Por Juan Hernández Pico, S.J.
Ganó Otto Pérez Molina la segunda vuelta, aunque no
abrumadoramente
El 6 de
noviembre de este año, al mismo tiempo que en Nicaragua, pero sin fraude ni
violencia, tuvo lugar en Guatemala la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales. Ganó el general en situación de retiro Otto Pérez Molina (PP o
Partido Patriota) con el 53,76% de los
votos válidos. Su contrincante, el abogado Manuel Baldizón (LIDER o Libertad
Democrática Renovada) obtuvo la respetable cifra de algo más del 46,24% de los
votos válidos. La diferencia entre ambos ha sido de un 7,52%. OPM aventajó
notablemente en las grandes ciudades, especialmente la zona metropolitana de la
Capital (66% vs. 34%), y Baldizón ganó bastantes departamentos del interior de
la República y aun así perdió en el conjunto (51.65% vs 48.35%), aprovechándose
del voto duro de Sandra Torres que se había quedado sin candidatura.
En términos de
participación la segunda vuelta hizo historia pues solo disminuyó un 8%
respecto de la primera, habiendo ido a las urnas por primera vez un 60,82% de
la población con derecho a voto y habiéndose abstenido un 39,18%. Un 4, 10% de los
votantes emitió un voto en blanco (2,80%) o nulo (1,30%). Recuérdese que los
porcentajes adjudicados a los competidores se calculan sobre el total de los
votos válidos. Los votos en blanco y nulos son, en términos de resultados
proclamados, sólo una estadística. En 2007 la participación en la primera vuelta
fue del 60%, mientras que en la segunda vuelta fue solo del 48%.
En números
absolutos, votaron por OPM 2,300,874 personas y por MB 1,980,819. La diferencia
entre ambos ha llegado a 320,055 votos. Los votos en blanco fueron 124,908 y los nulos
57,970. Los votos emitidos fueron 4,464,571 y las personas que se abstuvieron
de votar alcanzan la cifra absoluta de 2,876,270 (39,18%).
Teniendo en
cuenta estos números, es preciso reconocer que OPM ha sido electo con el mayor
número de votos válidos de los últimos 26 años de gobiernos civiles. El actual
presidente Alvaro Colom fue electo con 1,449,153 votos. En cambio la diferencia
entre los dos contendientes no ha sido mucho mayor que en 2007. Entonces fue de
un 6, 64%, puesto que entonces OPM obtuvo 1,294,645 votos. La gran diferencia
ha estado en el notable aumento de la participación de votantes en la elección.
(68 % en primera vuelta y 60% en segunda vuelta). Y la más probable de las
razones la enorme necesidad de la ciudadanía de que se haga frente a la inseguridad
nuestra de cada día.
¿Hacia un deterioro de la democracia? La vuelta de
un presidente militar 41 años después.
Quien haya leído
los dos artículos anteriores que he publicado en envío sabe perfectamente por qué hablo, en el título de este, de un
deterioro de la democracia en Guatemala. Haber elegido a un militar retirado
nos vuelve a hace 41 años cuando fue electo –sin fraude- el Coronel Carlos
Arana Osorio (1970-74). Los dos gobiernos siguientes con candidatura militar
fueron fraudulentos. La historia ha reconocido lo que los militares no
reconocieron entonces. Arana había sido el brazo armado que derrotó a la
primera guerrilla guatemalteca al final de la década de los sesenta durante el
Gobierno del civil Julio César Méndez Montenegro, que para poder ser presidente
tuvo que pactar “manos libres” al Ejército. Arana era conocido como “el
Carnicero de Zacapa”, y fue electo por su fama de eficacia contra la violencia
guerrillera en el Oriente del país (la Sierra de las Minas sobre todo) y
también en la Capital.
41 años después
una mayoría de los votantes vuelve a elegir a un militar (esta vez no en
servicio, sino en retiro). Es una reacción contra la falta de voluntad política
y de capacidad o la impotencia de los
tres gobiernos anteriores –desde Alfonso Portillo en el año 2000 hasta Oscar
Berger en 2004 y Alvaro Colom en 2008- para detener el curso creciente de la
violencia, que además se ha complicado gravemente con la apertura en Guatemala
de una retaguardia para los hostigados narconegociantes mexicanos, y
especialmente para los desalmados “Zetas”, procedentes ellos mismos del
Ejército y la Policía mexicanos y también del grupo especial kaibil del
Ejército de Guatemala. Alvaro Colom especialmente prometió enfrentar la
violencia con “inteligencia” y no –como ya en 2007 prometía OPM- con “mano
dura”. No tuvo éxito, aunque no pocos narcotraficantes fueron capturados y
algunos extraditados a los Estados Unidos, en gran parte con la ayuda de la
estadounidense DEA.
Triunfo de un militar cuestionado en la guerra
Hoy
aproximadamente un 31% de la ciudadanía con derecho a voto (2,300,874 de
7,340,841 personas) ha vuelto, después de 41 años a elegir sin fraude a un
militar que sigue prometiendo “mano dura”, si bien la ha suavizado en esta
campaña con otra consigna de “corazón compasivo” (contrarrestar la pobreza y
generar empleo). Un militar cuestionado por su participación en las ofensivas
más duras de la guerra que trajeron consigo las políticas genocidas y de tierra
arrasada (1978-85). OPM fue oficial en servicio en zonas tocadas gravemente por
esas políticas, especialmente en el Triángulo Ixil del Quiché. Participó además
como instructor de kaibiles, cuerpo especial militar de los más duros
ejecutores de esas políticas de violaciones del derecho humanitario de la
guerra. Francisco Goldman, en su obra “El arte del asesinato político”, señala
que, según sus investigaciones, OPM estuvo presente la noche del asesinato del
obispo Juan José Gerardi en una cantina cercana. Ya hemos dicho en otros
artículos que OPM participó también en el bloqueo del intento de Golpe de
Estado del entonces Presidente Serrano (1992) y fue uno de los negociadores de
los Acuerdos de Paz de parte del Ejército.
La imprudente oferta de Manuel Baldizón
Evidentemente su
adversario en la justa electoral, Manuel Baldizón, representante de una clase
pudiente emergente, que trata de arrebatar a la élite, tradicional y moderna,
de la riqueza guatemalteca su vinculación con el poder del Estado, no
significaba una alternativa más prudente. Sus promesas de Santa Klaus –ejecución
de la pena de muerte y bono del 15º mes como las más notables e irrealizables
de todas ellas- bordeaban la locura: suponían denunciar el Protolo de San José
sobre la pena de muerte y endeudar brutalmente al Estado. Su bonanza en un
departamento tan vinculado con los narconegociantes como el norteño Petén,
fronterizo con México, arrojaba, además, interrogantes serios e irresueltos
sobre sus vinculaciones o pactos con estos.
El único debate
entre los dos contendientes no proporcionó claves programáticas auténticas, es
decir realistas, y se centró en cambio en una pelea que más parecía de vecinos
enemistados que de candidatos a la Presidencia de Guatemala. Las encuestas
siempre favorecieron a OPM, más o menos por 55% a 45%, aunque el resultado
final fue más estrecho.
¿Baldizón dentro de 4 años?
¿Indica esto que
dentro de cuatro años veremos de nuevo a Baldizón como candidato a la Presidencia
y que, como derrotado hoy alcanzará entonces el triunfo, como ha sido la
tradición, con alguna excepción, en las últimas décadas en Guatemala? La
opinión generalizada se inclina más bien por la negativa. Primeramente porque
la bancada de Baldizón al Congreso (13 curules) es demasiado débil para
proporcionarle una plataforma de lucha y puede además volteársele en cualquier
momento en todo o en parte. Y en segundo lugar porque el partido del Presidente
Colom (UNE) pretende ser liderado por su exesposa, Sandra Torres, con
ambiciones presidenciales, y ahí sí hay una plataforma fuerte en el Congreso,
al menos 20 diputaciones. En realidad la Alianza UNE-GANA obtuvo 48 escaños,
pero un grupo de 7 u 8 se ha retirado de UNE y ha formado una bancada independiente
bajo el liderazgo del actual presidente del Congreso, Roberto Alejos, también
con aspiraciones presidenciales. Y los escaños de GANA no están seguros, pues
sus más importantes ocupantes han afirmado ya que la Alianza UNE-GANA era para
la campaña presidencial y que en adelante votarán normalmente con UNE, aunque
no siempre. La fragmentación de las
bancadas y el transfuguismo sigue siendo un rasgo inherente de la política
guatemalteca en el Congreso.
Extraños encargados del periodo de transición
Mientras tanto
ha comenzado ya el periodo de transición, que culminará el 14 de enero con la
toma de posesión de OPM. De parte del Gobierno ha sido nombrado para manejar la
transición el señor Arnoldo Noriega. Este nombramiento es notable, pues recae
en una persona que fue juzgado y sentenciado por abuso sexual y cumplió condena
en prisión. Sin embargo, es persona inteligente, que goza de toda la confianza
política de Alvaro Colom. De parte del Partido Patriota, el nombrado ha sido el
exvicepresidente de la República, Eduardo Stein. No sabemos que Stein
pertenezca al Partido Patriota ni lo creemos. Su capacidad para mediar es
indiscutible y últimamente ha sido comprobada al frente de la Comisión de la
Verdad, que en Honduras ha esclarecido con gran precisión y apego a la realidad
los hechos que llevaron al derrocamiento del entonces presidente Zelaya y al
gobierno de facto de Micheletti. No sabiendo los motivos del exvicepresidente
Stein para aceptar esta tarea en la transición, suspendo mi juicio, aunque me asombra
tanto su designación como su aceptación.
El equipo de gobierno de OPM: Gobernación, Finanzas
y Comunicaciones
Son notables los
primeros nombramientos de OPM. Los dos más importantes han sido el del teniente
coronel en retiro Mauricio López Bonilla como próximo Ministro de Gobernación y
el del señor Pavel Centeno como próximo Ministro de Finanzas. López Bonilla
participó como militar en el conflicto armado interno, especialmente desde el
Departamento de Inteligencia del Ejército. Abandonó la carrera militar y se
dedicó al estudio de las Ciencias Políticas, y ha estado entre los
colaboradores más estrechos de OPM desde la fundación del Partido Patriota. Ha
dirigido la campaña electoral de OPM. Hombre serio y muy inteligente, ha
mostrado su capacidad organizativa y su disponibilidad al diálogo.
OPM se ha
comprometido con la continuación de la reforma policial (de la PCN), a cuyo
cargo ha estado durante estos dos últimos años Helen Mack. En entrevista con
OPM Helen Mack ha notificado ya al presidente electo que no continuará en ese
puesto más allá de los meses necesarios (con tope en fines de marzo) para una
transición eficaz. OPM ha anunciado ya que este puesto será cubierto por la
exministra de Gobernación en el último año y medio del Gobierno de Berger, y en
esta campaña candidata a la presidencia de la República, Adela Camacho de
Torrebiarte. En el periodo de esta comenzó el interés por una reforma de la
PCN, que incluya sobre todo una auténtica academia de comisarios y una doctrina
policial auténtica, distinta de la doctrina militar.
Pavel Centeno,
que proviene de la militancia política socialdemócrata, es un economista serio,
que tiene la confianza de la élite de la iniciativa privada.
Prioridades: Seguridad, Reforma Fiscal y Aprobación
del Presupuesto
Lo primer que ha
anunciado OPM, de hecho, es que en su agenda tienen prioridad tres asuntos: el
primero la seguridad, y de ahí el nombramiento en Gobernación de un experto en
inteligencia; el segundo y el tercero la aprobación del presupuesto y la
reforma fiscal. No está dispuesto a pasar por los abruptos caminos por los que,
en parte gracias a la labor en el Congreso de la ahora vicepresidenta electa
Roxana Baldetti, todavía diputada, tuvo que pasar el Gobierno de Alvaro Colom,
donde por dos años consecutivos (2010 y 2011) ha tenido que trabajar con el
presupuesto anterior (de 2009) y donde el Partido Patriota ha hecho lo posible
por frenar –con el pretexto de impedir la corrupción- la reforma fiscal, que
eleve la carga tributaria del país al menos al 12% del PIB, como querían los
Acuerdos de Paz que se hiciera para el año 2000, si no más arriba. Actualmente
pasa poco del 9%, principalmente porque la élite económica guatemalteca siempre
se ha opuesto a un Estado financiado seriamente y, en consecuencia, fuerte
inversor público en educación, salud y obras públicas para la Guatemala
profunda, indígena y ladina pobre, rural y urbana marginada. De todos modos
nadie puede pedir coherencia política a los partidos representados en el
Congreso de Guatemala.
En esta línea, Plaza Pública, la revista digital de la
Universidad Rafael Landívar, cree poder apoyar la opinión, expresada por varios
columnistas guatemaltecos, de que el Gobierno de OPM será más
estatal-desarrollista que “libertario”. Así como intentaron serlo presuntamente
los gobiernos presididos por militares de la década de los 70.
El presidente
electo ha nombrado también en el Ministerio de Comunicaciones a Alejandro
Sinibaldi, candidato perdedor a la alcaldía de Guatemala. No pocas personas
piensan que ese ha sido su mayor error hasta el momento, y temen que se vuelva
un nido de “intereses creados”, es decir de corrupción.
La señora Lucy
Lainfiesta ha sido nombrada como Ministra de Desarrollo Social, un ministerio
nuevo que, obviamente, pretende arrebatar a Sandra Torres la bandera de la
lucha contra la pobreza.
El resto del Gabinete, aún incompleto: amigos de
segunda vuelta y algunas personalidades competentes
El Doctor
Francisco Arredondo, escogido, uno de los primeros, como ministro de Salud, es
un médico capaz, que ya fue candidato presidencial por partidos menores.
El expastor
Harold Caballeros, fundador de la Iglesia El Shaddai de Guatemala, con títulos
universitarios en Harvard, tanto de teología como de sociología, ha sido
nombrado canciller de la República. Caballeros pretendió que todo el caudal de
votos que consiguió como candidato a la presidencia, se decantara por OPM para
la segunda vuelta. En cambio, Ninette Montenegrono, aliada de Caballeros en la
campaña presidencial, no comprometió en la segunda vuelta a su partido
“Encuentro por Guatemala”.
El exrector de
la Universidad de San Carlos, Efraín Medina, que iba de candidato a la
vicepresidencia por VIVA, con Harold Caballeros, ha sido escogido para el
Ministerio de Agricultura.
El asesor
laboral de ANACAFE, Carlos Contreras ha sido escogido para el Ministerio de
Trabajo.
Para el
Ministerio de Economía ha sido escogido un conocido empresario, Sergio de la
Torre, director del CACIF en 2006 y anuncia que sus prioridades son crear
empleo (medio millón de puestos de trabajo) y dar confianza a los empresarios.
Para Energía y
Minas, Erick Archila, ingeniero, actual director de Canal Antigua (TV), puesto
al que ha renunciado.
Para Cultura y
Deportes ha sido escogido Carlos Batzín, representante de pueblos indígenas en
el equipo de OPM. Con este son ya tres indígenas que consecutivamente han sido
escogidos como ministros para este ministerio.
De los últimos
ministerios en ser adjudicados han sido el de Educación a cargo de Cynthia Del
Águila, egresada de la Universidad del Valle, y el de Medio Ambiente a cargo de
Roxanna Sobenes, también egresada de la Universidad del Valle y especialista en
derecho medioambiental, así como cofundadora de la Fundación para la Selva y
delegada de la Alianza Trinacional para la Conservación del Golfo de Honduras.
Al frente de la
Secreatría de la Paz, encargada de la implementación de los Acuerdos de Paz,
estará Martha Estrada.
Queda por
escoger el Ministro de Defensa.
Y sobre todo la
Secretaría Privada y la Gerencia General de la Presidencia, así como la
Secretaría de Asuntos Estratégicos, puestos cercanísimos al Presidente y, por
ello, con gran influencia.
Se habla también
del diputado electo Valentín Gramajo, de ascendencia social demócrata, como candidato
del PP a la Presidencia del Congreso. Recordamos que la del PP es por ahora la
bancada más numerosa con 58 curules, faltándole 21 crules para la mayoría
absoluta.
¿Gobierno “militar” o Gobierno civil, democrático,
de un militar retirado?
Sobre el Presidente
electo, Otto Pérez Molina, recae el onus
probandi (la carga de convencer en la práctica) de que Guatemala no vaya a
despeñarse por un camino militarista de deterioro de la democracia. Sus
declaraciones a El Universal, de
México, en el sentido de que empleará a los kaibiles para combatir el
narconegocio en las fronteras de Guatemala, podrían ser presagio de una
estrategia de guerra al estilo mexicano, precisamente. ¿A dónde nos llevaría
esa estrategia?
El gran desafío: realizar otra política posible
desde abajo con gente nueva
Sigo pensando
que el gran desafío para la ciudadanía guatemalteca pasa por la fundación de un
movimiento social nuevo, intergeneracional e intergénero, profundamente honesto
y, por consiguiente, con una capacidad a toda prueba en sus integrantes, puesto
que la primera fuente de corrupción es precisamente la incapacidad para la
administración pública. Un movimiento social nuevo, que desde abajo juegue,
apueste, movilice y organice a largo plazo para ir generando un movimiento político
que se comprometa con una nueva política posible. Para esto es preciso formarse
en todas las disciplinas que tocan a lo público y en particular al buen
gobierno –no a la gobernabilidad neoliberal que rehúye los conflictos, sino a
la gobernanza, al arte de gobernar bien, es decir humanamente, un país cuyo
pueblo, tantas veces sacrificado como carne de lucro y dominio, se lo merece.
de la Presidencia.
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