Dos figuras históricas del Sandinismo se pronunciaron esta semana en contra de lo que llaman un retroceso democrático. Se trata de Dora María Téllez, la tozuda “Comandante 2” que el 22 de agosto de 1978 dirigió, junto con Edén Pastora, la toma del Palacio Nacional en la histórica “Operación Chanchera”; y Henry Ruiz, uno de los nueve poderosos comandantes de la Revolución, conocido como en la montana como el jefe guerrillero “Modesto”. Ambos afirman que el país se ha montado en un retroceso histórico bajo un régimen que apunta a repetir algunos de los aspectos que caracterizaron al somocismo que ellos combatieron.
“Hay elementos de coincidencia con el somocismo”, explica Ruiz, “pero faltan algunas cosas para completarlo. En la estructura del somocismo había Guardia Nacional encargada de la represión y el establecimiento del orden somocista. Nosotros hemos venido reconociendo que en el tránsito del Gobierno sandinista de los ochenta pasamos a un momento en el que las instituciones deben abandonar el síndrome partidario. El Ejército no puede convertirse en un Ejército partidario. Si se convierte en eso regresamos al somocismo”.
Las principales comparaciones que Ruiz y Téllez hacen con el somocismo están referidas al golpe al sistema institucional del país y la cooptación de algunos sectores críticos con el Gobierno del presidente Ortega. “Estamos en un proceso de identificación muy fuerte con los métodos, estilos y objetivos del somocismo, principalmente de Somoza Debayle. Sin embargo, los Somoza usaban las instituciones, daban una cierta impresión de orden institucional; con Ortega hay una liquidación de la institucionalidad”, afirma Dora María Téllez, ex presidenta del ilegalizado Movimiento Renovador Sandinista.
Para la excombatiente guerrillera, “Ortega ha llevado a la cúpula institucional nicaragüense a una situación de delincuencia, de violación de la Constitución”. Ortega, asegura Téllez, “tiene una desmedida y desenfrenada ambición de poder político; es el típico caudillo latinoamericano ansioso de poder”.
Esos elementos señalados por Ruiz y Téllez los han llevado a apoyar una candidatura que, creen, tiene las posibilidades de derrotar al Frente Sandinista y su candidato, Daniel Ortega, que participa en la contienda electoral violando la Constitución. Sin embargo, las encuestas muestran a Ortega a la cabeza de la intención con una diferencia entre el 10 y 15% frente a su más cercano contrincante, el empresario radial Fabio Gadea Mantilla, candidato presidencial por la Alianza PLI-UNE.
¿Qué lleva a dos representantes de la izquierda nicaragüense, otrora miembros del FSLN a apoyar a un candidato conservador? Ruiz lo explica de esta manera: “Cuando vemos que la institucionalidad comienza a ser destrozada, comenzamos a darnos cuenta que este señor (Ortega) viene por la reelección. Y ahí sí nos comienzan a aparecer los viejos fantasmas de la lucha contra la dictadura, porque la reelección significa en la historia de los nicaragüenses sangre; nosotros no podemos permitirnos eso y concentramos nuestros esfuerzos en señalar las irregularidades”.
“Los tiempos se van agotando”, agrega Ruiz. “El anuncio del programa de la fórmula Gadea-Jarquín me recuerda que ahí hay rastros de lo que fue el programa de Herty Lewites (fallecido ex alcalde de Managua) en 2006. Ahí está diciéndose vamos a ser un gobierno de todos, un gobierno honesto, transparente, que era la proclama que establecíamos con Herty. Se promete reducir la CSJ a siete magistrados, también el número de diputados. Estas propuestas programáticas, que requieren una correlación de fuerzas muy poderosas, eran las que habíamos pronunciado nosotros”.
¿Una derrota del FSLN?
Dora María Téllez, quien además es historiadora y analista política, asegura que Ortega puede perder las elecciones, pero afirma que las probabilidades de un fraude electoral son altas, lo que aumentaría el riesgo de inestabilidad política en el país y terminaría afectado un nuevo Gobierno de Ortega. “Si hay fraude la inestabilidad política sería grave. En el noventa la sociedad encontró en las elecciones un método para arbitrar un conflicto político basado en la guerra. En Nicaragua las elecciones tienen un valor muy elevado. Un fraude nacional le diría a la gente que las elecciones ya no son confiables, un instrumento cívico para saldar las disputas por el poder, por lo que el único camino que queda es el de la violencia. Nicaragua siempre va a ir a la inestabilidad política con una usurpación del poder”.
Téllez asegura que el FSLN no tendrá tan fácil el triunfo. “Arnoldo Alemán se está desplomando. Hay una fuerte polarización electoral, y con polarización Ortega siempre pierde, si la elección es transparente. El voto oculto siempre ha operado contra Ortega”, explica Téllez. La ex guerrillera agrega, además, que Ortega “es un candidato ilegal y que nada le va a dar la legitimidad que necesita”. “Es y será un usurpador”, dice Téllez.
Ruiz es más cauto en su análisis, y no descarta un triunfo de Ortega, aunque afirma que será difícil que ese triunfo le dé la legitimidad que el caudillo necesita para gobernar, por lo que una vez pasada las elecciones y con un virtual triunfo, Ortega buscará su ansiada reforma constitucional.
Así lo explica Ruiz: “Daniel Ortega es un candidato ilegal. Los votos le van a decir ahí quédate, porque seguramente va a obtener una votación mayoritaria, pero que sepa que tiene un pecado original. Como él lo que quiere es continuar en el poder, lo primero que va hacer son las reformas a la Constitución, porque si él gana ahora, el mismo artículo 147 le dice no podés continuar, de manera que él va a tratar de hacer la reforma para no seguir en pecando”.
¿Y si Daniel Ortega pierde en las urnas el 6 de noviembre? Ruiz augura que el mandatario no aceptaría una derrota. “Él tendría una reacción intolerante de perder. No reconocerá ninguna derrota”, asegura Henry Ruiz.
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