El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 28 de noviembre de 2010

IGLESIA VIVA

Revolución Sandinista en Nicaragua

La Revolución Sandinista en Nicaragua levantó durante diez años las esperanzas de los pobres en América Latina. Habiendo tenido lugar también durante la Guerra Fría y además en el recrudecimiento de ésta liderado por el presidente Reagan (1981-1989) con su Guerra de las Galaxias, se hizo clásica la imagen del pequeño David luchando para defenderse del gigante Goliat. La pequeña Nicaragua y su pueblo tenaz contra los grandes Estados Unidos y su presidente neoliberal y neoconservador, protector de los "Luchadores por la Libertad”. Con estas palabras quería Reagan -"el Gran Comunicador”- dar un carácter de héroes a los que hacían la contrarrevolución desde las plataformas de Honduras, equiparándolos con los que en las 13 Colonias de la Costa Atlántica lucharon por la libertad y la independencia en el siglo XVIII para formar los Estados Unidos de Norteamérica y forjar su independencia del Imperio inglés, El 25 de enero de 1990 Daniel Ortega, presidente de la Nicaragua sandinista y Sergio Ramírez, candidato a la Vicepresidencia, fueron derrotados en las urnas por la Unión Nacional Opositora (UNO) que llevó como candidata a la Viuda del periodista asesinado Pedro Joaquín Chamorro, Violeta Barrios. En el haber de la Revolución Sandinista hay que contar la victoria contra la dictadura somocista que, con una operación dinástica y un apoyo casi incondicional de los diversos gobiernos estadounidenses desde Franklin Roosevelt hasta Gerald Ford (1932-1976) y un dominio absoluto sobre la Guardia Nacional, había enriquecido a la familia gobernante y a sus allegados y había perseguido y, sobre todo dividido, a sus opositores, e incluso pactado con ellos corroyendo y corrompiendo sus posiciones patrióticas. Hay que contar también la Reforma Agraria, la Gran Cruzada de Alfabetización que despertó la capacidad para el sacrificio generoso en una juventud llena de expectativas y esperanzas, la dedicación a los pobres de la capital y su organización nacional, el esfuerzo por poner bases para un desarrollo agroindustrial e industrial del país, la heroica defensa del proceso revolucionario frente a la intervención flagrante de los Estados Unidos que llegaron a negociar clandestinamente armas para la contrarrevolución incluso con un gobierno tan hostil a ellos como el del Irán del Ayatolah Jomeini, y el sometimiento de la revolución a la voluntad popular en dos elecciones democráticas y libres, una ganada y otra perdida. En su debe hay que contar la alineación con el bloque soviético, la dependencia del modelo cubano de gobierno y de desarrollo con lo que implicaba de falta de creatividad de un modelo político-económico novedoso, la confianza en las armas y en la guerra más que en la incorporación madura y responsable de la población a tareas revolucionarias de desarrollo, el antagonismo de muchos dirigentes revolucionarios urbanos con la población campesina que hizo que la contrarrevolución pudiera apoyar su lucha intervencionista en el descontento campesino y generar incluso una guerra de campesinos contra el gobierno nacional revolucionario, los rasgos dictatoriales presentes en la requisa de la producción alimentaria campesina para armar una distribución que contribuyera al dominio estatal del comercio de recursos de primera necesidad. Y sobre todo la apropiación por dirigentes del partido sandinista de bienes del Estado y de] pueblo en el periodo entre la derrota electoral y la toma de posesión de Violeta Barrios. Pero lo peor estaba por venir. No se aceptó el dictamen ético de una comisión del mismo FSLN, lo cual llevó a la renuncia del partido de Ernesto y Fernando Cardenal y del mismo Henry Ruiz. Y se concretó el Pacto entre el FSLN liderado por Daniel Ortega y el Partido Liberal de Arnoldo Alemán. En la peor tradición somocista de pactos, el FSLN se aseguró así tanto su mayor peso en el Tribunal Supremo Electoral como en la Corte Suprema de Justicia y de Tribunales inferiores, y el compartir del Parlamento entre ambos partidos. Al mismo tiempo el Sandinismo se volvió Orteguismo o Danielismo al impedir cualquier tipo de relevo en la cúpula del FSLN y cancelar además con un típico truco de los tiempos somocistas la personalidad jurídica del partido Movimiento de Renovación Sandinista, que agrupó a algunos de los más famosos disidentes del FSLN como los ex comandantes de la Revolución Henry Ruiz ("Modesto") y Víctor Tirado y la ex Comandante Guerrillera Dora María Téllez. Y repitió la maniobra al comprar al partido disidente del Liberal, liderado por Eduardo Montealegre, quien se atrevió a desafiar el liderazgo de Alemán. El resultado hoy es una revolución transformada en patrimonio familiar de una pareja presidencial, Daniel Ortega y Rosario Murillo, y de sus numerosos vástagos, y el rechazo de Daniel por movimientos feministas latinoamericanos, que querrían ver que se sometiese a la justicia por haber abusado de una hija de su mujer durante largos años. Sigue siendo multitudinaria la emigración a Costa Rica.

IGLESIA VIVA: Sección ecuménica de EL CORREO, con selección de textos de cristianos comprometidos con el Evangelio, y por ello con la esperanza, la justicia y la libertad.

El texto de hoy es tomado con la autorización de su autor del libro “NO SEA ASÍ ENTRE USTEDES: ensayo sobre política y esperanza”, de Juan Hernández Pico, S.J. UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2010.

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