MONSEÑOR, JOSE ANTONIO LEZCANO Y ORTEGA.
Nació el 10 de Abril de 1866, en la ciudad de Granada. Fue nombrado Arzobispo de Managua el 3 de Mayo de 1914. Fue el primer Arzobispo de Managua. Murió el 6 de Enero de 1952, tres meses antes de cumplir los 86 años.
MONSEÑOR, VICENTE ALEJANDRO GONZALEZ Y ROBLETO
Nació el 5 de Abril de 1884, en la ciudad de Chinandega. Le sucedió a Monseñor Lezcano como segundo Arzobispo de Managua por derecho de sucesión. Murió el 17 de Junio de 1968.
MONSEÑOR, MIGUEL OBANDO Y BRAVO.
Nació el 2 de Febrero de 1926, en La Libertad, Departamento de Chontales. Le sucedió a Monseñor González y Robleto como tercer Arzobispo de Managua, después de un año y ocho meses de su muerte, el 16 de Febrero de 1970. Fue nombrado Cardenal el 25 de Mayo de 1985 por Su Santidad el Papa Juan Pablo II. Sigue vivo, habiendo sido retirado del cargo de Arzobispo por razones propias de la edad límite.
Esos fueron los tres predecesores del actual Arzobispo de Managua, Monseñor Leopoldo Brenes y Solórzano, llamado cariñosamente “Polito,” por su apariencia beatífica que proyecta.
La razón de este escrito es señalar el gran error, todos cercanos a la simonía, de cada uno de ellos.
Monseñor Lezcano y Ortega empezó su arzobispado con aureola de santo y de hecho lo fue por mucho tiempo, hasta que se encontró cara a cara con el poder maléfico de Anastasio Somoza García. El fundador de la dictadura dinástica tenía complejo de sangre real y como tal coronó a su reina, nombramiento que le tocó, no a su señora esposa, Salvadora DeBayle Sacasa, sino a su hija, Lilian Somoza DeBayle. Lilian fue nombrada reina de la Guardia Nacional y quien la coronó en una ceremonia oficial efectuada en la santa catedral de Managua, fue el Arzobispo de Managua, Lezcano y Ortega, quien cometió el acto sacrílego de usar la corona de la Virgen de Candelaria para coronar la testa de la hija del dictador.
Monseñor Vicente Alejandro González y Robleto, de la alta burguesía nicaragüense, tomó el cargo de Arzobispo de Managua el día 7 de Enero de 1952, un día después de la muerte de Monseñor Lezcano y Ortega, por derecho pre establecido de sucesión. Personaje frívolo y arrogante, se creía la encarnación del cardenal Richelieu, por lo que a estar a la diestra del soberano se refiere. Se pueden decir de él muchas cosas, pero basta decir que su principal actividad mundana era la usura que hacía que las cantidades de dinero que prestaba fueran impagables por los altos intereses que cobraba, lo que a su vez le servía para hacerse de propiedades por menos de la mitad de su valor.
Su pecado mayor, además de bendecir las armas con que se asesinaba al pueblo, fue haberle oficiado funerales de príncipe de la iglesia al sanguinario dictador cuando las balas disparadas por Rigoberto López Pérez terminaron con su vida.
Monseñor, Miguel Obando y Bravo, repuso a Monseñor González y Robleto como Arzobispo de Managua, el 16 de Febrero de 1970. Se dice que la caída de un alto personaje de la cúpula del poder somocista, se debió a la escogencia de ese oscuro obispo que por esa época misionaba en las montañas de Matagalpa. “A ese negrito lo mangoneamos fácilmente,” dijo la estrella caída y salió todo lo contrario. Esos fueron los años en los que por su postura firme ante la dictadura se le llamaba, “el Comandante Miguel.” Participó como negociador principal y enlace entre el gobierno y los guerrilleros en las dos principales tomas de rehenes por parte del FSLN, el de la casa de Chema Castillo y en el de la toma del Palacio Nacional en la que tomaron como rehenes a todos los Senadores y Diputados que se encontraban reunidos en el Congreso.
Llegó a Cardenal durante la década del FSLN el 25 de Mayo de 1985.
Ahora el Emérito Arzobispo de Managua y Príncipe de la Iglesia Católica, es el principal aliado del gobierno del Comandante Ortega y su capellán personal. Se enriqueció a través de COPROSA, un ONG que recibía ayudas millonarias para las necesidades de la Iglesia, pero se quedaban en los bolsillos de él y de su hijo espiritual, Roberto Rivas Reyes, quien manejaba a su antojo las donaciones de COPROSA, usando las dispensas de impuestos para provecho propio. Rivas Reyes se puede considerar el contrabandista más fuerte de Nicaragua y esa es la base de su gran fortuna, todo con la venia de Monseñor Obando Y Bravo. No se puede hablar de su pecado mayor porque aun sigue pecando con la misma agilidad y avaricia de siempre.
Quizás lo más grave hasta el momento sea la presencia de Roberto Rivas Reyes como presidente del CSE, organismo que está al servicio del orteguismo. Todos los votos hasta hoy robados, sin lugar a dudas son responsabilidad de quien lo mantiene en ese cargo, o sea: MIGUEL OBANDO Y BRAVO.
¿Cuál de los tres ha sido el peor, el sacrílego; el usurero o el traidor a su sacerdocio?
Nosotros no somos jueces. Eso es tarea de Dios definirlo.
Roguemos para que Monseñor Leopoldo Brenes y Solórzano no caiga bajo la amenaza del chantaje, ni ante las tentaciones del poder y se mantenga fiel al pacto hecho con Dios.
Jorge J Cuadra V
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