nos abstendríamos si él fuese el candidato de la oposición. ¡Otra explosión de emociones, pues según algunas eso equivaldría a votar por Ortega! (Lo cual es otro punto, pues según la Constitución Ortega no puede ser candidato…).

Salí muy inquieta de allí y me encontré con un vendedor de periódicos, le conté lo sucedido, pidiéndole su opinión. Él me contestó: “¡Ay, doña Rhina, en Nicaragua siguen los patos disparándoles a las escopetas!”.

Fíjese usted, los “malos de la película” somos quienes creemos tener derecho a ser gobernados por funcionarios probos, de principios y con valores democráticos.

Los partidos, especialmente el PLC, dicen que la sociedad civil, léase los no partidarios, no podemos opinar sobre los candidatos, sin embargo… ¡Nos piden nuestros votos! y quieren obligarnos a apoyar a corruptos como nuestros representantes, y si no lo hacemos, ¡nos tildan de traidores!

Alemán y Ortega no van a cambiar. Ambos actúan dictatorialmente y seguirán imponiéndose como únicas opciones, ya sea por medio de reformas constitucionales, fallos judiciales o cualquier otra vía, legal o no, sacrificando la justicia y la bienandanza de la nación.

Mientras haya personas que se conformen con escoger entre lo que consideran “el menor de dos males”, seguiremos condenados a la dictadura bicéfala que nos hunde en la pobreza y el subdesarrollo.

Y terminó diciéndome: Es imperativo que, si Alemán insiste en correr, lo dejemos de un lado con quienes lo quieran seguir, y que la oposición se una en derredor de una opción que realmente pueda ofrecernos la esperanza de un verdadero cambio. ¡Que me llamen traidor, pero yo no voto por Alemán, porque él es el otro candidato del oficialismo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario