El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Vamos con Don Fabio?

Andrés Pérez Baltodano

Se está formando un clima de “intolerancia democrática” en Nicaragua que podría terminar compitiendo con la “intolerancia orteguista” que ya sufre el país.
Mientras que Ortega se empecina en ver a Nicaragua como una sociedad dividida entre sus seguidores y sus enemigos, las llamadas fuerzas democráticas que se aglutinan en un ridículo número de organizaciones, empiezan a dividir el país entre “los amantes de la dictadura” (los que simpatizan con el FSLN) y “los amigos de la democracia” (los que en su mayoría “van”, o “iban”, o “seguirán yendo”, con “Eduardo”).
Edmundo Jarquín es el más claro exponente de la lógica dentro de la que se organiza la nueva intolerancia. Dice Jarquín: “El eje de la polarización política en Nicaragua, que durante 30 años fue sandinismo y antisandinismo, ahora ha pasado a ser entre orteguismo y antiorteguismo como simbolización personal de la polarización entre dictadura y democracia”.
El Programa de Salvación Nacional que comenté la semana pasada refleja la lógica expuesta por Edmundo Jarquín. Es un programa “antiorteguista”. No es un programa que ofrece algo concreto y sustantivo a los que no tienen tiempo para pensar en la amenaza que Ortega significa para la libertad, porque viven hundidos en la necesidad de salvarse del hambre, del desempleo y de las mil formas de miseria e indignidad que produce la exclusión social que sufren las mayorías en nuestro país.
Si hay una lección que puede extraerse de las declaraciones que ofrecieron los y las jóvenes que participaron en el encuentro de Esta Semana coordinado por Camilo de Castro hace unas semanas, es que la juventud pensante nicaragüense rechaza las fáciles tipificaciones y las falsas dicotomías con las que opera la gastada clase política nicaragüense. Estos jóvenes tienen una visión integral y multidimensional de nuestra crisis. Casi todas ellas perciben a Ortega como un serio problema y ven su proyecto como una amenaza para el futuro del país, pero no caen en el irresponsable reduccionismo que significa decir que el problema de Nicaragua “es Ortega”; o que la nuestra es una crisis producida por el inveterado autoritarismo de nuestro mandatario. Nuestra crisis es, para ellos, una crisis político-social. No separan, por lo tanto, los problemas político-institucionales que vive el país de los problemas asociados a la fragmentación y la polarización social que ha sufrido Nicaragua a través de su historia. El derecho a comer no debe competir con el derecho a pensar, dijo más de uno de los jóvenes que aparecieron en Esta Semana, en alusión al peligro de establecer falsas dicotomías entre la justicia y la libertad.
Don Fabio y la Juventud
El desfase del discurso de la oposición ortegacéntrica con relación al pensamiento y al discurso de la juventud, así como la intolerancia de los auto-llamados defensores de la democracia a la que antes hice referencia, tienden a agrandarse ahora que las organizaciones de la oposición proponen “ir con Fabio” en las próximas elecciones. Muy pronto, ustedes, los de la Generación XXI, tendrán que definirse frente a esta invitación.
Los de mi generación también tendremos que hacerlo. Yo ya lo hice. Esto es lo que pienso: si la solución de los problemas de Nicaragua demanda un esfuerzo patriótico para hacer que nuestro país reingrese al siglo XIX, Fabio Gadea Mantilla es la persona más adecuada para liderar esta hazaña. No lo digo por su edad, sino por sus ideas.
El pensamiento de “Don Fabio” es una de las más claras expresiones del providencialismo cristiano que nos ha mantenido culturalmente aplastados por siglos. Su discurso revela una visión religiosa retrógrada que, inevitablemente, condiciona su visión de la política, el poder y el papel del Estado. Esta visión es contraria a la que necesita un país políticamente atrasado como el nuestro.
Peor aún, el providencialismo de FGM raya en el fanatismo. Un fanático, nos dice el diccionario de la RAE es alguien que defiende ciegamente algo (opiniones, creencias, ideologías). Esta ceguera lleva al fanático a decir cosas que van en contra del sentido común y de cualquier evidencia que invalide su posición. No en balde, el fanatismo y la ignorancia van de la mano.
Fanatismo e ignorancia se combinan en muchas de las declaraciones y escritos de FGM. “Don Fabio”, por ejemplo, piensa que la Iglesia Católica es infalible y que no debe cambiar su posición con relación al uso de condones para evitar el embarazo o prevenir el contagio de enfermedades. La Iglesia Católica, agrega FGM, no debe prestar atención al “gran argumento” de “algunos intelectuales” que piensan que el uso de condones puede ayudar a combatir el SIDA.
“Don Fabio” sospecha que el “argumento” a favor del uso de condones es solamente una excusa que usan los que quieren corromper la sociedad. Esto piensa y dice el hombre que promete sacar a Nicaragua de su atraso: "Quien con el pretexto del horror al SIDA quiera comprar docenas de preservativos y hacer el amor con todas las mujeres que pueda, está en libertad de hacerlo. Igualmente quienes quieran ser invertidos o lesbianas tienen todo el libre albedrío que Dios les da, pero de esto a pretender que el Vaticano se ‘modernice’ autorizando desajustes morales que van en contra de la milenaria majestad de sus leyes hay un mundo de distancia”.
En la brutalmente desinformada mente de “Don Fabio” las lesbianas y los gays son personas “aberradas” y “desvergonzadas” que rehúsan someterse a un recalibramiento hormonal. Dice FGM, quien en la entrevista que le hiciera Carlos Fernando Chamorro la semana pasada, dijera que su ambición es “educar a Nicaragua”: “Algunos varones nacen con exceso de hormonas femeninas y algunas mujeres con exceso de hormonas masculinas, pero todo eso puede ser tratado por la ciencia moderna para equilibrar el funcionamiento hormonal del ser humano”. No nos eduque Don Fabio.
Don Fabio y los intelectuales
¿Cómo van a reaccionar las intelectuales feministas nicaragüenses frente a la candidatura de FGM? ¿Cómo van a reaccionar los y las jóvenes pensantes de Nicaragua?
Algunas organizaciones juveniles ya han endosado a “Don Fabio”. Intelectuales de la categoría de Carlos Tünnermann Bernheim –maestro de generaciones— lo ha presentado como “un excelente candidato” que “no despierta celos o suspicacias”. Edmundo Jarquín, quien conoció personalmente a Pedro Joaquín Chamorro y quien escribió un libro sobre la vida y el pensamiento del Mártir de las Libertades Públicas, ha dicho que FGM lo hace “pensar en Pedro Joaquín Chamorro Cardenal quien dijo que en este país aguardaba la más grande de todas las revoluciones, la de la honestidad”.
Hagamos aquí un alto porque lo de Jarquín sobrepasa el tradicional irrespeto que profesan nuestros políticos por la verdad. ¿No ve Jarquín profundas e insalvables diferencias entre la ética que orientó la práctica política de PJCh y su relación con el poder, y la ética que ha orientado a FGM en su relación con el poder y el Estado? ¿No ve Jarquín abismales e insuperables diferencias entre el pensamiento de PJCh y el de FGM con relación a la democracia, la justicia social, el papel del Estado, la religión, los derechos ciudadanos, y mil temas más?
En las próximas semanas responderé estas preguntas y, además, regresaré a otros temas que he prometido cubrir en entregas pasadas.

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