El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 14 de septiembre de 2010


UNA PARAGUAYA RECUERDA COMO SOBREVIVIO EL 11S
“Un ángel me indicó el camino y me sacó de aquel infierno”
Lourdes Beatriz Frutos Martínez vive para contar la historia. A nueve años del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York recuerda el milagro en que asegura que un bombero, hecho ángel, la rescató de entre los escombros. En su relato hecho vía e-mail a ABC Color revive su pesadilla y los momentos de terror.

Compañeros de trabajo en el piso 78: Carmen Alvarez, guatemalteca; George Rivera, portorriqueño; Lourdes Frutos; Peter Litle (EE.UU.) y Elina Truelsen, dominicana.
“Es muy triste recordar aquel 11 de setiembre de 2001, pero también es gratificante pensar que Dios me ha dado otra oportunidad para vivir y seguir disfrutando de mi familia, de la vida cada minuto, como si fueran los últimos”, dice Lourdes Frutos, quien actualmente reside en Nueva York con toda su familia.

Ella fue finalista en un certamen de belleza de Miss Paraguay. A la fecha sigue trabajando en la misma compañía, una importadora-exportadora de papeles, Intermat Trading Corp, que al momento del atentado funcionaba en el piso 78 de la Torre I.

Asegura que lo más impresionante que recuerda es cómo la gente buscaba salvarse y cómo los bomberos subían las escaleras para salvar la vida de las personas y, al mismo tiempo, se convertían ellos mismos en víctimas de la situación. “Uno de ellos justamente fue mi ángel que me ha enviado Dios. Mis respetos para ellos porque de verdad arriesgan sus vidas por los demás”.

Según el relato de Lourdes, era un martes caluroso en que estaban en la oficina intentando archivar unos documentos cuando sintieron un gran temblor. “Miramos hacia la ventana y vimos muchos papeles volando, no entendíamos nada. Como no había alarma ni nada seguimos y aproveché para llamar a Paraguay para decirle a mi esposo que no sabía lo que estaba pasando y allí se cortó la comunicación. En ese momento empezó a entrar gente a nuestra oficina, personas quemadas y en estado de shock. Recuerdo una mujer con el pelo achicharrado que pedía un espejo y otra con la piel de los brazos colgados totalmente quemados”.

El piso 78 donde estaba Lourdes era un punto de conexión de los ascensores para subir hasta el restaurante del último piso “Windows of the world” (Ventanas del mundo). Por esta razón el fuego que entró al ascensor quemó a estas personas:

“Hasta hoy no puedo sacarme de la mente los cuerpos sin cabeza, piernas y brazos que, tratando de salvarse, se aventaron al abismo para nunca más volver”.

Luego sonó la alarma y cundió el terror porque tanto Lourdes como sus compañeros se dieron cuenta de los destrozos que los rodeaban. “Todo lo que hacía media hora era una belleza estaba destruido, techos caídos y sin luz. Nos tocó bajar los 78 pisos por la escalera. Nunca supimos lo que estaba pasando afuera. Nos cruzábamos con los bomberos que subían con sus armatostes o bajaban a personas en sillas de ruedas. Muchos subieron para nunca más bajar”.

Lourdes recuerda que cuando llegó al entrepiso aquello estaba totalmente inundado con una escena pavorosa de cuerpos mutilados. “Vino como un viento fuerte, un ruido horrible, cuando lo único que vi fueron personas volar. Empezamos a correr y con la fuerza del derrumbe de la Torre 2 nos tiró a cada uno hacia diferentes lugares. Yo quedé en posición fetal en un rincón cerca de lo que era un baño y una tienda de flores. Allí había una oscuridad sepulcral, solo tinieblas. No podía abrir los ojos”.

Añade –en un relato que ya fue alzado en su página de Facebook– que en todos esos momentos no se despegó de la foto de su hijo y del Divino Niño Jesús. “Yo gritaba y le decía a Dios que no podía ser que me dejara bajar 78 pisos para dejarme allí. En ese momento vi como una luz y allí estaba un bombero todo ensangrentado. Me aferré a él y le pedí ayuda. El era tan víctima como yo. Empezamos a buscar una salida. Luego vimos una luz y un hueco. El no me habló pero con sus manos me decía que me fuera, que saliera. El nunca salió. Mi ángel solo me indicó el camino y me sacó del infierno. Corrí, corrí, corrí como nunca lo había hecho. Tenía que ganarle la batalla a la muerte. Y Dios puso sus manos y sus pies en mi cuerpo y permitió que saliera del abismo”.

Lourdes solo considera que hoy tiene una nueva oportunidad y que lo vivido le ha enseñado a ver la vida de otra manera: “Cuando supe lo que realmente había pasado comprendí que lo mío también era un milagro de vida”.

Eran cuatro compatriotas en el WTC

El día del ataque al World Trade Center de Nueva York eran cuatro los paraguayos que estaban en las Torres Gemelas, recuerda Lourdes Frutos.

Aparte de ella estaban Héctor Denis Jojot, en el piso 85 donde impactó el avión, pero escapó por una escalera de emergencia; al Arq. Obdulio Ruiz Díaz, en el piso 107, quien lastimosamente no sobrevivió, y Carlos Alberto Samaniego, quien también falleció, cuando contaba con 29 años.

“Charlie“, como le llamaban sus allegados a Samaniego, trabajaba en la sección informática de una empresa de bolsa de valores.

Valorar la vida

“Hoy, a nueve años, sigo dando gracias a Dios por la nueva oportunidad de vida, sigo dando gracias por las cosas pequeñas de la vida, y a vivirla al máximo cada minuto, porque el haber sentido que esta se puede ir en un segundo hace que uno la valore en demasía”, dice Lourdes Frutos, una paraguaya que vivió para contar el milagro.

10 de Septiembre de 2010 23:36

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