Por Mildred Largaespada
Las elecciones en Nicaragua no fueron transparentes, fueron viciadas por una práctica fraudulenta para darle a Daniel Ortega muchos más votos que los legítimamente conseguidos. El objetivo de Ortega era conseguir los suficientes votos para hacerse Presidente otra vez y para conseguir la mayoría de diputaciones en la Asamblea Nacional que le permita reformar la Constitución Política y poder reelegirse por siempre.
Y lo consiguió: ha sido nombrado Presidente Electo de Nicaragua. Pero todo mundo sabe que se robó un tuco (pedazo) grandísimo de votos. O sea, no ganó las elecciones pero lo han nombrado como tal. ¿Quién? El Consejo supremo Electoral (Cse) cuyos integrantes son todos, todos y todas afines al orteguismo.
Sí, da risa. Quién le contó los votos son sus leales. Y eso está pasando en Nicaragua: todo mundo se está riendo de él y del Consejo Supremo Electoral. Se están riendo de él y se están enfadando mucho también. Desde el mismo día la gente empezó a protestar en contra del recuento de los votos y el día después empezaron a protestar, y las protestas continúan, como se puede observar en este video. Y así como se protesta así les mandan a reprimir los orteguistas.
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Urnas preñadas
Aquí en el blog, en el post de al lado, narré cómo fui a votar. Les confieso que fui a votar con toda la emoción que pueda tener una ciudadana por participar en uno de los actos que construyen la democracia. Hasta llevé a mi hijo y mi hija, ocupando el hecho de participar para explicarles el mecanismo. Ingenua de mí, pensé que me iban a robar el voto, hacerlo desaparecer, borrarlo a mano, o botando la urna entera en algún basurero, como hicieron la vez pasada en las elecciones del 2008.
Esta vez creo que me engañaron de otra manera. Por todos los indicios que llevo recabados me parece que fue por medio de la “urna preñada”. Este es un mecanismo por el cual, cuando esta sujeta que escribe depositó su voto, dentro de la urna ya estaban dentro decenas de votos marcados con equis a favor Daniel Ortega. Se dice urna preñada porque ya contenía los votos de mentira dentro.
Pero quiero aclarar algo: no me engañaron, me quieren engañar. Engañarme significaría que me las creí. Y no me las creo, pero sí está sucediendo que quieren engañarme, porque insisten en que no ha pasado nada. La manera de dilucidar esto es que muestren los resultados junta por junta.
Las trampas de Ortega
Hay un tremendo y vivo debate sobre el tema, actualmente, en el país. Hay varios temas en la plaza pública, entre ellos: ¿Daniel Ortega tiene respaldo popular? ¿Y cuánto? ¿Tienen un mal perder los grupos de oposición, tal y como dice Ortega y quienes le apoyan ideológicamente? ¿Ganó la oposición con su candidato más fuerte Fabio Gadea Mantilla? ¿Cómo un candidato tramposo como Ortega consigue tantos apoyos de la gente?
Hay que aceptar dos cosas, una es que Ortega hizo trampas en las elecciones para robarse centenares de votos que le permitan tener la reelección hasta el fin de sus días. Pero no todos los votos fueron robados. Muchísima gente votó por él porque pensó “aquí hay un tipo que algunos dicen que es tramposo pero que se ocupa de nosotros”. Yo he visto, y todas ustedes también, cómo han pasado varios gobiernos en el país y aquí nadie le ha dado nada a toda está gente mega super necesitada de bienes y trabajo. Y vino Ortega y se ocupó de eso. Yo misma dije y seguiré diciendo: agarrá todo lo que te de Murillo, porque estos son los únicos que te lo van a dar. Les he dicho, agarrá y después decidí vos misma tu voto.
El segundo elemento del análisis es: que la oposición tiene que aceptar que juegan dentro de un modelo que le da la espalda a toda esta gente que apoyó a Ortega. Dentro de esa alianza opositora hay gente consciente de esto pero con poco peso político. Quienes les votaron son gente simpatizantes de ese modelo, o son antiorteguistas (anti todos esos rasgos autoritarios que tiene su modelo). Y son muchos más que los que dice el CSE.
El relevo necesario
Es lamentable que en Nicaragua sigan existiendo este tipo de candidatos como Daniel Ortega, Fabio Gadea, y los demás. Uno de los fenómenos que observé ahora cuando estuve en Nicaragua es que en, por lo menos los dos grupos fuertes en contienda, hay gente mucho más ideónea como para liderear a estos partidos y alianzas. Gente joven y joven adulta, con mucho más claridad política, pensamiento moderno, y con ingenio para jugar dentro de los límites que propone la Constitución Polítca del país.
En el caso de los orteguistas esta gente no tendrá nunca un espacio, pues este partido político niega cualquier tipo de participación. Son de la visión de que Ortega y su esposa Rosario Murillo son los únicos que piensan y tienen claro todo. No se crean que hay tranquilidad con esta imposición. Según lo conversado hay inquietud sobre porqué no existe el relevo.
En el otro grupo hay gente joven y joven adulta con tremendas capacidades, y que están luchando por abrirse paso y que van ganando espacio, aunque de manera muy lenta, y que además tienen apoyo entre los antiguos dirigentes aunque lamentablemente no entre todos.
Este asunto es importante en el país, porque por un lado todos sabemos que Daniel Ortega y su familia necesitan que siempre sea Ortega el candidato porque él necesita estar protegido simbólicamente, sobre todo, para evitar el juicio por violación a su hijastra, Zoilamérica Narváez.Todo mundo sabe y alguna gente no sabe, que el trabajo que se hace para que Ortega siga en el poder es para protegerle de eso.
Pero Ortega ya es un líder caduco. Por el otro lado, para enfrentarse a este líder caduco, la oposición necesita renoverse, revitalizarse, y comprender que en Nicaragua la solución no viene vestida con traje antiguo, como quisieron proponer en esta ocasión.
Cubriendo las elecciones
Estas fueron las primeras elecciones en las que la gente emitió su opinión usando todo el potencial de las redes sociales. Twitter y Facebook ardieron los días previos y los posteriores. En serio, que cualquier error en ambas redes, las dispenso debido a que comprendo que las y los nicaragüenses se estaban estrenando como actores políticos válidos, usando la autocomunicación. Supongo que es asunto de desarrollar la confianza en todas y todos para saber que sí podés expresarte por medio de las redes, y si sos de un partido, arrancarle esa autonomía.
He seguido de cerca cómo se expresa la gente simpatizante de ambos partidos en contienda, el Fsln y la Alianza Pli. Y por ejemplo en el facebook, la gente orteguista tiene casi nula participación en debates. Ya sabemos que por estrategia comunicacional sólo se debe escuchar la voz de Rosario Murillo en los medios de comunicación, y la gente acata eso. Y la fabiogadeista tiene un poco más de espacio para el debate, pero sólo un poco más.
En el Facebook me reclamaron amablemente que porqué no reconocía el gane de Ortega. Considero el reclamo porque fueron varios y los que fueron les respeto muchísimo. Pero digo lo que les dije: como periodista tengo que ocuparme de que los líderes políticos hagan lo que quieran hacer sin trampas, que soquen dentro del juego de la Constitución Politica (hay suficiente espacio dentro de ella para hacer y deshacer con ingenio). Tengo que vigilar eso. No se puede jugar haciendo trampas todo el rato, es ilegal, y no es justo que la gente que te apoya sepa que has conseguido todo esto haciendo trucos y ardides para burlar a alguien. Hacer política es algo demasiado serio como para creer que estás en un casino.
Debbemos responder esta pregunta: ¿De la finca de Somoza al casino de Ortega?
Y esta actitud, como periodista, beneficia a ambos grupos. Porque por esta actitud termino defendiendo el voto de los orteguistas por Ortega, y vigilo que su líder máximo no les engañe, en el supuesto de que quieran que no les engañe. Y por lo mismo, con los demás.
Finalmente piesno que por ahora Nicaragua no es país: con la Constitución Política violada, con un Presidente electo en dudas por tramposo, con su gente enfrentada y en protesta, con los observadores electorales (que es la comunidad internacional) señalando que no se respetó la voluntad popular. ¿Qué queda?
Queda el intento por ser un país. Y en estos días próximos hay que demostrar que lo somos, carajo, claro que podemos ser un país decente
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