Por nuestros migrantes

“Me asaltaron, me golpearon y fueron los mismo federales los que hicieron esto”, contaba desde Arriaga, en el Estado de Chiapas un migrante que tenía 20 días de haber salido de El Corpus en Choluteca en el sur del país. “Pero no me regreso tengo que llegar a los Ángeles, California”, decía aquel joven mientras le curaban las heridas en una casa migrante.

Esa es la pesadilla que a la que se someten nuestros migrantes que toman la difícil decisión de abandonar a sus familiares, a sus amigos y su lugar que los vio nacer para ir en busca de oportunidades de empleo. Esta es la historia que se repite en cada uno de los rostros de muchos hombres y mujeres, jóvenes la mayoría.

En el camino, los migrantes no hablan de política, no hablan ni de Lobo ni de Zelaya, no hablan de asambleas constituyentes, no hablan ni de golpistas ni de golpeados, las pláticas giran alrededor de la falta de empleo, lo caro que está la vida con los precios por las nubes, hablan del abandono del campo, hasta del tema de la inseguridad. Pero las pláticas se vuelven nostálgicas cuando hablan de la familia, de los amigos, y del lugar que tuvieron que abandonar. Se alegran cuando se encuentran a un paisano en ese camino lleno de terror.

En la recién finalizada Caravana de Búsqueda que recorrió la ruta de los migrantes en busca de los desaparecidos, y que acompañó Radio Progreso, pudimos ver el terror en los rostros de nuestros migrantes. Tienen que cuidarse de los asaltantes, de los secuestradores, además de los policías federales y hasta de caerse de “la bestia de acero” como le llaman al temible tren.

Un dato para llenarnos de tristeza: cuando nuestros migrantes tocan a la puerta de un consulado en el país azteca, e inclusive a la embajada en el Distrito Federal, lo que reciben por respuesta son excusas y más excusas con tal de no atender sus problemas. “Es más, no visitan ni las casas migrantes peor para que visiten las cárceles, ninguna autoridad consular busca apoyar a sus migrantes”, manifestó a Radio Progreso el sacerdote José Alejandro Solalinde, encargado de la casa migrante de Arriaga, Chiapas.

¿Hasta cuando el país seguirá siendo gobernado con políticas fracasadas que ponen como “carne de cañón” a la población migrante que busca oportunidades en tierras extrañas? Los temas de las pláticas de nuestros migrantes confirman que es urgente la refundación de Honduras para busque solventar los grandes necesidades de la población.