15 de noviembre de 2010
Los malos resultados en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) de la pésima gestión diplomática del gobierno del Presidente Ortega en relación a los innegables derechos nicaragüenses sobre el Río San Juan, incluso el derecho a su dragado, no deben conducir a más y mayores errores.
La amenaza de retirar a Nicaragua de la OEA carece de todo sentido, y arriesga catastróficas consecuencias económicas para el país que vería aumentar pavorosamente el desempleo y la pobreza. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) forma parte del Sistema Interamericano. Abandonar la OEA significaría quedar automáticamente excluido del BID, y todo el programa financiero externo, del que tanto depende Nicaragua, se vendría al suelo. Es increíble la ignorancia de quienes rodean al Presidente Ortega que no han podido advertirle de semejante error.
Por otra parte, la campaña de mantas que aparecieron el fin de semana asociando la defensa de la soberanía sobre el Río San Juan con la inconstitucional candidatura de Ortega en el 2011, tiende a dividir la amplia unidad nacional que se ha gestado en torno a la defensa de los intereses de Nicaragua. Es mezquindad histórica y política, la misma mezquindad que tanto daño ha causado a los intereses territoriales y marítimos de Nicaragua en el pasado, intentar partidizar la defensa de la soberanía nacional sobre el Río San Juan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario