El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cooperación, Inversión y Pobreza

Por Cornelius Hopmann


Corriendo el riesgo que las diversas agencias de cooperación me mantengan en sus listas negras, pero a mi me parece un insulto que se mida a Nicaragua en términos de su pobreza y pobreza extrema, más aún cuando la metodología sea la de la medición del ingreso o del consumo, ambos criterios de fondo miden solamente la capacidad de compra de la gente, quizás para proyectar mejor cuánto se podrá vender también a quienes están en la base de la pirámide. No es, que no se lo supiera mejor. Con el Índice del Desarrollo Humano las Naciones Unidas disponen de un instrumento que mide el potencial y las capacidades reales de aprovecharse de él, o sea las riquezas de un país y cómo se usan y para qué. ¿Cuando entre FMI, BM y BCN se va usar éste en lugar de aquellos?

Para darle honor a la verdad, hubo hasta un economista del propio Banco Mundial, Charles Kenny, quien mostró en detalle la futilidad de esas metodologías pobres para medir la pobreza. Él incluyó otros factores -de ejemplo expectativa de vida, niveles de educación y salud, derecho a la auto-determinación en estado y trabajo- mostrando que aunque ciertamente los pobres del mundo en cuanto a su poder de compra están rezagados quedándose, en comparación, en los inicios del siglo XX, al tomar en cuenta esos otros factores están por décadas más avanzados que sus homólogos en los países dizque hoy desarrollados estaban en esos mismos inicios. Haciendo análisis comparativo horizontal -al mismo momento histórico- y longitudinal -diferentes momentos en la historia- logró demostrar que casi no hay correlación alguna entre esos indicadores pobres y las condiciones reales de la gente medido en sus oportunidades reales de llevar una vida digna.

Hay mucha hipocresía en todo el planteamiento: de China popular se habla solamente maravillas, cuando de hecho las trabajadores de la maquila nicaragüense tienen salarios más altos y mejores condiciones de trabajo que sus homólogas de género de China popular. A pesar de que China es ya el segundo país en cuanto a la cantidad de personas billonarias, muy poco se habla del coeficiente chino Gini -peor qué Nicaragua-, pero los representantes de las agencias no dejan pasar oportunidad para reclamarnos nuestra desigual distribución de ingreso y consumo como la expresada por ese coeficiente.

No quiero negar ni de lejos que Nicaragua a la fecha ha sido incapaz de aprovecharse de sus inmensas riquezas -para un país pequeño- en recursos naturales y humanos, resultando condiciones de vida precarias hasta miserables para muchos de nuestros conciudadanos. Pero sugiero aprender algo de los Chinos, Coreanos y Vietnamitas, todos dignos representantes de civilizaciones milenarias, las que hasta muy cerca al renacimiento aún superaron a occidente en sus niveles de desarrollo cultural, científico y económico.

Al recuperarse del asalto colonial de los siglos XIX y XX, esos países no lanzaron programas de reducción de pobreza, sino que reivindicaron, esa su herencia, concentrándose en su potencial, su capacidad y sus recursos, en particular humanos, o sea apuntan a su capacidad de aportar algo propio, único al mundo, sin prejuicio de reiniciar el camino preguntándose qué se puede producir para el mundo externo. Tampoco apostaron a la inversión extranjera directa ni mucho menos a que las agencias de cooperación llegasen a desarrollarlos. Esas llegaron hasta que el boom ya había comenzado, para no quedarse por completo afuera.

Hay entonces que encontrar un lugar, en una perspectiva a largo plazo para productos y servicios “brindados por Nicaragua”, tomando en cuenta tanto las particularidades del país y su tamaño como las dimensiones de los mercados globales: ¿Dónde está el “Steakhouse Nicaraguan Organic Beef”; donde se vende muebles y paneles como “Wooden luxuries from Nicaraguan tropical forrests”; dónde se compra “Hand-tailored shoes made of finest Nicaraguan leather”? ¿Solo la inversión extranjera puede poner una tostadora de Café Gourmet Nicaragüense? ¿O es que solamente hay “Flor de Caña, Milenium Edition” como algo auténtico en oferta?

Se dice, que a Nicaragua le falta el capital de inversión para echar andar semejante desarrollo. Más que exculpa, me parece una falacia monstruosa. Según el último informe del Banco Central, la banca nicaragüense dispone de 3.4 mil millones de dólares en activos, solamente que de los mismos solo un poco más que el 20% se canaliza a usos productivos. Todo lo demás se va en créditos personales y comerciales, hipotecas de vivienda y letras del estado. Hay una tendencia creciente de fuga de capital, o sea crece rápidamente la inversión en instrumentos financieros fuera del país.

Como debe haber espíritu patriótico en los banqueros nicaragüenses, entonces deben tener razones muy fuertes para no invertir en el desarrollo de la producción. Solo que nunca hubo un debate nacional -como en sus momentos hasta en China, Corea y Vietnam- de esas razones y qué puede hacer la nación al respecto. En su lugar se pretende que creamos que las microfinancieras, el Banco Produzcamos y por ende programas como Hambre cero o Usura cero resolverán con mini-fondos, si los comparamos con lo que la banca nacional puede aportar, pero no quiso o no pudo enfrentar.

Además hay entre 300 a 400 millones, que PdVSA se chupa cada año a Nicaragua cobrándole el precio completo del petróleo, para re-canalizarlo después vía Albanisa a inversiones en Nicaragua. Para mi, ni si quiera es indispensable que ese proceso de re-inversión de capital acumulado en Nicaragua se controle por medio del presupuesto de la República y la Asamblea Nacional. Por el momento me bastaría que se publicara informes trimestrales con el mismo nivel de detalle y confiabilidad que se les exige a corporaciones notadas en la Bolsa de Nueva York. En suma capital hay, y hay de sobra .. y sin ni si quiera tomar en cuenta los fondos, en reducción, de la cooperación bi- y multilateral.

Ahora bien, sucumbiendo a décadas para no decir siglos de malas enseñanzas, muchos nicaragüenses me dicen: en Nicaragua todo eso no se puede. Yo contesto preguntando: ¿cuándo se lo ha intentado, no como una carrera de campañas, sino como un maratón de varias generaciones?. Me temo nunca ...

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