Es
la que debe de hacer diferencia entre la politiquería de estómago y la política
de los principios morales.
Esos
26 diputados están allí por la fuerza del voto, pero también están allí por la
voluntad de quien se apropió sus votos. Con elecciones limpias y justas, no
hubieran sido 26, sino 38 ó 40, al igual que los del orteguismo pero con los
votos que la dictadura le robó a la democracia, llegaron a 62 diputados nacidos del fraude.
La
vergüenza de sentirse manipulado por estar en esa posición porque así lo
dispuso el que dispuso de todos los votos,
es suficiente para no asumir el escaño. Una diputación así, es basura, indigna, de colaboradores de la
usurpación.
Si le
agregamos la inutilidad de tomar un escaño regalado por el dictador, puesto que
así como fueron 26, pudieron haber sido 20, ó 15, pero nunca los que se ganaron
en realidad; un escaño de los 15 y de los 30, de comparsa y sobre todo de
conveniencia, para decir que también la oposición estuvo de acuerdo, por su
presencia en el plenario, con la criminal aprobación de la Reforma del INSS,
cuyas consecuencias van a castigar duramente las espaldas, ya de por si
cansadas de la clase asalariada del país. Ante esta avalancha de contras y
ningún pro, lo correcto es no sentarse en un escaño en donde el desprestigio es
seguro.
Otra
razón más para meditar muy bien la decisión que se va a tomar, es comprender en
toda su realidad el verdadero significado de una aseveración que bulle entre
los que a estas horas están deliberando sobre el camino a seguir. Si no
llenamos ese vacío, lo van a llenar con cualquiera, dicen algunos. Y qué que lo
llenen. Que lo llenen con quien él quiera y eso resulta una victoria moral de
los que no lo llenaron por derecho propio. Entre más desmanes y arrogancia
proyecte el usurpador del derecho, mejor para los intereses de la democracia y
de la patria. Que sean otros los zancudos inmorales, que sean otros los
diputados fantasmas, que sean otros los que se vendan, pero jamás los electos
por el pueblo.
La
posición de Fabio Gadea Mantilla, por pocos comprendida, es la correcta. Es la
de un hombre que siembre creyó en la victoria y que se sabe ganador. “No acepto
esta diputación constitucional, porque yo no corrí para diputado, sino para
presidente y gané. Aceptarla, es aceptar haber quedado en segundo lugar.” Son
palabras de líder al que hay que seguir, alrededor del cual hay que agruparse
para dar la batalla de la resistencia cívica en las calles de toda Nicaragua.
A
la cabeza de esa resistencia cívica deben estar los 26 diputados electos por el
voto limpio y no en una asamblea en donde se consumirán en su propio silencio.
Nicaragua
está hastiada de lo mismo. Cúmplanle a su pueblo compartiendo el ardiente sol, la represión del
dictador y sigan al LIDER NACIONAL DE LA OPOSICIÓN: Fabio Gadea Mantilla.
Jorge
J Cuadra V
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