El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 18 de noviembre de 2011

La patria está de duelo

Por: María José Zamora Solórzano



Lo único positivo que tuvieron las recientes elecciones nacionales; es que se les cayó la careta a muchos políticos que por años han engañado a sus seguidores; pues con su actuación electorera, fue patente que lo que los movía era el oportunismo y en ningún momento la convicción de ganar.

A excepción de la fórmula Fabio Gadea y Edmundo Jarquín, el resto de candidatos debió de retirarse, y unirse al esfuerzo de la Alianza PLI. Sin embargo, ahora queda claro cuáles políticos están por Nicaragua y cuáles por su bolsillo. Espero que don Fabio deje a un lado los compromisos y negociaciones políticas, y no escuche consejos que pretendan convertirlo en el líder de un “frente unido” de opositores, que pase por recoger a toda esa lacra política que quedó en el camino.

No hay que olvidar que Daniel Ortega distribuyó los votos a su antojo; se robó la gran mayoría para él y en la Asamblea Nacional dejó la cantidad de diputados necesarios para legitimar el fraude y venderle al mundo que su gobierno es demócrata. Por eso don Fabio y Edmundo han hecho lo correcto por Nicaragua y por respeto a ellos mismo, al no reconocer los resultados de esta elección. Ante semejante fraude no cabe otra cosa que solicitar la nulidad de estas elecciones, y organizarse la población, para resistir cívicamente la dictadura violenta y totalitaria que podría imponerse si la Alianza PLI y la ciudadanía en general, se quedan como simples espectadores.

Me ha parecido digna y ejemplar la posición de don Fabio Gadea, quien ha dicho que no reconoce los resultados de esta elección y que no acepta la diputación, pues él fue electo para presidente de Nicaragua, y no para diputado. Yo como nicaragüense tampoco reconozco a un presidente que logró su candidatura violando la Constitución de la República de Nicaragua y además orquestando un fraude monumental como el concretado en estas elecciones nacionales.

El presidente de facto del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, el 15 de noviembre, declaró a José Daniel Ortega Saavedra, presidente de Nicaragua. Pretende con esto el señor Rivas cerrar capítulo, bajar el telón, de lo que ha sido un espectáculo, un montaje escénico; que no se sabe si será aceptado, por la mayoría de nicaragüenses. Sin embargo, existen aquellos, que están conscientes de que este triunfo es una vulgar farsa, en la que serviles y oportunistas hacen su mejor papel para congraciarse con el impostor, con el dictador, con el tirano, con el genocida. No es la primera vez que sucede, ya este pueblo ha vivido varias dictaduras y que pena que le toca vivir una más.

Los políticos a partir de ahora deben de liderar una oposición verdaderamente revolucionaria; que ponga fin al caudillismo, a las élites, al clientelismo y al servilismo. Este gobierno producto del fraude; no puede ser legitimado por personas y gobiernos democráticos, los verdaderos opositores no deben ocupar los puestos que el dictador les ha concedido como migajas, ¿Por qué aceptarían menos de lo que el pueblo les dio con su voto?

Hay que dejar que don Daniel Ortega tenga todo el poder que aguante su codicia. Que reforme la Constitución, que se declare rey si se la gana, que mande a la clandestinidad a su vicepresidente y en su lugar coloque a su mujer vestida de rosado chicha. Nada de lo que haga le dará legitimidad.

¡Algún día, la sangre de la familia Torres, cobardemente ejecutada en Cusmapa, por este régimen; dará sus frutos en pro de la libertad y la Democracia! ¡La patria vive, la lucha sigue!
La autora es sicóloga

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