El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Votarán por Daniel Ortega?

*Sergio Simpson

El Frente Sandinista de Liberación Nacional no fue concebido para reprimir, golpear, torturar, corromper, sino para erradicar esa “práctica cultural”, liberarnos de dictadores, fue creado para que en Nicaragua se establecieran relaciones de poder distintas, y prevalezca el derecho humano, la justicia social.

Batalló el sandinismo por la justicia sin nombre ni apellido; para que los yanques no nos invadieran militarmente ni nos impongan gobernantes, ni las potencias nos obliguen a políticas económicas que nos mantienen empobrecidos.

Son tantos los anhelos por los cuales dieron la vida miles de sandinistas, entre ellos el derecho a la tierra, a ser dueños, recibir financiamiento, producir y vender, plantear sus propuestas (no me gusta decir demandas) porque la sociedad nicaragüense pensante quiere prosperar y exige a los políticos no continúen robando, gozando privilegios, tratando de comprar a las personas, y oprimiendo a quien piensa diferente.

Sin embargo, en el FSLN Daniel tilda de traidor a quien analiza su ordenanza (y la de su esposa) y emite criterios para erradicar vicios; Daniel no acepta que puede haber otras ideas, así como él las tuvo para negar el liderazgo de Carlos Fonseca; el sandinismo sabe que en algún momento Daniel  (Enrique) fue considerado traidor.

Presiones, nepotismo, idolatría

Construir un sistema de justicia social es principio sandinista. Nada tiene que ver con la presión a empleados públicos para que expresen su simpatía por el presidente, se integren a mítines políticos en centros de trabajo y calles en horas laborales, y obligados entreguen parte de su salario para actividades partidarias; nada tiene que ver con cartas de recomendación partidaria o parentesco con algún funcionario para obtener un empleo.

El sandinismo no está vinculado al nepotismo, y voy a permitirme trillar: el sandinismo regó con su sangre el suelo patrio para que no fuesen pocas familias quienes usan los bienes del pueblo como si fuesen de su propiedad, como si el país fuese su hacienda y los y las nicaragüenses sus mozos y mozas.

Tampoco el sandinismo promueve a familia gobernante, la veneración a un líder, el sandinismo es contrario al servilismo; el sandinismo se opone a la reelección y la sucesión familiar, esa figura feudal de quien en nombre de dios se dice elegido para decidir el destino del país y cada habitante.

Con base en esos principios, la interrogante se agita en la cabeza de un sector sandinista que no se siente representado por Daniel Ortega porque éste se ha rodeado de oportunistas, gente que se mantiene o se alió maleó con él para ganar mucho dinero, gozar impunidad con actos corruptos, o promover negocios y forma de vida que nada tienen que ver con los conceptos revolucionarios.

Indignados con oportunistas y corruptos

 A los sandinistas de la calle, de a pie, quienes siguen subsistiendo en pobreza, o con poco dinero, o quienes quieren prosperar por su esfuerzo, les molesta los sin vergüenza, aquellas personas que ahora hablan en nombre de héroes y mártires, cuando jamás comprenderán el significado de heroísmo.

La mayoría, sino todos, los neo sandinistas y aliados, les motiva el cargo, encumbrar su figura y crecer sus cuentas bancarias, no les interesa conocer el valor de la entrega en la lucha contra la dictadura somocista o en defensa de la revolución, menosprecian a combatientes (incluyo a colaborador de la guerrilla) y sus familias que no lograron ser empresarios después de la  derrota electoral de 1990.

Indigna ver a personas, aliadas de Daniel, hablar de revolución, cuando son conocidas por su conveniencia política, transitando de partido en partido, buscando siempre cómo agarrar cargos y prebendas, en todos los gobiernos o con el FSLN.

Los danielistas, quienes arriesgaron la vida, prefieren no recordar años de lucha, penurias y honestidad, aquella convicción desprendida de intereses personales, visualizando un mejor futuro para la sociedad, en libertad y con derechos.

Esos danielistas tampoco creen en un Estado de derecho, utilizan las instituciones del Estado para reprimir o premiar, absuelven a quienes les conviene y condenan a quienes se oponen a los abusos del dinero público.

Ahora Daniel y muchos de quienes le acompañan, reniegan de los principios de humildad, de limitarse al consumo necesario, de la relación equitativa con la comunidad, de construir un presente con derecho y libertad como lo quisieron y escribieron con sangre y tinta, o con su tinta como sangre: Luisa Amanda Espinoza, Arlen Siu, Juan José Quezada, Ricardo Morales Avilés, Oscar Turcios, Eduardo Contreras, José Benito Escobar , Claudia Chamorro, Carlos Agüero, Mildred Abaunza, Pedro Arauz, Germán Pomares, y miles de combatientes.

Expresión de inconformes

No estoy seguro de la cantidad de combatientes molestos, tampoco si son potencia para decidir el voto en el FSLN, pero los encuentro en las calles y comunidades sintiéndose excluidos, menospreciados, y expresando su descontento con los aliados aprovechados.

Ni las entregas de zinc, vacas, cerdos, gallinas, cocinas, refrigeradoras, aseguran el voto: Ha generado malestar el lucro de quienes lo reparten, y las condiciones partidarias para recibirlos. Algunas personas están convencidas que es una entrega para captar el voto, el FSLN no puede asegurar que las familias beneficiadas están conformes, por los abusos cometidos por directivos de los Consejos del Poder Ciudadano.

Tampoco garantiza el voto por Daniel, la reprimenda en el partido a quienes cuestionan el comportamiento de los directivos nombrados de dedo y con pésima reputación, éstos que se creen y comportan infalibles, como capataces.

Seguramente, continuarán llamando resentidos, vendidos, vende patria, derechistas, a quienes siendo sandinistas, y sin militar en otro partido, no votarán por Daniel, para hacerle saber, por ese medio, que el sandinismo con principios éticos y revolucionarios desecha directrices y actuaciones autoritarias, corruptas, oportunistas, represivas.


*Autor del libro “Reflexiones críticas desde el sandinismo” 

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