El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 29 de noviembre de 2011

¿Por qué se retractó Ortega en la OEA?


* Exembajador Mauricio Díaz: “la credibilidad de la OEA quedó tremendamente lastimada después de las elecciones en Nicaragua”.
Carlos Salinas Maldonado 

La OEA vuelve a estar en el centro de la controversia hemisférica. Esta vez por el cambio en el discurso oficial del Gobierno de Daniel Ortega, quien primero ordena a su embajador, Denis Moncada Colindres, alabar el trabajo que la misión de observación de la OEA realizó en Nicaragua durante las elecciones generales del 6 de noviembre, e inmediatamente después lo obliga a lanzar diatribas contra el organismo, haciendo uso de argumentos delirantes  basados en un “testigo” --el prisionero del régimen Victor Boitano-- que denuncia un supuesto boicot orquestado por la oposición con la ingerencia de Estados Unidos.
¿Por qué el cambio en el discurso oficial? ¿Qué se escondo tras la bochornosa comparecencia de Moncada Colindres en el seno del Consejo Permanente de la OEA? ¿Por qué usar como pruebas las declaraciones de  un activista de poca credibilidad como el coronel en retiro Víctor Boitano, hasta hace poco despreciado por el mismo Gobierno?
Para Mauricio Díaz, embajador alterno de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) durante la Administración de Enrique Bolaños, es “ridículo” el papel jugado por el actual embajador ante ese organismo, pero, asegura, detrás de él se esconde toda una declaración de intensiones: no cumplir, por parte del Gobierno, con los compromisos asumidos por Nicaragua no sólo con la OEA, sino con la Carta Democrática Interamericana, en materia de democracia, pluralidad política y elecciones libres; pero, además, se trata de tender una alfombra roja de cara a la próxima reunión de esa organización paralela conocida como Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), impulsada por los socios del Alba.
El exembajador asegura que los socios del Alba intentan “liquidar” a la OEA, una organización que ha mostrado desaciertos en política exterior, principalmente con las crisis centroamericanas. Para Díaz, quien también fue embajador de Nicaragua en Costa Rica y Guatemala, la OEA perdió una gran oportunidad durante el proceso electoral nicaragüense, de cara a mejorar su credibilidad en un continente donde cada vez más se pone en entredicho la utilidad de esa organización. “La OEA no supo entender que estas elecciones eran cruciales para su credibilidad”,  asegura Díaz en esta entrevista con Confidencial.
¿Cuál es su lectura sobre el cambio radical del discurso oficial de Nicaragua ante la OEA?
El Gobierno de Ortega siempre ha tratado de no cumplir los compromisos del Estado nicaragüense con el organismo hemisférico, tanto los contenidos en la carta constitutiva como en la Carta Democrática Interamericana. Recordemos que casi de clara no grato al anterior jefe de la oficina en Managua por haber recibido a Alberto Boschi, eso con el propósito de enrarecer la relación del Estado de Nicaragua con la OEA antes de las elecciones. El FSLN tiene un diseño estratégico encaminado a debilitar o romper la relación y el compromiso del Estado con los organismos hemisféricos. Ha habido toda una estrategia encaminada a tratar de quitarle representatividad a la OEA para sacudirse de los compromisos de este Gobierno en materia de la democracia representativa, participativa y, sobre todo, en materia de democracia electoral.
Usted menciona lo que se escondía tras la amenaza contra del representante de la OEA tras recibir a Boschi. ¿Qué podría haber ahora detrás de este cambio de discurso?
Estamos viendo un proceso de regresión galopante hacia formas dictatoriales que pasan por desconocer al organismo en tanto que se está creando un organismo regional alternativo que responda a los intereses del Socialismo del Siglo XXI, lo que se llama la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Probablemente el objetivo sea ir debilitando a los organismos hemisféricos. Desgraciadamente han contado con la colaboración de funcionarios del mismo sistema como el secretario general, José Miguel Insulza, que comete la torpeza, la barbaridad, de adelantarse a la presentación del informe en el seno del Consejo Permanente y llamar por teléfono a Ortega y felicitarlo por su triunfo. ¿Qué es lo que está pasando? Hay una lucha sorda entre un organismo, la OEA, y la creación de esta organización, que va caminando rápidamente, lo que indica que el objetivo del grupo Alba es sacudirse de la OEA. Desgraciadamente veo que no ha habido la suficiente energía de los países democráticos actuales en defensa de la democracia.
¿Por qué debilitar a la OEA, si es una organización que ha demostrado no funcionar a la hora de hacer cumplir la Carta Democrática? Ahí está, por ejemplo, el caso de Honduras.
La OEA, en este caso, no supo entender que estas elecciones eran cruciales para su credibilidad. Creo que su credibilidad quedó tremendamente lastimada después de las elecciones en Nicaragua. La OEA fue incapaz de hacer valer su voz el día que Caputo presenta el reclamo; en la misma tarde aparece un comunicado oficial en el que se desdicen. Cayeron en una trampa, lo que indicaría que no van a poder cumplir con compromisos ulteriores: algunos Estados miembros presentaron en el Consejo Permanente la iniciativa de un acompañamiento al proceso democrático de Nicaragua, ¿cómo lo van a hacer si la posición del Secretario General ha sido tan blandengue que no se quiere aplicar con energía el artículo 20 de la Carta Democrática y siempre se lava las manos diciendo que él necesita el consentimiento de ambas partes? Se supone que la OEA fue creada para darle fortaleza a la democracia en el continente, pero con estas actuaciones más bien se han hecho una especie de harakiri.
¿Entonces usted cree que este cambio en el discurso del embajador Colindres es para favorecer la reunión de la CELAC de la próxima semana?
Tiene varias lecturas. Creo que es el regreso a las técnicas de Beria (Lavrenti Beria, jefe de los servicios secretos soviéticos hasta mediados del siglo pasado, célebre por  fabricar “confesiones” y “arrepentimientos” de prisioneros). Utilizan a alguien y después dicen “miren este denunció esto en Managua, lo que es producto de una conspiración internacional”. Da la sensación de que todos los que estamos en la Alianza PLI somos agentes de la CIA y pagados por el imperialismo. Esto tiene varios objetivos: sin lugar a dudas están tratando de desprestigiar a la OEA; están tratando de darle fortaleza al proyecto chavista de la CELAC, porque las voces oficiales del Gobierno ya han hablado de las bondades de este organismo. Me parece que es una buena iniciativa si no se ve como eminentemente política, porque sin Canadá y EE UU francamente creo que no tiene mayor destino que convertirse en un foro político.
Creo que ha hecho falta que el Secretario General ponga en la mesa de discusión la necesidad de reformar la Carta Democrática. ¿Por qué no lo hace? Probablemente porque él se siente muy cómodo con esta correlación de fuerzas actuales, al fin y al cabo su mandato ya va a concluir. Y, además, dadas las convicciones de algunos representantes de la OEA, que parecen ubicadas del centro hacia la izquierda, ven con admiración al gobierno de Ortega, como un gobierno que desafía al imperialismo, que critica a los norteamericanos. Pero eso es retórica, porque la realidad es que Nicaragua sigue produciendo para el mercado norteamericano.
¿Usted cree que EE UU le interesa la situación política de Nicaragua o va a actuar en el seno de la OEA tras la situación de la semana pasada?
La defensa de la democracia como se entendió durante la Guerra Fría es asunto del pasado. Los norteamericanos no están interesados en ser los padrinos de esa defensa de la democracia, como la entendemos, con libertad, partidos, pluralismo, elecciones. En el caso de Nicaragua, la posición de los Estados Unidos es como se dice en francés laissez faire, laissez passer, hay que dejar hacer, hay que dejar pasar, que se acomoden como quieran. Ya están los norteamericanos anunciando que hicieron la solicitud de plácet para una nueva embajadora, quieren regularizar las relaciones con el Gobierno de Ortega, reelegido a patadas, pasando encima de la Constitución; pero para los intereses vitales del imperio parecemos un hueso chupado, roído, no somos nada que represente mayor interés. Hasta el día de hoy ellos están jugando a resolver sus propios problemas. Nicaragua es un país que tendrá que librar sus propias batallas. Esta es una lucha nuestra, por defender los espacios políticos y evitar que terminen liquidando la democracia.
¿A nivel diplomático, cómo se ve que un embajador ante la OEA aparezca en el Consejo Permanente dándole credibilidad a las declaraciones de un activista como Boitano, que hasta hace poco era despreciado por el mismo Gobierno?
Yo siento que Nicaragua es como una especia de isla, nos han logrado mantener, como afirma (Andrés) Oppenheimer, viendo hacia el pasado y no hacia el futuro. Pareciera que a los nicaragüenses nos han condicionado mentalmente para que nuestro referente sea la revolución popular de los ochenta. Cuando alguien llega con ese discurso a un foro serio, donde hay jefes de misión responsables, intelectualmente muy consistentes, provoca risa, la gente no se lo toma en serio. Un embajador amigo me dijo: “este tu representante es impresentable”. Probablemente se deba a esa retórica sacada de la historia de Beria. Porque venir a decir a estas alturas que hay una conspiración por las declaraciones de alguien que todos sabemos en qué condiciones está, es un acto ridículo.

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