El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 14 de noviembre de 2010

LA CULTURA NICARAGUENSE SIEMPRE HA NAVEGADO POR EL RIO SAN JUAN

Por Luis Rocha

II

A partir de ahora tendremos un diálogo fluvial y lacustre, entre estos ilustres -navegantes. Los lectores, a su voluntad, podrán intercalar estos textos y relacionar los entre sí, tal y como sugiere el subtítulo de este trabajo, que más que mío, como comprobarán, es de ellos.

Angel Martínez Baigorri, S.J. (1899-1971), navarro, nacido en Lodosa, y renacido en Nicaragua -como él decía- fue algo así como el maestro, amigo, padrino y mentor de muchos poetas nicaragüenses, de diversas generaciones, como José Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Ernesto Gutiérrez, Fernando Silva y en cuya constelación de discípulos honrados por su presencia, me incluyo. Según Pilar Aizpún en la introducción a sus "Poesías Completas" editadas por el también jesuita Emilio del Río (curioso apellido para la pretensión de este texto), "En 1943 Angel Martínez Baigorri escribe la trilogía de los ríos, Adivinaba el río, Río hasta el fin y Después de este río. Río hasta el fin es, según muchos críticos, lo mejor de su obra. Fue publicado en la Revista de Estudios Centroamericanos en 1951... Este es uno de sus más ricos libros y el que más controversias ha creado, ya que va desarrollando el simbolismo del río en diversos niveles de significado que permiten muchas visiones diferentes del mismo".

Pero lo mejor es dejar hablar al propio Pater cuando en su Prólogo a Río hasta el fin, dice:

José Coronel me dijo un día frente al Río San Juan:

Haga un poema con ese título:

RIO HASTA EL FIN

Y yo estaba ya para partir hasta el fin del río.

REUNIDOS por el río, estábamos un grupo de poetas frente al Río San Juan, a la entrada de la hacienda San Francisco del Río y separados únicamente de él por un pasadizo de madera que lo comunica con la hacienda.

Era un momento de espera. Y ya también de separación.

Mirábamos, a tono con el momento, cómo el río se iba interminablemente hasta el fin, San Juan del Norte, para allí perderse en el mar, adonde se llevaba, con nuestras miradas y nuestros deseos, todas las variaciones de la tierra y del cielo, al paso del cual iba cambiando continuamente el río.

Pero ya en el mar, el río todo lo haría uno y todo se haría mar el río. Porque en el mar, al fin, todos los ríos se encuentran con su principio: el cielo que no cambia y del que el mar y los ríos nacen.

Mirándolos bien, como se deben mirar, ni los cambios -siempre aparentes­ ni las separaciones -siempre hacia una mayor unión- suponen nada en el fondo de las vidas que han llegado a juntarse ni de los ríos que se han acabado de hacer. Aunque a la vez que un gozo invasor, nos dé tanta tristeza ver que los ríos se ahogan en el mar y sintamos tanto que las vidas se desgarran al separarse, por mucho que no se dividan:

Si los que se separan se dividen,

Ya estaban desde siempre divididos…

Yo les dije:

-Con que, hasta el fin del río...

Y José Coronel, rápido:

-Oiga, Pater, buen título ése para una poesía que sea un

libro. Haga V. un poema con ese título. Y yo:

-Pues sí que es hermoso: RIO HASTA EL FIN.

Entré un momento en la casa y salí luego con las maletas ya hechas -entre ellas el Altar portátil- y los cuatro primeros versos: Mar, Lago, y Río del aún no nacido, pero ya concebido poema.

Poco después, por la última vuelta del río, con un gran ruido intermitente de motores viejos, aparecía el barquito planero que esperábamos y en una de cuyas planas -como entre brutos animales- había yo de llegar hasta el fin del río y de mi poema:

RIO HASTA EL FIN

Y en su Epílogo al poema, concluye:

MAR, LAGO Y RIO

RIO hasta el fin porque ha nacido lago

Y en el mar, lago libre, prisionero,

Con el vuelo del viento bajo y subo,

Río hasta el fin porque he nacido río.

Es, desde luego, José Coronel Urtecho, quien a bordo de este barco, navegando por el río San Juan, le contesta a Angel:

TE HE SALUDADO AL RIO

a Angel

Te he saludado al tuyo como mío

donde uno somos y corremos río

Le abrí en dos labios hondos con tu quilla

mis aguas suyas a tu maravilla

que un solo tres los dos en cada orilla

soy tanto cuanto cuanto tanto canto.

Soy suyo y tuyo y mío río trío

si en trinos trino adiós como divino.

Adiós, adiós ayer que el mar me espera

lo mismo que nos viva o que nos muera

ayer, hoy y mañana, y tuyo y mío

porque uno somos y corremos río.

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