El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Las tareas de la paz

Por José Luís Amador.
Antropólogo Social.

La abolición del ejército y nuestra declaratoria como país de paz no son suficientes. El acontecimiento de isla calero debe servir para recordarnos que hay tareas inconclusas y labores que se nos quedaron en el tintero pero todavía es tiempo de ponernos al día.

Fortalecer una filosofía de paz.

No estamos formados en una filosofía de paz. Nuestros jóvenes saben que Costar Rica es un país que aspira a la paz, pero el sistema educativo no trabaja sistemáticamente para la paz. La sabia decisión de don Pepe en lo concerniente a la abolición del ejército no es por sí misma suficiente medida para forjar una cultura de paz, sin un ideario y una acción educativa complementaria que consolide esa cultura.

En estos días mientras se daba la discusión en la OEA como resultado de las gestiones de Costa Rica ante ese foro de cara a los hechos de isla Calero, un presentador de noticias recibía llamadas telefónicas pero interrumpía y acosaba a los participantes forzándolos a manifestarse en contra de la lentitud del proceso: ¿están ustedes de acuerdo con el procedimiento en la OEA? ¿Están de acuerdo con tantas dilaciones…? El proceso estaba en marcha y culminó con un triunfo diplomático en esa fase. Pero el presentador no podía esperarse. Y el panorama es todavía más preocupante en las redes sociales donde la guerra verbal ya empezó.

Ciertamente podemos no entender o no compartir el procedimiento de los organismos internacionales, pero es de hacer notar que la decisión de supeditarnos a tales mecanismos internacionales, fue tomada por nuestro país desde 1949 y es la contraparte de la abolición del ejército. No es pues hora de cambiar de caballo así sobre la marcha. No al menos cruzando el río y en las primeras de tanteo… Si nuestra población no entiende eso, es porque no ha sido educada en el costo beneficio de no tener ejército y se ha fallado en darle los insumos para entender cuáles son los caminos a seguir en un momento crucial como éste. No queda otra: tendremos que educarnos mutuamente sobre la marcha. Pero los riesgos son altos porque algunos pierden la paciencia.

Estamos viviendo en una Costa Rica que maneja un alto grado de violencia, según se deduce del comportamiento de las barras de futbol, ofensas racistas a jugadores, agresión intrafamiliar y otros ejemplos. Lo grave no es detectar estos problemas. Lo preocupante es que pase el tiempo sin haber creado y colectivizado valores para la paz. La paz no es un discurso. Tampoco es algo inmanente que se lleva en los genes, como pretende la propaganda oficial (No ahora, siempre). No somos un pueblo de paz como quien dice bonito o feo, verde o azul. La paz es un trabajo permanente que supone entre otras cosas un ideario. Una doctrina. Y un trabajo de socialización de esos valores.

Cosas se han hecho, ciertamente. El país ha tenido un Nóbel de la paz, una Universidad para la Paz y una proclama de Neutralidad Perpetua, pero no me atrevería a afirmar que se haya trabajado sobre la población de manera activa y sistemática para crear una cultura de convivencia, respeto y paz, útil también en los momentos de confrontación y conflicto.

También en el campo de la convivencia con otros pueblos carecemos de un ideario. Podemos hablar del solidarismo de Martén y explicar en qué consiste. Pero no podemos hablar del pacifismo costarricense y desarrollarlo en sus aspectos. El pacifismo como filosofía de vida personal o nacional no es un tema nacional más allá de su mención en los discursos oficiales y en cierta propaganda. En esta coyuntura de Isla Calero, la alusión a un ideario pacifista que vaya más allá del enunciado, ha estado ausente en los discursos del Canciller o del Embajador OEA. Pienso que un discurso más estructurado en este sentido hubiera sido importante y comprometedor para el mundo. Hay que admitir que el tema del pacifismo sí ha aflorado en el discurso de doña Laura, pero no responde a un pensamiento denso, no por incapacidad de la mandataria sino por ausencia de un referente teórico doctrinal. Si no hay un pensamiento pacifista denso, doctrinal, en nuestro discurso internacional y en la imagen que se proyecta hacia nuestro pueblo, nuestra posición oficial podría parecer blandenguería y no se trata de eso. [1]

El incidente de isla Calero podría ser la oportunidad para repensar la paz y fortalecer este valor nacional como cotidianidad, como cultura y filosofía de vida de nuestro pueblo. No paz para la guerra, como ocurrió en los 80, cuando se utilizaba a nuestro pueblo como vitrina para comparar y confrontar con el Régimen Sandinista que Estados Unidos quería desestabilizar. En aquel momento se promovía en Costa Rica una apología de la paz cuyo objetivo final era guerrerista. Tampoco conviene caer en esa trampa. La lucha por la isla Calero será larga. Pero eso no nos debe asustar. Posiblemente la paciencia sea parte de lo que tenemos que aprender. Pero ya sabemos que esa lucha pasa por un fortalecimiento interno de nuestra cultura y nuestra vocación de paz activa (distinta y distante de la pasividad). Tenemos entonces que formarnos para la paz, pero la paz es algo práctico. Es una tarea diaria e implica reaprender.

La paz empieza por casa… Pocas veces escuchamos a nuestros educadores hablar de Luther King o Gandhi. El discurso por la paz tiene algo místico. Jesucristo y San Francisco abogaron por la paz. Pero también es algo eminentemente práctico y funcional. Una ideología de paz nos ayuda a manejar conflictos. Internacionalmente el discurso de la paz es nuestra carta política de presentación. Es nuestra estrategia y nuestra opción histórica tomada hace 62 años. Es el camino que nos distingue. Y aunque insisto en que hay que profundizarlo, es el camino que recorrieron nuestros abuelos, ellos fueron campesinos, maestros y abogados, que construyeron una nación civilista. Es el camino que hemos transitado, aunque no sin imperfecciones, y de eso estamos hablando. La paz es una tierra que hay que sembrar. Es a veces tierra fértil, pero en otras hay ortigas y piedras. Es la naturaleza humana imperfecta de cada uno de nosotros. Pero ese es el reto.

La chispa en el polvorín. Pero la cosa es seria. Estamos viviendo una época de bastante violencia en nuestra propia casa. Si a esto le sumamos la presencia de una colonia nicaragüense abrumadoramente alta y el conflicto en la frontera, más otras fricciones que se han venido acumulando y que muchos no quieren ver, se comprenderá que hay condiciones para que se produzca el efecto de la chispa en un polvorín. Una agresión en un bar, un pleito en una esquina, un herido, o un muerto a causa de este conflicto. Nada de esto es imposible. Quien podrá detener a las masas en ese momento. Es hoy cuando hay que fortalecer el discurso de la contención y el autocontrol. La paz no es solo un asunto espiritual, que también lo es. Es un asunto político. Urge acuñar y diseminar valores. “Un hombre de paz es un hombre triunfante”. “Una mujer serena y auto controlada es una mujer ganadora”. “Los pueblos de paz son pueblos con futuro”. Y aun más: “Pase lo que pase nuestros pueblos, Costa Rica y Nicaragua, se encontrarán otra vez y caminarán juntos”. Esto que hoy me resulta fácil decir, no será fácil de sostener cuando yo mismo sea víctima de un atropello real o subjetivo. Por eso hay que empezar a elaborar esos conceptos ahora, antes que la chispa prenda realmente, y crear un espíritu colectivo de paz, de modo que si uno de nosotros se violenta, los otros tengan elementos para manejar la situación. Es la filosofía de la paz. Los valores de convivencia. Respeto tolerancia, que se deben trabajar desde siempre en cada equipo de futbol hogar escuela, programas de radio, etc. El punto es que estaba escribiendo esto cuando me enteré de una supuesta bomba molotov en la Embajada Nicaragüense. La chispa puede ir o venir. De eso estamos hablando.

Pero hay más tareas para lograr la paz, que están pendientes. Son tareas hacia adentro y hacia afuera. La noche es larga y hay tanto de qué hablar.

La Unión. 17 de noviembre de 2010

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